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Acuerdo de París. Así actuará Colombia frente al cambio climático es un libro para comprender el significado de las negociaciones realizadas en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 21) y su incidencia en Colombia.
Este texto recoge datos sobre cómo fue el acuerdo, las negociaciones, la propuesta de Colombia en ese encuentro global, en qué consiste la contribución del país, las estrategias y el proceso de mitigación en el país.
La autoría y compilación de los artículos fue realizada por Carolina García. La edición estuvo a cargo de WWF, Fundación Natura y el Ministerio de Ambiente, su distribución es gratuita.
Descargue: El Acuerdo de París: así actuará Colombia frente al cambio climático
Durante sus últimos años de vida, el investigador de origen holandés Thomas van der Hammen, se dedicó a escribir sus memorias.
Una viva vivida es el resultado de horas de relatos sobre lo que fue su trabajo científico, su visión espiritual y emocional.
El libro se publica seis años después de su fallecimiento, por el Instituto Caro y Cuervo y el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, con apoyo de la embajada de Holanda.
Foto arriba: Instituto Caro y Cuervo
Bogotá. El novedoso microscopio puede bucear para estudiar en tiempo real los milimétricos aconteceres de los fondos marinos.
Es calificado como una verdadera revolución para la ciencia, porque normalmente, cuando los investigadores retiran los organismos de su hábitat natural hacia el laboratorio se pierde mucha de la información y el contexto.
Por esta razón, en un intento de superar este reto, el científico Jules Jaffe del Instituto Scripps de Oceanografía en la Universidad de California en San Diego, y su equipo, desarrollaron el nuevo tipo de microscopio bajo el agua con el fin de que los microorganismos marinos puedan ser vistos en su entorno natural sin ser molestados.
El resultado es el llamado Microscopio Submarino Bentónico o BUM y consiste en un ordenador bajo el agua compuesto de dos partes, con una interfaz buzo atado a una unidad de imagen microscópica con una resolución de una micra, una micra es equivalente a una millonésima parte de un metro. Es tan avanzado que el sistema es capaz de ver características tan pequeñas como células individuales bajo el agua.
Con él, los científicos han podido observar guerras por los territorios a escalas muy pequeñas que emprenden, por ejemplo, los corales llamados pólipo.
El instrumento tiene una lente de aumento alto, un anillo de luces LED enfocados para exposiciones rápidas, capacidades de imagen de fluorescencia, y una lente sintonizable flexibles, similares al ojo humano, para cambiar el foco para visualización de estructuras en 3-D.
«Para entender la evolución de los procesos dinámicos que tienen lugar en el océano, tenemos que observarlos a la escala apropiada», dijo Jaffe.
Para poner a prueba la nueva tecnología, los investigadores llevaron el microscopio al mar, utilizaron ‘in situ’ el sistema de imagen para ver los pólipos de coral de tamaño milimétrico en la costa de Israel, en el Mar Rojo, y fuera de Maui, Hawaii.
Durante los experimentos en el Mar Rojo, realizados en colaboración con investigadores Amatzia Genin y Rael Horwitz del Instituto Interuniversitario de Ciencias del Mar en Eilat, Israel, los científicos capturaron las interacciones de dos corales de diferentes especies colocados uno cerca del otro. Las imágenes revelaron los procesos de micro-escala en la que los corales emiten filamentos en forma de cuerda que segregan enzimas de su estómago para librar una batalla territorial química y destruir el tejido de otras especies, en una competencia por el espacio del fondo marino.
Sin embargo, cuando los investigadores colocaron corales de la misma especie una al lado de la otra, encontraron que no expulsan estos fluidos gástricos.»Pueden reconocer amigo contra enemigo», Andrew Mullen, un estudiante de doctorado en Scripps y de la Escuela Jacobs de Ingeniería y co-autor principal del estudio, publicado en la revista Nature Communications. Ellos también capturaron uno de los mayores eventos de blanqueamiento de corales.
«Este instrumento es una parte de una nueva tendencia en la investigación oceanográfica para llevar el laboratorio al océano, en vez de traer el océano para el laboratorio«, explicó co-autor principal del estudio Tali Treibitz, un exinvestigador postdoctoral de Scripps, ahora en la Universidad de Escuela de Charney de Haifa de Ciencias Marinas.
Jaffe y Mullen están ahora preparando el instrumento para tomar imágenes de las partículas microscópicas en el agua cerca de la superficie de los corales para estudiar cómo el flujo de agua sobre los corales les permite intercambiar los gases necesarios para respirar.
La W. M. Keck Fundación, la Fundación Nacional de Ciencia, la Fundación Enlace para la ingeniería de Océano, y la Fundación EE.UU.-Israel Binacional de Ciencia, apoyaron el desarrollo de este instrumento y su investigación.
*Con información y fotos del Laboratorio Submarino Jaffe –
Instituto Oceanográfico Scripps –
Universidad de California, San Diego.
De dos en dos van acrecentando cada una de las familias del bosque. Pequeñas cabezas de monitos recién llegados al mundo se asoman sobre la espalda del padre y miran con asombro a su alrededor.
Desde abajo un grupo de investigadores sigue sus movimientos: caminan cuando ellos caminan, corren si los monos saltan de árbol en árbol, se ponen alerta si la manada emite señales de peligro.
El grupo, conformado por dos profesionales en biología y un auxiliar, va tras ellos cada día, cargado de un equipo de telemería (rastreo por ondas de radio) para estudiar su comportamiento, alimentación, reproducción, y por esta temporada, reportar nacimientos. La Telemetría funciona con la instalación de un transmisor en un chaleco especialmente diseñado para el cuerpo del macho líder, que produce ondas y permite su ubicación.
Esta es la época más feliz del año en la reserva natural de El Ceibal, en Santa Catalina (Bolívar), área dedidada a la protección de los monos titíes (Saguinus oedipus) por la Fundación Proyecto Tití, porque es tiempo de los nacimientos.Las nuevas vidas llenan de esperanza a los biólogos que tienen como tarea recuperar la población.
Hasta el momento han nacido cuatro monos. Los primeros en ser padres fueron ´Savage’ y ‘Wilson’, luego ‘Cat’ y ‘Jon’.
Los biólogos que los miran desde abajo, reportan que los pequeños críos, que se mantienen arrunchados en la espalda del papá, han ido madurando y están sanos y fuertes. Sus padres los cargarán hasta que puedan defenderse, y si la naturaleza cumple su curso, llegarán 36 más a la reserva, durante toda la temporada.
Este bosque, uno de los más estudiados del país, acoge a 18 familias de monos cabecibalncos, de estas la Fundación Tití monitorea desde hace más de diez años a 11. Los investigadores las conocen a todas, han entrado en la ‘sala’ de cada una de esas familias y saben ‘quien es quien’ en la manada.
Así como ocurre en los humanos, el grupo familiar está compuesto de padre, madre, hermanos mayores y menores. Algunos son de siete integrantes otras de nueve. Los investigadores a los largo de los años, recorrido por recorrido, también han visto que cuando los titíes llegan a la adultez, se van de la casa y forman nuevos ‘hogares’.
El hábitat de los monos cabeciblancos es el bosque seco tropical, ecosistema considerado como el más amenazado del planeta. Los estudios indican que solo queda el 5 por ciento de su área original, en relictos de Huila, Bolívar, Atlántico, Córdoba, Guajira y otros más.
El Ceibal es uno de esos relictos, con 470 hectáreas, que se han convertido en la única área protegida en el mundo donde los titíes viven en estado silvestre. Fue salvado de la deforestación por la Fundación Proyecto Tití y otras entidades nacionales y regionales al declararlo reserva. En efecto, una de las mayores amenazas para el tití es la ausencia de bosque debido a la deforestación para ganadería. También la captura ilegal y el posterior tráfico ilegal para su venta como mascotas o para coleccionistas en otros países.
En los años 70 se produjo una masiva exportación de titíes a los Estados Unidos con destino a laboratorios científicos, lo que ocasionó el inicio del declive de la población.
Es por esto que el tití cabeciblanco fue clasificado en la categoría de (CR) Críticamente amenazado, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Esto significa que está a un paso de la extinción.
Por esta razón, es comprensible que allí en El Ceibal, se celebre sin excepción cada nacimiento.
Hace solo unas semanas, exactamente el 16 de agosto, festejaban el Día Nacional del Tití declarado por el Ministerio de Ambiente. En esa fecha los jóvenes del pueblo de Santa Catalina recrearon bailes, canciones, comparsas, pancartas alusivas y se disfrazaron de monos para agradecer la existencia de la especie.
En el Ceibal, como ocurre en la región Caribe, se presenta una fuerte sequía durante los primeros meses del año, caracterizada por el poco alimento para la fauna. Cuando la comida escasea, los monos deben acudir a una dieta de insectos y lagartijas.
Luego viene la temporada de lluvias, tiempo exquisita comida. Los titíes consumen aproximadamente 80 variedades de plantas que significan un alto sustento nutricional. La lluvia hace que la flora brinden toda una variedad de frutos, resinas, flores y néctares que aprovechan los monos.
La lluvia también trae la vida, es tiempo de fertilidad. Es por esta época que las hembras entran en gestación. Así que el ciclo se cierra cuando al finalizar la temporada seca nacen los bebés tití.
Rosamira Guillén, directora de la Fundación Tití, con sede en Barranquilla, comenta que este año, la eterna sequía hizo que se retrasaran los nacimientos. A cambio, el agua que ya cae a cántaros en el bosque, trajo consigo nuevas vidas y más alimento para esos pequeños críos.
“Esperamos como todos los años que cada familia tenga dos gemelos, aunque a veces viene solo uno. Es una situación directamente relacionado con su disponibilidad de comida”.
Si de alimento se trata, hay que hablar de estos monos endémicos (únicos) de Colombia, que no escapan de la ley del bosque.
«Así como nacen, también mueren siendo parte de la cadena alimenticia o trófica porque son un gran bocado para aves rapaces, serpientes o mamíferos»- explica Rosamira.
“Ocurre y nos duele, pero debemos registrar decesos de monos por depredación, es la naturaleza”.
Para evitar ataques, los titíes han desarrollado un instinto territorial y se cuidan entre ellos para ahuyentar a los depredadores. Por eso viven en áreas intermedias de los árboles, ni muy arriba donde atacan las rapaces, ni muy abajo a donde llegan las boas.
“Ellos son similares a los humanos en muchas cosas, tienen su propio territorio y como si fuera un conjunto residencial, cada uno vive en su casa, pero todos comparten áreas comunes. Cada noche cambian de árbol para protegerse«, cuenta la Directora de la Fundación.
La Fundación tiene claro que una de las mejores formas de preservar a este primate es tener más bosques en las condiciones que requiere la especie, bien conservados.
Por eso adelanta un estudio comparativo en el municipio de San Juan Nepomuceno (Bolívar), donde van a proteger una reserva de 70 hectáreas, ubicada junto al Santuario de Fauna y Flora de los Colorados, que conserva mil hectáreas.
En San Juan harán un estudio completo de los grupos de titíes que la habita, por ahora están conociendo el terreno y las familias de monos.
El trabajo de los investigadores que buscan en sus recorridos la mirada de los bebés-mono en la espalda de su padre, no es aislado. En la Fundación hay un total de 20 empleados que trabajan a diario por proteger a los monos. Ellos desarrollan proyectos de investigación científica, educación ambiental y alternativas económicas para la comunidad que antes vivía de la naturaleza como sustento: venta leña y comercio ilegal de fauna.
Aspiran a que su trabajo se vea reflejado en la restauración del bosque seco y el aumento de las manadas para seguir ‘persiguiendo’ por el bosque a los monitos saltarines que se asoman nerviosos en la espalda de su padre.