Se estima que más de 50.000 hectáreas de sabanas han sido transformadas, debido a los monocultivos para la agroindustria y la generación de biocombustibles.
Para responder a la acelerada transformación del paisaje, que tiene como efectos la pérdida de biodiversidad y la afectación directa a los modos de vida de las comunidades llaneras, nació la Alianza por las sabanas de la Orinoquia colombiana.
Representantes de doce organizaciones, que por años han trabajado por la conservación de la biodiversidad de esta región, se encontraron para establecer una alianza basada en un modelo de trabajo conjunto que pueda incidir en la planificación, manejo y uso sostenible en los llanos colombianos.
Luis Fernando Castillo, director de la Asociación Calidris explicó a RPV la importancia de defender este territorio de los impactos ambientales: «Las sabanas neotropicales son la segunda mayor extensión de sabanas en el mundo, de las cuales se destaca la cuenca del Orinoco como el segundo ecosistema de sabana más grande de Suramérica, después del Cerrado de Brasil».
Recordó como el Orinoco es una cuenca binacional compartida por Venezuela en un 65 % y Colombia en 35 %, con un área de 981.446 km2. Dicha zona se subdivide en quince subregiones biogeográficas, una de las cuales corresponde a los llanos inundables distribuidos en las zonas planas e inundables de los departamentos de Meta, Casanare y Arauca.
El investigador Castillo advirtió: «este gran bioma no es ajeno al cambio drástico del uso del suelo que en la Orinoquia, es producto de la instauración de sistemas de producción masiva como monocultivos de la agroindustria y la generación de biocombustibles. Se estima que más de 50.000 hectáreas de sabanas han sido transformadas y recientes tendencias muestran que la expansión agrícola ha aumentado en esta región. Esto ha motivado que diferentes organizaciones e instituciones colombianas y extranjeras estén trabajando en la región a fin de promover estrategias de conservación de la biodiversidad, de la cultura llanera y de los ecosistemas».
La Alianza nació oficialmente en un Taller apoyado por la Fundación Bobolink (Bobolink Foundation) y BirdLife International, con la facilitación de representantes de WWF Colombia.
Las organizaciones que la integran son: Fundación Horizonte Verde, Fundación La Palmita, WCS Colombia, Instituto Humboldt, Fundación Orinoquia Biodiversa, Fundacion Omacha, American Bird Conservancy, Fundación Cunaguaro, Asociación Calidris, Programa Riqueza Natural, WWF Colombia y Fundación Palmarito.
Este grupo se inspiró en la Iniciativa de Conservación de los Pastizales Naturales del Cono Sur de Sudamérica también conocida como la Alianza del Pastizal liderada por BirdLife International y los socios locales en cada uno de los países que comparten el Bioma Pampa: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
Participantes del taller, de izquierda a derecha fila superior: William Bonelli (Wildlife Conservation Society -WCS), Jeisson Ortiz (Fundación La Palmita), Alejandro Olaya (Fundación Palmarito Casanare), Thomas Walschburger (The Nature Consevation -TNC), Camila Cammaert (World Wildlife Fund – WWF), Sofía Rincón ( WWF), Carmen Candelo (WWF), Vanessa Ardila (Fundación Horizonte Verde), Paola Fernández (Programa Riqueza Natural de USAID), Fernando Trujillo (Fundación Omacha), Luis Germán Naranjo (WWF), Fernando Castillo (Asociación Calidris), Álvaro Ocampo (Fundación Horizonte Verde), fila inferior: Catherine Agudelo (FOB), Carolina Mora (La Palmita), Saulo Usma (WWF), Carlos Ruiz Guerra (Asociación Calidris), Renzo Ávila (Fundación Cunaguaro), Yanira Cifuentes-Sarmiento (Asociación Calidris) y Clarita Bustamante (Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt – IAvH).
Foto superior: ©Olga C Guerrero