Las tareas pendientes de Cristian Samper en WCS
Publicado el 16 marzo, 2017
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Si el biólogo Cristian Samper, presidente y director ejecutivo de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre (Wildlife Conservation Society – WSC), regresara a trabajar a Colombia como científico, no dudaría en dedicarse a la Entomología, estudio de los insectos.
Seguramente se reencontraría con su pasado, como cuando siendo muy joven llenaba la mesa del comedor de su casa de escarabajos, arácnidos y animales alados. También investigaría sobre Astronomía y volvería a su sitio favorito, Chingaza, donde pasó parte de su juventud. Allí estaría mucho tiempo contemplando y estudiando el páramo.
Pero por ahora, el investigador —nacido en Costa Rica y criado en Colombia— tiene que cumplir compromisos relacionados con el mantenimiento de la biodiversidad en distintos lugares del planeta.
Como cabeza de WCS dice que su reto es enorme. Esta no sólo es una de las organizaciones conservacionistas más antiguas del mundo, con 120 años de creación, sino que él es el primer latinoamericano en dirigirla.
Antes de llegar allí, fue primer director del Instituto Humboldt y uno de sus fundadores, luego trabajó en el Instituto Smithsonian en Panamá y hasta el año pasado dirigió el Museo Historia Natural de Washington.
Entre el 7 y 9 de marzo estuvo en Barranquilla (Atlántico) como invitado del XIV Encuentro de Educación Ambiental organizado por la Asociación Colombiana de Parques Zoológicos y Acuarios (Acopazoa), la Fundación Jardín Botánico Zoológico de Barranquilla (Zoobaq) y el Instituto Humboldt.
Fue en desarrollo de esta actividad —a la que asistieron 60 personas de Colombia y otros países— que conversamos con este científico sobre educación ambiental, impactos a la biodiversidad, el efecto Trump y otros temas de interés nacional.
¿Cuál es su apuesta a eventos como el XIV Encuentro de Educación Ambiental?
Los zoológicos, acuarios y jardines botánicos son espacios cada vez más importantes en educación ambiental porque a medida que más y más gente vive en las ciudades, ofrecen una ventana al mundo natural. Es muy importante la labor que cumplen en educación y para conectar a la gente con la naturaleza. Y este evento reunía a las personas que trabajan en esta línea, en distintas entidades de Colombia y América Latina, una bonita oportunidad para mejorar y fortalecer los programas de educación ambiental.
Hay divergencias frente a la existencia específicamente de los zoológicos, ¿qué le dice a quienes creen que están mandados a recoger?
Los zoológicos deben evolucionar y seguir cambiando, son instituciones conscientes de que han sido inventadas hace más de 100 años, pero hoy en día estos se han transformado alrededor del mundo de una manera muy especial, para que sean espacios grandes. No es que el animal está en la jaula sino que el visitante está en la jaula y los animales tienen el espacio. Y yo creo que los estándares de cuidado animal han mejorado muchísimo.
Y la otra cosa que no hay que olvidar es que los zoológicos cumplen una función importante en conservación, sobre todo en especies amenazadas. Y es una función importante en las que varias especies se han salvado gracias a la existencia de acuarios, zoológicos y jardines botánicos.
¿Cómo encontró al Zoológico de Barranquilla?
Es un zoológico muy importante para la ciudad, pero está en un área muy pequeña y es el momento de evolucionar. Tuve la oportunidad de reunirme con la Junta Directiva del Jardín, la idea es contemplar la posibilidad para trabajar en el proyecto de construcción en las afueras de la ciudad. Mi opinión es que es un proyecto fundamental para la capital del Atlántico, me reuní con un experto y le di mi opinión favorable. Un proyecto de esa magnitud requiere el compromiso de la ciudad. También tuve la oportunidad de hablar con el Alcalde, el sector privado, la Gobernación y la Fundación que administra el Zoológico.
¿Qué tal están haciendo la tarea los zoológicos y demás escenarios de educación ambiental no convencional en el país?
Han mejorado. Colombia es un país en que el que proporcionalmente a la población existen muy poco zoológicos y algunos definitivamente tienen que seguir mejorando. Hay entidades muy buenas como el zoológico de Cali, el de Pereira -que acaba de hacer una inversión muy grande- el parque Explora en Medellín, que tiene un acuario importante. Son espacios que manejan cientos de miles de personas, dirigidos a la juventud y a las familias de estas ciudades.
¿Cómo está la educación ambiental en áreas formales hoy en Colombia. El engranaje Ministerio de Ambiente y Educación con el SINA?
Llevo muchos años fuera de Colombia, no estoy al día. Lo que sí creo en general es que los sistemas de educación formal están fortaleciendo y capacitándose y cada vez para evolucionar más en el manejo de conceptos. Y yo creo que espacios no formales como los zoológicos y museos complementan lo que se hace en las aulas. Y lo que queremos es que sean espacios de investigación e indagación donde los estudiantes aprendan de ciencia y a contestar preguntas. Cada vez van a ser más relevantes porque buena parte de la educación que reciben los estudiantes se cumple fuera de clase.
¿El ciudadano colombiano ha mejorado su conciencia ambiental?
Sí, yo creo que sí. La nueva generación realmente ha mejorado mucho, cada vez hay más conciencia en estos temas y eso me llena de ilusión. La responsabilidad es entregarle a nuestros hijos y nietos un país que todavía tenga una riqueza biológica, que es parte del patrimonio natural de Colombia.
La conciencia se ha mejorado gracias al trabajo de muchos medios de comunicación, de los zoológicos y entidades como los jardines botánicos y demás.
¿Sería partidario de que los aspirantes a puestos públicos, como alcaldes, gobernadores, senadores y candidatos a la presidencia y demás, tengan como obligación realizar y aprobar cursos de medio ambiente antes de posicionarse?
Me parece importante que todos los funcionarios y por ejemplo ministros tengan una conciencia ambiental, entre más se conozca, mejor se puede trabajar y desarrollar este tema.
¿Qué le dejó la experiencia en el Museo de Historia Natural en Washington?
Una profunda gratitud estar al frente de una entidad como esta, una conexión importante, porque que maneja 7 millones de visitantes. Yo aprendí allí la importancia de estos espacios de educación informal. Fue un gran honor y un privilegio.
¿Mientras estuvo allá no soñó con un Museo de Historia Natural para Colombia?
Se ha hablado de esto a lo largo de los años. Y hay colecciones muy importantes, la más grande de historia natural es la del museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional. Sería un proyecto bonito para Colombia, un museo que sea como un recorrido por nuestra historia geológica, biológica y antropológica y que muestre la biodiversidad del país. Se necesita un compromiso y liderazgo local. Además, Colombia ha hecho cosas importantes como el Centro Explora en Medellín, un museo de talla mundial.
¿A escala mundial, qué le preocupa en cuanto a las amenazas para la biodiversidad?
A corto plazo, lo que más me preocupa es el tráfico ilegal de especies silvestres, es un asunto muy serio. Se están viendo impactos muy grandes en África y Asia más que en América Latina porque está amenazando a muchas especies.
A largo plazo, el cambio climático va a ser uno de los temas más importantes y en especial el impacto que tiene en los océanos.
¿Cuál es su principal reto en WCS?
Como metas a corto plazo es el proyecto de expansión del Acuario de Nueva York, con una inversión de 250 millones de dólares para transformarlo y darle importancia a los océanos. Pero a nivel global nos gustaría garantizar que los sitios más importantes para la biodiversidad mundial puedan ser conservados, con recursos y capacidad para poderlos gestionar, porque lo que hacemos ahora será lo que quede a 100 años. Es ahora o nunca y tenemos mucho por trabajar.
¿Cómo ha sido la transición de dirigir el Museo a liderar WCS?
Es una oportunidad muy linda porque es una entidad de campo mundial. Hacemos trabajos en 60 países y me ha dado la oportunidad de viajar, conocer y mirar proyectos se están haciendo en muchas regiones incluida Colombia. Yo creo que parte de la riqueza es aprender y compartir experiencias de un país a otro.
¿Qué destaca del trabajo de WCS en Colombia?
Estamos fortaleciendo el programa de manera importante, especialmente en el tema de declaratoria de nuevas áreas protegidas, especialmente en Orinoquia, donde solo hay un parque nacional. Hay muchos ecosistemas que hay que conservar a futuro, en eso estamos comprometidos y ahí hay mucho que podemos aprender de otros países.
¿Cuáles son esas áreas que proyectan proteger en la Orinoquia?
El único parque nacional natural que existe en la Orinoquia es El Tuparro, pero estamos hablando del piedemonte de la vertiente, en zonas como Arauca, y al sur de Vichada, en las selvas transicionales. También estamos haciendo estudios de prefactibilidad con Parques Nacionales y las comunidades locales, tratando de conseguir unas tres áreas nuevas. Incluso en la región Andina queremos ampliar algunas áreas y estamos mirando posibles ampliaciones de rangos altitudinales, porque el país debe contar con nuevas áreas ante futuros escenarios de cambio climático.
¿Qué le inquieta respecto a las amenazas de la vida silvestre en Colombia?
La deforestación que se está dando en algunas regiones, incluyendo al interior de los parques nacionales. Se está perdiendo la conectividad entre algunos de los ecosistemas. Es un país que se está desarrollando, que se está transformando, pero tenemos una gran responsabilidad de preservar muestras representativas de todos los ecosistemas.
Aunque Colombia ha avanzado mucho en los últimos 20 años, todavía nos falta gestión y hay una serie de vacíos que se deben llenar, complementar y consolidar, no solo de los Parques Nacionales sino de otras áreas y especies en peligro de extinción concretas, como el caimán del Orinoco o el oso andino.
¿A dónde apunta el tema ambiental y la paz con las Farc?
Es una oportunidad porque muchas de estas zonas han estado fuera del alcance de los colombianos. El proceso de paz y el turismo son armas de doble filo, es una oportunidad pero hay que hacerlo bien. Se necesita una capacidad importante de inversión y un fuerte compromiso de las autoridades ambientales, así que es una oportunidad, repito, solo si se hace bien.
¿Cómo están afectando los grandes proyectos mineros a los ecosistemas en Colombia?
El desarrollo minero es una de las amenazas para los ecosistemas, pero hay que hacerlos en los sitios correctos, no solo desde el punto de visa minero, sino hacerlos de la mejor manera. Y hay algo que se está efectuando en otros países y comienza en Colombia, y son las medidas de compensación ambiental, toda minería tendrá impactos ambientales, por eso hay que reconocerlos, medirlos y compensarlos. En algunas zonas no debe haber proyectos y en otras se pueden realizar, pero debe haber compensación.
¿Si fuera Ministro de Ambiente hoy, cuál sería su prioridad?
No conozco todo el portafolio pero sin duda mi prioridad sería la consolidación del Sistema Parques Nacionales, la educación – conciencia ambiental, y el tercero, el pago de servicios ambientales. Estoy seguro que si uno llegara a eso hay una serie de chicharrones y cosas que abordar.
Antes de terminar, un tema obligado: la ciencia en la era Trump…
Hay mucha incertidumbre en lo que puede haber. Habrá una etapa de regulación ambiental a nivel federal, lo cual considero es un retroceso. Sin embargo, es un país de carácter federal donde muchos de los estados tienen gran potestad en materia ambiental, yo tengo la esperanza de que muchas de las políticas que se puedan llegar a afectar por este cambio político logren sobrevivir, mantenerse e impulsarse. No creo que todo sea un desastre, sí un retroceso a corto plazo. No soy tan pesimista como mucha de la gente que está afuera. Habrá muchos retos.
Pero hay un fuerte movimiento de científico tratando de acercarse al gobierno
Sí, sin duda. De hecho habrá una marcha científica en Washington a finales de abril, en la cual seguramente yo participaré. Pero es importante reforzar que la ciencia es fundamental para la gestión ambiental. Por eso esperamos que no se vaya a reducir la capacidad de investigación científica, independientemente si la ciencia está para informar a la política, pero la política tiene otras consideraciones. De ahí la importancia de los institutos de investigación, por ejemplo como el Humboldt en Colombia.
¿Y cómo ve al Humboldt después de 20 años de fundado?
Se ha consolidado, se ha posicionado, pero necesita más recursos.
Fotografías: ©WCS
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