Invasiones y contaminación destruyen humedales en Leticia
Las aguas servidas afectan los sistemas hídricos y llegan hasta el río Amazonas.
Fueron cerca de cincuenta familias que invadieron una zona de humedales del sistema hídrico Simón Bolívar, explica Luis Fernando Cueva, director territorial de Corpoamazonía (Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia), la institución pública responsable del medio ambiente en Leticia.
Tres días antes de este incidente, Leticia fue el centro de la Cumbre de Presidentes por la Amazonía que reunió a mandatarios y representantes de gobierno de seis países: Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil, Surinam y Guyana.
En la cita se firmó el Pacto de Leticia, un acuerdo que busca la integración de estos países para enfrentar presiones contra el ambiente como la deforestación, la tala selectiva y la explotación ilícita de minerales, entre otros problemas, pero también para avanzar en la generación del conocimiento científico con el fin de tomar las mejores decisiones para la protección de la Amazonía.
El director de la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), Rodrigo Botero, señaló en ese momento, a través de su cuenta de Twitter, algunos de los problemas ambientales y sociales que afectan hoy a Leticia y que no fueron mencionados por los ilustres visitantes.
Invasiones permanentes
No es la primera vez que ocurre una invasión en los humedales de Leticia, señala Cueva, quien asegura que cada año se producen dos o tres tomas de terrenos. El funcionario de Corpoamazonia explica que estas invasiones ocurren en terrenos libres del Estado o privados. En algunos casos son terrenos expropiados por haber pertenecido al narcotráfico.
“Cuando ocurre una invasión, la policía y el alcalde ingresan para pedir a los ocupantes ilegales que dejen el predio. En este caso hemos logrado que la mayoría se retire”, señala Cueva.
Según el funcionario de Corpoamazonía, el déficit de vivienda que existe en Leticia propicia las invasiones, por lo que el Estado desarrolla ahora propuestas de casas de interés social para cubrir esta carencia. Es así como se convence a los invasores, precisa Cueva, de que abandonen los predios tomados, pues quienes persisten en apropiarse de un terreno de manera ilegal no podrán acceder a las viviendas ofrecidas por el gobierno.
La mayoría de los invasores fue desalojada luego de dos días de su ingreso al terreno de 27 hectáreas, señala el funcionario, un territorio que por cierto se encuentra en medio de un proceso legal y que podría ser expropiado por haber sido calificado como predio dedicado al narcotráfico. “En esa zona hay palmas de canangucho o aguaje que fueron afectados, así como micos y otras especies de fauna”, agrega el representante de Corpoamazonía.
“Tenemos que evaluar los daños y aplicar sanciones a los responsables”, señala Ramón Laborde, procurador ambiental y agrario de Bogotá.
Laborde comenta que en Leticia existe una presión intensa sobre los humedales. Por ello, asegura que la Procuraduría vigilará que la institución estatal cumpla su función e investigue los hechos del 9 de setiembre. “Exigiremos a Corpoamazonía que realice sus indagaciones y sancione a los responsables”.
Una semana antes de la invasión, Tatiana Álvarez había presentado una denuncia ante Corpoamazonía por el mismo tema, pues encontró a varias personas cerca a la entrada de este corredor biológico que, según le dijeron, buscaban la manera de “ingresar a la zona para dar inicio a la carretera”. Ese día quienes llegaron para abrir la vía se retiraron alertados por la denuncia, pero una semana después regresaron 50 familias para iniciar la invasión.
Aguas sucias en Leticia
No solo las invasiones afectan los humedales de Leticia. También existe una alta contaminación de las aguas que forman parte de los cuatro sistemas hídricos de la ciudad. “Leticia es una ciudad tapizada en basura, que no maneja sus aguas negras, las mismas que sin tratamiento son vertidas al río Amazonas”, precisa Rodrigo Botero, director de la FCDS.
Botero comenta que el crecimiento caótico y desordenado de Leticia, así como el manejo inadecuado de su puerto y la evacuación directa de aguas servidas amenazan los humedales y la biodiversidad del lugar.
“Los humedales son parte de resguardos indígenas que proveen alimentación a las comunidades. La contaminación de estos ocasiona problemas de salud”, comenta Botero sobre las amenazas que están afectando a estos ecosistemas estratégicos de la región.
El director de la FCDS agrega que estos vertimientos directos están afectando la ictiofauna que habita en los humedales, como peces ornamentales y anguilas, así como a micos, reptiles, lagartos y aves. En este último grupo resaltan las garzas, gavilanes y loros.
Cueva, de Corpoamazonía, confirma las declaraciones de Botero. Según el funcionario, en el sistema hídrico de San Antonio, en la frontera con Brasil, se producen 300 vertimientos domiciliarios diarios directamente sobre las fuentes de agua. “Las quebradas están enfermas, negras, son aguas servidas que quedan sobre quebradas angostas. Hay pocos lugares en los que los cuerpos de agua están conservados, la mayoría están enfermos”, precisa Cueva.
Un estudio de los humedales de Amazonas en Colombia realizado en el 2017 por el instituto Sinchi reveló que están amenazados por «la contaminación por residuos sólidos y el vertimiento de aguas de origen doméstico y en algunos casos sustancias tóxicas”.
Los resultados del informe, publicado en ese momento por Mongabay Latam, daba cuenta de la reducción de peces e incluso la desaparición de algunas especies en el río, comparado con la abundancia en el pasado como referían las poblaciones del lugar. Lo mismo sucedía —señala el estudio— con mamíferos que las poblaciones indígenas cazaban para su alimentación. La disminución de estas especies está asociada al deterioro de los ecosistemas como consecuencia de la deforestación y el cambio de uso de suelo, expone el reportaje.
Cueva señala que según las evaluaciones de Corpoamazonía, la contaminación de los humedales ocasionados por los vertimientos de aguas servidas está considerada dentro de niveles medios y altos. A ello se debe sumar la mala disposición de los residuos sólidos.
“En el 2016 recogimos 220 toneladas de basura del sector de Simón Bolívar, había de todo, hasta neveras y colchones. En el sector de San Antonio recogimos 22 toneladas en un solo mes”, cuenta Cueva.
Un proyecto para renovar todo el sistema de agua y desagüe de la ciudad lleva varios años sin concretarse. La inversión se calcula en 14 mil millones de pesos colombianos (4 millones de dólares). También se ha propuesto implementar viviendas sociales para detener las invasiones. Mientras se esperan los recursos, los humedales de Leticia continúan su lenta destrucción.
Imagen superior: Área invadida en Leticia. Foto: ©Tatiana Álvarez.
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MONGABAY LATAM – RED PRENSA VERDE