Un total de 72 millones de hectáreas de cobertura vegetal se perdió en la Amazonía entre 1985 y 2018. En el mismo periodo de tiempo la agricultura y ganadería creció en 71 millones de hectáreas.
Yvette Sierra Praeli / Mongabay Latam
Un nuevo mapa elaborado por MapBiomas Amazonía permite retroceder en el tiempo para tener una idea de la pérdida de bosques en la Amazonía, y del cambio en la cobertura vegetal y en los suelos, entre los años 1985 y 2018.
Los investigadores analizaron imágenes satelitales que corresponden a 34 años y determinaron que en este periodo de tiempo un total de 72.4 millones de hectáreas de bosques y cobertura vegetal se perdieron en la Amazonía, el equivalente a la superficie de Chile.
De ese total, 69.2 millones corresponden a bosques amazónicos, lo que ha significado una reducción del 10 % de la cobertura forestal que existía en 1985. El resto, un poco más de 3 millones de hectáreas, corresponde a cobertura vegetal no forestal.
“La pérdida de toda cobertura vegetal natural afecta al gran ecosistema amazónico, a su capacidad para regular el clima y brindar servicios ecosistémicos incluida la seguridad alimentaria, así como para controlar los ciclos hidrológicos e incluso las enfermedades”, señala Sandra Ríos, coordinadora técnica de MapBiomas Amazonía e investigadora del Instituto del Bien Común (IBC) en Perú.
El mapa interactivo elaborado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) —formada por ocho instituciones de los países amazónicos— permite conocer también cómo se han extendido las zonas dedicadas a la agricultura y la ganadería, que en esos 34 años aumentó en 71 millones de hectáreas. En 1985, alrededor de 41.5 millones de hectáreas de la selva amazónica tenían algún tipo de actividad agrícola, mientras que para el 2018 la cifra subió a 112 millones de hectáreas.
El análisis se realizó en los nueve países Panamazónicos: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Surinam, Guyana y Guyana Francesa.
De todos ellos, Brasil ocupa el primer lugar con la mayor cantidad de área perdida. Un total de 62 millones de hectáreas depredadas en tres décadas corresponden a la nación más grande de Sudamérica, mientras que el crecimiento de los terrenos agrícolas y ganaderos superó los 64 millones de hectáreas.
La pérdida de bosques en Brasil no parece detenerse. Según información de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) y del Instituto Nacional para la Investigación Espacial (INPE) enormes áreas de la selva tropical de la Amazonía brasileña están más secas que de costumbre, la temperatura es más elevada y existe agotamiento del agua subterránea, una situación que la deja expuesta ante los incendios forestales que pudiesen ocurrir ente año, los mismos que ocasionan deforestación.
A ellos se debe sumar que la Compañía Nacional de Abastecimiento (CONAB) ha anunciado que este año la producción de soya crecerá en por lo menos 2.5 %. Es decir que la expansión agrícola continuará en un país cuyo gobierno la promueve constantemente.
El mapa de MapBiomas también revela cómo se fue perdiendo la cobertura vegetal en Bolivia, país que aparece segundo en cuento a superficie deforestada y aumento de su territorio agropecuario. Un total de 3.6 millones de hectáreas de bosques y cobertura no boscosa se perdió en Bolivia en 34 años, mientras que su expansión agrícola y ganadera llegó hasta 3.7 millones de hectáreas.
Natalia Calderón de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), en Bolivia, señala que la pérdida de cobertura vegetal se aceleró en los últimos años. “Los últimos ocho años han sido drásticos. Estamos viviendo un proceso de visión de desarrollo basado en la soya y la ganadería. Las presiones más importantes sobre los bosques son la exportación de carne y la apertura de la frontera agrícola. Tenemos que repensar el modelo de desarrollo en Bolivia”.
Con normas que promueven el cambio de uso de suelo y autorizan las quemas controladas, Bolivia padece una deforestación que ha ido en aumento.
En Perú, la perdida de bosques amazónicos también ha sido intensa. Según el análisis de Mapbiomas, entre 1985 y 2018 los bosques de la Amazonía peruana se redujeron en un 1 588 442 hectáreas, mientras que las tierras agrícolas aumentaron en 1 547 407 hectáreas.
“Los resultados directos de estos mapas indican que la actividad agropecuaria es una de las principales causas de pérdida de bosques en Perú”, explica Sandra Ríos, investigadora del IBC.
Ríos también menciona que los mapas de MapBiomas permite ver el área de la región andina peruana correspondiente a la vertiente del Atlántico, donde se ubican las cabeceras de los ríos del sistema hídrico del Amazonas.
Colombia es el cuarto país en el ranking de los que más bosque han perdido en las últimas tres décadas y cuya extensión supera el millón de hectáreas. En este caso la cifra es de 1 409 372 hectáreas de bosque que ha desaparecido.
Andrés Llanos, especialista de la organización Gaia, en Colombia, precisa que en ese país la pérdida de más de un millón de hectáreas significa que ha desaparecido más del 3 % de su cobertura forestal. “El territorio que se ha transformado en áreas de agricultura o de pastos para ganadería se ha duplicado desde 1985. En la década del ochenta había alrededor de 1.6 hectáreas perdidas y para 2018 la cifra llegó a 3.2 millones de hectáreas”.
María Olga Borja, geógrafa de Ecociencia, en Ecuador, manifiesta su preocupación por el aumento de la deforestación. “Los datos de MapBiomas muestran que en Ecuador las áreas agropecuarias se expandieron en más de 200 mil hectáreas entre 1985 y 2018. Sin embargo, sabemos que las áreas de bosque deforestadas son incluso mayores a las que se establecieron como áreas agrícolas, y superan el millón en el mismo periodo”.
Borja señala que esta dinámica de deforestación y posterior abandono crea grandes extensiones de bosques con altos grados de degradación a lo largo de la región amazónica y que en términos de “contabilidad” son considerados como áreas de regeneración, lo cual ‘diluye’ no solo las cifras de deforestación, sino también la gravedad del fenómeno.
En Venezuela, la pérdida de bosques y cobertura vegetal ha sido de 246 mil hectáreas en los 34 años a los que se refiere el estudio, mientras que las tierras dedicadas a la agricultura crecieron en 106 mil hectáreas.
Irene Zager, directora de Investigación de Provita, señala que en Venezuela estos mapas son inéditos, pues a diferencia de lo que ocurre en otros países de la región, no se dispone de productos alternos con información actualizada sobre los cambios de cobertura vegetal y uso de suelos que ocurren en la Amazonía del país, ni estimados recientes sobre la deforestación.
Zager agrega que desde el año 2012 Provita recoge información sobre las presiones de amenazas que afectan a la Amazonía venezolana, data que ha permitido la creación de mapas quinquenales de la pérdida de bosque para el período 2000-2015. “Sentimos una gran responsabilidad por generar mapas cada vez más precisos y detallados, que puedan ser un insumo para la toma de decisiones informadas para la gestión en la región”, dice la investigadora de Provita.
Una base de datos abierta
Tasso Azevedo, coordinador general de MapBiomas, explica que para la creación del mapa y el análisis de lo que sucede en los nueve países amazónicos se revisaron imágenes del Satélite Landsat de las últimas tres décadas, pero también se recurrió a Google Earth Engine, la herramienta que permite procesar la información utilizando algoritmos de clasificación automáticos a través de datos en la nube.
Así se ha creado una base de datos abierta que permite a cualquier investigador hacer diversos análisis sobre lo que sucedió en los bosques amazónicos durante las últimas tres décadas.
La información permite identificar, por ejemplo, cómo ocurrió el cambio de uso de suelo en un periodo determinado, que puede ser un año, cinco o diez años. También se pueden identificar zonas donde ocurrieron cambios importantes, como la sustitución del bosque por cultivos agrícolas o pastizales.
“Esta base de datos tiene un valor inestimable para la comprensión de la dinámica de uso de los recursos naturales de la región, además de contribuir al modelamiento del clima y al cálculo de las emisiones y remociones de gases de efecto invernadero por el cambio y uso del suelo en la región”, señala Azevedo.
Para el análisis se utilizaron imágenes con una resolución de 30 metros. “Esta escala te permite usar los mapas incluso a nivel de una comunidad nativa, subcuencas y distritos. Eso no solo es válido por el tamaño del pixel, sino porque cada país cuenta con especialistas locales que con su conocimiento mejoran la precisión del producto”, explica Ríos, del IBC.
Este es el segundo mapa regional que elabora MapBiomas y RAISG. El primero se publicó el año pasado y tuvo un alcance de 17 años, desde el 2000 al 2017. Para esta ocasión la cobertura en el tiempo se amplió a más de tres décadas.
“Es un importante avance hacia el objetivo de construir y fomentar una visión integral de la Amazonía considerando aspectos políticos de una región compartida entre nueve países, así como aspectos socioambientales de gran importancia”, comenta Beto Ricardo, Coordinador de RAISG.
La primera vez que se lanzó esta herramienta estaba destinada a evaluar los cambios de uso de suelo en Brasil, pero luego se extendió a toda la región amazónica que incluye nueve países y se estandarizó el método de evaluación. Además, para Perú, Ecuador y Bolivia se incluyó el bioma de los Andes. También se han elaborado MapBiomas específicos para Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay con lo que se ha cubierto más del 90 % del territorio de América del Sur.