Hasta el 13 de diciembre, Madrid, España, será sede de la Conferencia de las Partes, órgano supremo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en su 25 versión. ¿Qué busca el evento?
El principal objetivo de la COP25 es que los países lleguen a un consenso para desarrollar lo que ya se aprobó en el Acuerdo de París de 2015. En ese momento, se pactó el camino a seguir para la reducción de emisiones hasta 2020, un plazo que se cumple dentro de un mes. Ahora es necesario diseñar la hoja de ruta para los próximos 5 años y, a ser posible, fijar un mecanismo que sirva para renovar automáticamente este compromiso de reducción cada quinquenio.
Estos son los objetivos que harán que la COP25 sea un éxito o un fracaso:
– El objetivo principal actualmente en la lucha contra la crisis climática es que no se alcancen los 2 ºC de subida de la temperatura del planeta, y conseguir mantener el límite del calentamiento global en los 1,5 ºC.
– Lograr el compromiso de las partes para reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero un 50% en 2030 (el Acuerdo de París establecía un 45%), con un objetivo de cero emisiones para 2050. Totalmente delimitado, por escrito y firmado.
– Con el Acuerdo de París de 2015 se establecieron los objetivos de reducción para 5 años. Ahora deben acordarse los objetivos de los próximos 5 años, que deben ponerse en marcha en enero de 2020. Madrid es la última cita antes de esa fecha, por lo que el acuerdo es imperativo.
– Definir de manera concreta la regulación que impone el Acuerdo de París en el apartado relativo a los mecanismos del mercado de carbono y el sistema para contabilizar las emisiones, evitando dobles conteos (Por ejemplo, que un país venda su exceso de emisiones a otro y ambos contabilicen esa reducción). Es uno de los apartados en los que se pronostica una negociación más difícil, ya que estaba previsto resolverlo en la anterior COP 24 de Katowice, pero fue imposible llegar a un acuerdo, y tampoco se lograron avances en la última reunión de Bonn, en junio.
– Es perentorio acordar un sistema que suceda al Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) del Protocolo de Kioto, un nuevo mecanismo para sistematizar el proceso de reconocimiento de los créditos de emisiones. No solo deberá comprobar que las reducciones han sido reales, sino que no se hubieran producido de otra manera.
El Acuerdo de París de 2015 estableció los objetivos de los próximos 5 años, que deben ponerse en marcha en enero de 2020. Madrid es la última cita antes de esa fecha.
– Además de las medidas adoptadas internamente por los gobiernos, también se espera que los Estados presenten proyectos para trabajar en la reducción fuera del mercado de emisiones, como por ejemplo con políticas fiscales que graven el carbono.
– Cumplir el compromiso de movilizar 100 mil millones de dólares para 2020 para el Fondo Verde para el Clima, (GCF, por las siglas en inglés de Green Climate Fund). El Fondo Verde se creó para ayudar a que los países en desarrollo limiten o reduzcan sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y se adapten al cambio climático.
– Además se debe establecer un nuevo objetivo de contribuciones al Fondo Verde para 2025. Un total de 43 países (entre los que se encuentra España) han dado su compromiso de realizar aportes al Fondo por un importe total de 10.210 millones de dólares. Alemania y Noruega fueron los primeros países en realizar aportaciones. España anunció una contribución de 150 millones al Fondo Verde en la cumbre por el clima celebrada en septiembre en Nueva York, que se añaden a los 120 millones comprometidos por España.