La tendencia al alza en enfermedades zoonóticas es impulsada por la degradación del ambiente: explotación del suelo, la vida silvestre, la extracción de recursos, el cambio climático y otros factores. La entidad pide que la salud humana y animal sea considerada ‘como una sola’.
A menos que los gobiernos tomen medidas decisivas para prevenirlos, surgirán nuevos brotes de enfermedades zoonóticas en el mundo.
Es la advertencia que hace la ONU a través del informe Prevenir la próxima pandemia: Zoonosis y cómo romper la cadena de transmisión, desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Instituto Internacional de Investigaciones Pecuarias (ILRI, por sus siglas en inglés).
Allí se identifican siete tendencias que impulsan la creciente aparición de las zoonosis entre otras, la mayor demanda de proteína animal, el aumento de la agricultura intensiva e insostenible, la explotación de la vida silvestre y la crisis climática.
El informe se lanza hoy, 6 de julio, Día Mundial de las Zoonosis, fecha que conmemora el trabajo del científico francés Louis Pasteur, quien administró con éxito la primera vacuna contra la rabia, enfermedad zoonótica, el 6 de julio de 1885.
Una zoonosis es una enfermedad que ha pasado a la población humana desde una fuente animal. Para la ONU «la COVID-19 —que ya ha causado más de medio millón de muertes en todo el mundo— probablemente se originó en murciélagos. Pero ésta es sólo la más reciente entre un conjunto de enfermedades emergentes –como el Ébola, el MERS, y las fiebres del Nilo Occidental y del Valle del Rift– cuya propagación desde huéspedes animales hacia poblaciones humanas se ha intensificado a causa de presiones antropogénicas».
Cada año, alrededor de dos millones de personas mueren por enfermedades zoonóticas desatendidas, principalmente en países de bajos y medianos ingresos. Los mismos brotes pueden causar enfermedades graves, muertes y pérdidas de productividad entre las poblaciones de ganado en el mundo en desarrollo, un problema que mantiene a cientos de millones de pequeños agricultores en la pobreza extrema. Sólo en las últimas dos décadas, las enfermedades zoonóticas han generado pérdidas económicas de más de US$ 100 mil millones, sin incluir el costo de la pandemia de COVID-19, que se espera alcance los US$ 9 billones en los próximos años.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA expresa que «La ciencia ha dejado claro que, si seguimos explotando la vida silvestre y destruyendo nuestros ecosistemas, en los próximos años tendremos un flujo constante de enfermedades pasando de animales a humanos».
Las diez recomendaciones
El informe identifica diez pasos prácticos que los gobiernos pueden tomar para prevenir futuros brotes zoonóticos:
- Invertir en enfoques interdisciplinarios, incluido el enfoque “Una sola salud”.
- Ampliar la investigación científica sobre las zoonosis.
- Mejorar los análisis de costo-beneficio de las intervenciones para que consideren el recuento de costos totales del impacto social de las enfermedades.
- Concientizar sobre las enfermedades zoonóticas.
- Fortalecer las prácticas de monitoreo y regulación asociadas con las enfermedades zoonóticas, incluso dentro del sistema alimentario.
- Incentivar prácticas sostenibles de gestión de suelos y desarrollar alternativas para la seguridad alimentaria y los medios de vida que no dependan de la destrucción de hábitats y biodiversidad.
- Mejorar la bioseguridad al identificar los impulsores clave de las enfermedades emergentes en la cría de animales y fomentar medidas probadas de gestión y control de zoonosis.
- Apoyar la gestión sostenible de paisajes terrestres y marinos para mejorar la coexistencia sostenible de la agricultura y la vida silvestre.
- Fortalecer las capacidades de los actores de la salud vinculados a este tema en todos los países.
- Poner en práctica el enfoque “Una sola salud” en el uso del suelo y la planificación, implementación y monitoreo del desarrollo sostenible, entre otros campos.
África puede liderar
África, que ha experimentado y respondido a una serie de epidemias zoonóticas, incluidos los recientes brotes de Ébola, podría ser una fuente de soluciones importantes para detener futuros brotes, considera el informe:
“Las enfermedades zoonóticas están en aumento en todas partes del planeta y los países africanos, algunos de los cuales han manejado con éxito brotes zoonóticos mortales, tienen el potencial de aprovechar esta experiencia para abordar futuros brotes a través de enfoques que incorporen la salud humana, animal y ambiental”.
El continente alberga una gran parte de los bosques tropicales y otros ecosistemas intactos que quedan en el mundo. También es el hogar de la población humana de más rápido crecimiento a nivel global, lo que llevará a un aumento de los encuentros entre ganado y vida silvestre y, a su vez, del riesgo de enfermedades zoonóticas.
Jimmy Smith, director general del ILRI, centro con sede en Kenia y Etiopía, que cuenta con otras 14 oficinas en África y Asia, y apoya a países de bajos y medianos ingresos, explica: «la situación actual en el continente está dada para que se intensifiquen las enfermedades zoonóticas existentes, y surjan y se propaguen otras nuevas. Pero con sus experiencias con el ébola y otras enfermedades emergentes, los países africanos están demostrando formas proactivas de controlar los brotes. Están aplicando, por ejemplo, enfoques novedosos de control de enfermedades basados en los riesgos en lugar de las normas, los cuales se adaptan mejor a entornos de escasos recursos, y están integrando la experiencia en humanos, animales y medio ambiente en iniciativas proactivas del enfoque ‘Una sola salud’», explicó Smith.
Los autores del informe identifican este enfoque, que une la experiencia en salud pública, veterinaria y ambiental, como el método óptimo para prevenir y responder a brotes y pandemias de zoonosis.
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Fotografías: Pixabay