Minería y ganadería amenazan agua y vegetación de PNN Pisba
Publicado el 8 noviembre, 2016
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Extracción de carbón a 500 metros del nacimiento de la quebrada El Tirque, en Socha (Boyacá) y pastoreo generalizado, son dos de las afectaciones que enfrenta esta parque natural. Autoridades a cargo buscan alternativas para disminuir el impacto.
Las aguas residuales provenientes de los socavones donde se explota carbón y los desechos de estas excavaciones, ponen en riesgo la calidad de vida de quienes se surten de la laguna de Socha y de la quebrada El Tirque.
Estas dos fuentes se alimentan a su vez de los escurrimientos y las filtraciones que provienen del complejo de páramos del Parque Nacional Natural de Pisba, un área protegida de 45 mil hectáreas que hoy subsiste mientras ofrece servicios ambientales como el agua, el oxígeno, la regulación de los ciclos hídricos y la conservación de los suelos.
Pese a su importancia, la minería legal e ilegal y la ganadería, especialmente, tienen en vilo a quienes deben de velar por la protección de esta reserva: los funcionarios de Parques Nacionales Naturales.
Además de la circunstancia que se presenta en Socha, en el municipio de Tasco se han evidenciado lixiviados generados por la minería que impactan la vegetación y aunque el tema ya ha sido expuesto en la Mesa Minero Ambiental y lo conocen entidades como Corpoboyacá y la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (Anla) el problema persiste.
Un informe de Greenpeace Colombia sobre la totalidad del páramo de Pisba reporta que allí se han entregado 88 títulos mineros que comprometen 13.508 hectáreas de las 81.481 que corresponden a este ecosistema, y que en jurisdicción de Tasco la minería ilegal también ha provocado daños incalculables.
Sobre este asunto el experto Rodrigo Negrete pidió la urgente revocatoria de los títulos mineros en zonas de páramo, así como la declaratoria de la moratoria minera, una medida que busca implementar mecanismos de regulación, control y seguimiento participativo a la actividad extractiva en Colombia.
Ganado en el parque
Otra de las circunstancias que genera conflicto es el pastoreo de ganado en todos los municipios que limitan con el Parque y con el páramo: Socha, Socotá, Tasco, Mongua y Pisba. A pesar de que los ganaderos conocen las restricciones para que sus animales pasten allí, afirman que la tenencia de sus semovientes constituye la única forma de subsistir y de ahorrar para el futuro.
En los recorridos de control y vigilancia que periódicamente realizan los funcionarios por el territorio del Parque, se advierte el tránsito de semovientes por zonas pobladas de vegetación paramuna, deforestación, quemas para abrir potreros y hasta cercas para el encerramiento de los bovinos.
En otros trayectos como el que del sector de La Romasa conduce a Pueblo Viejo, especialmente a la altura del sector de Quebradas, zona rural de Socotá, se evidencia que el ancho del sendero que hace parte de la Ruta Libertadora fue ampliado para el tránsito de vehículos sin el permiso de la autoridad ambiental. Estos trabajos ocasionaron daños al paisaje y presencia de sedimentos en los cuerpos de agua.
Medidas de control
Adriana Pinilla Guzmán, la directora del Parque Nacional Natural de Pisba, admite que esta área ha sido habitada, dentro del parque y en sus límites, antes de que el mismo fuera declarado como bien público ambiental por el gobierno nacional.
Para superar esta especial situación y avanzar hacia un adecuado ordenamiento del territorio, Parques Nacionales adelanta:
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Estudios jurídico-prediales que permitan determinar el estado
real de la propiedad y saber cuáles son los límites del Parque de Pisba y las zonas que pertenecen a los campesinos.
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Existe la opción de que el Estado, a través de los municipios o el departamento, pueda comprar a particulares zonas de páramo para su conservación.
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El Ministerio de Ambiente, a través de Parques Nacionales Naturales, recopila información para el diseño del Plan de Manejo, instrumento que ayudará a priorizar las acciones de restauración para devolver el equilibrio natural en lugares afectados.
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Como complemento, se ejecutan proyectos de educación ambiental y de capacitación a los habitantes de zonas rurales en sistemas de producción sostenible.
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En cinco años se prevé disponer de un estudio de alternativas ecoturísticas que permitirá avanzar hacia nuevas y menos lesivas relaciones económicas entre el páramo y las personas que por décadas han convivido con él.
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