Corporinoquia y el programa Riqueza Natural iniciaron la ruta para la conservación de un ‘baldío’ en la sabana inundable del Casanare.
Llano adentro, en el municipio casanareño de Paz de Ariporo, se encuentra uno de los últimos grandes morichales relativamente bien conservados en toda la Orinoquia colombiana.
Es la más extensa concentración de palmas de moriche extendidas en 303 mil hectáreas, hábitat de miles de especies vegetales y animales.
Este ecosistema llanero ya se encuentra en la mira para su salvaguardia. Corporinoquia y el Programa Riqueza Natural de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, iniciaron la ruta para buscar una figura que permita su declaración como área protegida.
Los morichales
“Son una asociación de individuos vegetales de la especie palma de moriche (Mauritia flexuosa). Estos grupos de palmas nacen en torno a cuerpos de agua, esteros o bajos. Su principal función es la protección de dichos cuerpos de agua y son sitios de refugio y áreas de reproducción de fauna”.
Tito David Becerra Bárcenas, profesional de apoyo del Grupo de Biodiversidad de Corporinoquia describe así a este ecosistema. Él es quien lidera la ruta de la declaratoria.
Dice que debido a las presiones que han sufrido en las últimas décadas, estas comunidades hoy son vulnerables. La ganadería extensiva, los cultivos a escala (arroz y palma) como las actividades petroleras los han acabado.
“Allá en Paz de Ariporo las asociaciones son extensas, así no se ven en otro lugar de la Orinoquia, allí es donde se han podido resguardar de tantas presiones. El morichal como ecosistema está amenazado, es por eso que iniciamos una ruta de declaratoria que permita definir una estrategia de conservación, porque este es el único sitio en la región donde hay una presencia vasta de estas asociaciones. Ya no hay morichales en otros sitios que han estado presionados por la transformación y las actividades productivas: se transforma el ecosistema y los morichales disminuyen”.comenta.
Todo este territorio es una subzona hidrográfica de río Ariporo, el más grande que irriga el área, en una sábana inundable con esteros grandes, de 5 a 10 hectáreas, que en invierno alcanzan una profundidad de un metro y medio. Una zona estratégica, rica en agua y biodiversidad.
Camino a la protección
Tito también comenta que para salvaguardar este patrimonio natural, la Corporación comenzó en 2003 un trabajo de caracterización biótica y socioeconómica de la zona.
Tiempo después intentó declararla como área protegida de carácter nacional, pero como era categoría muy restrictiva en cuanto al uso del área protegida, no se logró porque los pobladores protestaron.
“Hay gente habitando allí que no tienen títulos pero si es poseedora de la tierra y vive hace muchos años en la zona. Se quería declarar un parque nacional natural, pero no fue posible”.
Para el Estado, el uso del suelo de este gran morichal figura como terreno baldío. Pero en la realidad corresponde a fincas no tituladas, con poseedores irregulares y en proceso de legalización.
Allí la principal actividad económica es la ganadería y la cría de cerdos terreros, marranos de monte o cerdos silvestres y se hace aprovechamiento doméstico de los recursos naturales.
Recientemente la Corporación encontró un aliado con que el que retomó el proceso, el Programa Riqueza Natural de la Agencia Usaid, con quien conformó una alianza para declarar el área protegida posiblemente en una categoría similar a la región de Cinaruco, en el Cravo Norte, un Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI).
También, comenta el funcionario, podría no declararse el área sino desarrollar estrategias de conservación complementarias que impliquen establecer acuerdos de conservación con las comunidades de la zona, o apoyar procesos de reservas de la sociedad civil, que en algunos casos, ya son áreas protegidas de carácter privado.
Por ahora se está actualizando la ruta de declaratoria que comprende hacer una caracterización biótica, social y económica, en la que se tendrá muy en cuenta a la comunidad: “Ahora somos conscientes de la dimensión social que hay en la zona”, comenta Tito David Becerra.
Primera reunión con comunidad
El proyecto visitó en agosto pasado dos veredas en área de influencia del gran morichal: Samoruco y Morichales para informar a los habitantes el alcance de la iniciativa.
Para llegar a este lugar único en la llanura, viajaron desde Yopal durante una hora y media hasta Paz de Ariporo. Siguieron hacia a San Luis de Ariporo donde tomaron una lancha por seis horas más hasta la vereda Morichal. Finalmente recorrieron a caballo cuatro horas hasta el segundo cacerío.
“La visión general de los 40 asistentes era de aceptación, pese a que venían con dudas y recelo, producto de la acción anterior de intento de declaratoria de parque. Se les explico que una característica del nuevo proyecto es que no será restrictivo y que no interferirá en los procesos de titulación de tierras que se llevan”.
Aunque faltaron miembros de la comunidad, cada Junta de Acción Comunal deberá definir si quiere continuar con el proceso. “Algunos de los habitantes dijeron que para qué una declaratoria cuando ellos ya protegen a los morichales”, cuenta Tito.
En total la zona comprende 6 veredas además de las dos ya nombradas están: Puerto Brasilia, Varsovia, San Juan de la Lopera y el Desierto.
Si los habitantes deciden aceptar, la alianza comenzará de inmediato la realización de talleres de construcción participativa de los procesos de conservación, la búsqueda de una categoría de área protegida y la estrategia de conservación, que dependerán de la visión y necesidades de la comunidad.
En conclusión, por ahora, lo primero será terminar los estudios y seguir con la comunidad haciendo la caracterización biótica para ir a constituyendo el documento síntesis que será el soporte de la declaración del área.
Tito David Becerra Bárcenas, indicó a Red Prensa Verde que la Agencia Nacional de Tierras también es un actor importante dentro de la alianza, ya que existen solicitudes sobre procesos de titulación iniciadas con el Incoder.
A la primera reunión de posibles aliados asistieron representantes de WWF, Fundación Horizonte Verde, La Palmita, Parques Naturales, WCS, Fundación Orinoquia Biodiversa, la Gobernación y la Alcaldía de Paz de Ariporo.