Una investigación internacional publicada en Nature con participación de científicos mexicanos alerta que las costas podrán quedar desprotegidas.
José Pichel Andrés / DICYT
El crecimiento de los arrecifes de coral en las costas del Océano Atlántico Occidental tropical y del Océano Índico no podrá compensar el aumento del nivel del mar que está previsto como consecuencia del cambio climático y esto hará que las costas queden más desprotegidas. La consecuencia es que habrá más inundaciones y mayor erosión, según un estudio en el que participa la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y que publica la revista Nature.
Con sus esqueletos de carbonato de calcio, los corales marinos son animales que “construyen las complejas estructuras tridimensionales que crean el hábitat para otras especies y brindan importantes servicios a todo el ecosistema, como la protección de la costa”, explica Lorenzo Álvarez Filip, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM en Puerto Morelos y uno de los autores del trabajo. El crecimiento de los arrecifes coralinos está fuertemente influenciado por la cantidad y tipo de coral que vive sobre el arrecife.
Actualmente, este crecimiento está siendo limitado por una combinación de enfermedades coralinas, el deterioro de la calidad del agua y la presión pesquera, junto con los graves impactos del «blanqueamiento coralino» provocado por el calentamiento global. “La cobertura de coral es la proporción de superficie de arrecife cubierta por corales vivos, y es el mejor predictor de la condición de un arrecife y su potencial de crecimiento”, destaca el experto.
Esta investigación demuestra que los arrecifes coralinos “no podrán crecer lo suficientemente rápido para seguir el ritmo del aumento del nivel del mar, exponiendo las costas tropicales y las islas bajas a mayor riesgo de erosión e inundación”, apunta Lorenzo Álvarez.
Incluso bajo los escenarios que prevén un cambio climático moderado, solo alrededor del 3% de los arrecifes podrán seguir las proyecciones locales de aumento del nivel del mar en ausencia de un recuperación de las poblaciones de corales, mientras que si continúan las altas emisiones de gases de efecto invernadero, la mayoría de los arrecifes experimentarán incrementos en la profundidad del agua de más de medio metro.
Para evitar el sumergimiento o hundimiento de los arrecifes en un escenario de cambio climático moderado, sería necesaria una cobertura de coral por encima del 40%, y por encima del 60 o del 70% en el escenario de altas emisiones. Sin embargo, la cobertura de coral actual está sustancialmente por debajo de estos niveles, con un promedio cercano solo al 20% tanto en el Atlántico Occidental como en el Océano Índico.
En el trabajo han participado biólogos, ecólogos, geólogos y oceanógrafos de Australia, Canadá, Francia, Nueva Zelanda, Singapur, Reino Unido y Estados Unidos, además de los mexicanos. De esta manera, se integraron aspectos de variabilidad climática y conocimientos ecológicos y geológicos locales. Todo ello sirve para entender la respuesta de los arrecifes al incremento al incremento en el nivel del mar. El buceo ha sido fundamental para obtener datos, ya que los investigadores han muestreado la cantidad de coral y otras especies en los arrecifes.
Amenazas que se suman: blanqueamiento y acidificación
Aparte del incremento del nivel del mar, hay otras dos grandes amenazas originadas por el cambio climático sobre los arrecifes: el estrés térmico que produce el fenómeno conocido como blanqueamiento y la acidificación de los océanos. No obstante, todos estos fenómenos están relacionados.
“El escenario más preocupante en nuestro estudio es que si el blanqueamiento coralino continúa aumentando, como se ha registrado en la última década, muchos arrecifes pueden quedar atrapados en tasas de crecimiento muy bajas, lo que los llevaría a un mayor hundimiento”, asegura el científico de la UNAM.
Además, las temperaturas más cálidas del agua pueden provocar el blanqueamiento del coral. “Los corales expulsan las algas simbiontes que viven en sus tejidos, lo que hará que se vean blancos al quedar visible el esqueleto de carbonato de calcio. Después del blanqueamiento, algunos corales sobreviven y otros mueren”, indica.
Asimismo, la acidificación del océano se produce porque éste absorbe buena parte del dióxido de carbono de la atmósfera al reaccionar con el agua de mar. Aproximadamente una cuarta parte de las emisiones anuales de dióxido de carbono antropogénico son capturadas por los océanos, lo que está provocando que estos sean cada vez más ácidos y, precisamente, estas aguas más ácidas pueden debilitar lo esqueletos de carbonato de calcio de los corales y reducir sus tasas de crecimiento.
Medidas globales y locales
Por todo ello, “ahora más que nunca, debemos limitar las emisiones globales de gases de efecto invernadero”, destaca Lorenzo Álvarez. “Nuestras predicciones, incluso en los mejores escenarios, sugieren que para el año 2100 la inundación de los arrecifes expondrá a las comunidades costeras a amenazas significativas. Además, a escala local es fundamental reducir la contaminación del agua y las tasas de destrucción de ecosistemas costeros como los manglares. Esto permitirá que los arrecifes tomen un respiro y puedan adaptarse de una mejor manera a los cambios ambientales”, explica.
En este sentido, hay que tener en cuenta que, además de las amenazas globales, hay factores como la sobreexplotación de los recursos a través de actividades como la pesca y la contaminación del agua que constituyen una amenaza muy importante para los arrecifes en el planeta. “Propician desbalances ecológicos, generalmente conocidos como cambios de fase, en donde los corales son remplazados por otros organismos más tolerantes al estrés, como son las algas, y con esto se pierde el potencial de construir arrecife, proveer hábitat y muchos de los servicios ambientales que los humanos recibimos”, comenta.
Para completar esta investigación, Lorenzo Álvarez está interesado en reconstruir el potencial de crecimiento histórico de los arrecifes utilizando información recopilada desde hace tres o cuatro décadas, cuando los arrecifes estaban en mejores condiciones. “Es un proyecto que estamos desarrollando en el mar Caribe y nos permitiría conocer mucho mejor las trayectorias de cambio de degradación y las posibles consecuencias que esto ha traído”, destaca.
Referencia bibliográfica:
Loss of coral reef growth capacity to track future increases in sea level. Chris T. Perry, Lorenzo Alvarez-Filip, Nicholas A. J. Graham, Peter J. Mumby, Shaun K. Wilson, Paul S. Kench7, Derek P. Manzello, Kyle M. Morgan, Aimee B. A. Slangen, Damian P. Thomson, Fraser Januchowski-Hartley, Scott G. Smithers, Robert S. Steneck, Renee Carlton, Evan N. Edinger, Ian C. Enochs, Nuria Estrada-Saldívar, Michael D. E. Haywood, Graham Kolodziej, Gary N. Murphy, Esmeralda Pérez-Cervantes, Adam Suchley, Lauren Valentino, Robert Boenish, Margaret Wilson & Chancey Macdonald. Nature, 2018. DOI: 10.1038/s41586-018-0194-z
Foto superior: Corales de Varadero. Foto: ©Valeria Pizarro
COLABORACIÓN PERIODÍSTICA
DICYT – RED PRENSA VERDE