Julia Miranda habla de su salida de Parques Nacionales
«Hay 36 parques donde es posible hacer ecoturismo. Nos han cuestionado que haya parques cerrados pero eso se debe a que en ellos hay una situación de orden público que no permite que la gente vaya».
Antonio José Paz Cardona / Mongabay Latam
Ya ha pasado casi un mes desde que Julia Miranda dejó su cargo como directora de Parques Nacionales Naturales de Colombia, cuando estaba muy próxima a cumplir 17 años al mando de la entidad. El pasado 15 de diciembre de 2020, el ministro de Ambiente Carlos Eduardo Correa, que había asumido al cargo hace menos de cuatro meses, le pidió la renuncia.
Miranda ha insistido en que no quería abandonar la dirección de Parques Nacionales pero que respeta la decisión del ministro Correa. Según ha dicho, es totalmente válido que el jefe de la cartera de Ambiente haga cambios en su equipo.
Sin embargo, ambientalistas como el exministro de Ambiente, Manuel Rodríguez, cuestionaron la decisión: “es lamentable que el señor ministro Carlos Correa y que el gobierno del presidente Iván Duque haya resuelto politizar el cargo de director de los Parques Nacionales, que durante 60 años estuvo bajo la responsabilidad de expertos en la materia, siendo su balance altamente exitoso”, dijo.
Se llegó a mencionar que la salida de Miranda tenía que ver con su fuerte oposición a la construcción de complejos hoteleros dentro del parque nacional Tayrona, en el Caribe colombiano. Miranda rápidamente le salió al paso al rumor y dijo que ese era un tema zanjado. También circularon especulaciones y críticas de algunos sectores políticos que buscaban justificar la decisión del ministro Correa. Entre ellas, se mencionó la preocupación por la deforestación en las áreas protegidas del país y que no todos los parques pudieran ser visitados. En una extensa entrevista con Mongabay Latam, Julia Miranda responde a todos los cuestionamientos y habla en detalle sobre los problemas y retos que enfrentan las áreas protegidas de Colombia.
Desde hace varios años la deforestación ha sido un problema en parques como Macarena, Tinigua y Chiribiquete, pero luego de su salida de Parques Nacionales Naturales de Colombia se empezó a decir que, en general, todas las áreas protegidas estaban padeciendo de ese mal, ¿qué tan ciertas son esas afirmaciones que hacen algunos políticos colombianos?
En general, las áreas protegidas están en excelente estado de conservación. Tampoco he entendido por qué afirman eso, dicen que esa fue una de las razones por las que me fui, pero no es así. De las más de 20 millones de hectáreas de parques del orden nacional, tenemos afectadas unas 400 000. El tema de la deforestación le compete a varias entidades, no es responsabilidad exclusiva de Parques, están las Fuerzas Militares, el Ministerio de Defensa, la Fiscalía, las entidades del Estado que deben brindarles alternativas a la población campesina, entre otras. Pero bueno, debe ser que no se entiende muy bien cuál es el rol de Parques.
Acaba de mencionar a las Fuerzas Militares y vale la pena recordar que el presidente Duque, desde el año pasado, ha resaltado la importancia de la operación militar Artemisa que busca atacar la deforestación, ¿cómo ve usted los resultados de esa estrategia?
Es papel del jefe de Estado desarrollar todas las estrategias que tiene a su mano para frenar la deforestación y el presidente Duque lo asumió como un reto personal. Creó la herramienta de Artemisa, que no solo necesita a la Fuerza Pública sino el concurso de la Fiscalía y otras entidades públicas. La utilización de la fuerza es absolutamente legítima porque se necesita el imperio de la ley en todo el territorio nacional y frenar una actividad ilegal requiere eso, pero la estrategia que se viene implementando es más integral, no se puede ver aislada, tiene un propuesta de acuerdos con campesinos y se necesitan los recursos económicos para cumplirles a esos campesinos, una oferta de tierras para ellos y ahí entra en juego el Ministerio de Agricultura y el cumplimiento del Acuerdo de Paz en cuanto al desarrollo rural integral.
Pero hay que aclarar que Parques Nacionales no dirige Artemisa, no la impulsa, ni siquiera toma decisiones sobre dónde hacer las operaciones. Las operaciones salen del Consejo Nacional contra la Deforestación del cual Parques Nacionales no forma parte. Ni siquiera somos invitados.
¿Por qué Parques Nacionales no hace parte del Consejo Nacional contra la Deforestación si puede ser una de las entidades más afectadas por actividades ilícitas que atentan contra la riqueza ambiental del país?
En su momento le argumenté eso mismo al exministro Ricardo Lozano. Él explicó que el Ministerio llevaba el liderazgo del Consejo, que Parques estaba representado y que toda la información viene del Ideam. Entonces, eso salió así, esa fue la decisión que tomaron.
Nosotros pasábamos nuestra información y estábamos atentos a las órdenes de ese Consejo, que indudablemente debe ser convocado con más frecuencia porque tiene una tarea muy importante para frenar la deforestación.
Se acaba de posesionar Orlando Molano, el nuevo director de Parques Nacionales, y en su acto de posesión mencionó que uno de sus objetivos será que más colombianos visiten los parques. ¿Qué opina de esta afirmación, sobre todo, cuando algunos sectores políticos han criticado las restricciones de ingreso que tienen muchas áreas protegidas?
Fomentar la visita de los parques ha sido una tarea de la entidad desde hace muchos años. Cuando llegamos a Parques la situación de orden público y de infraestructura no permitía que llegaran visitantes a los parques pero, por ejemplo, en 2019, logramos que 2 millones de personas visitaran las áreas y hay un potencial muy grande para seguir trabajando en eso. Es totalmente deseable que la gente vaya en los términos en los que Parques Nacionales indica, es decir, con las herramientas técnicas para controlar esas visitas, regulando la capacidad de carga, con senderos definidos y con guianza profesional. Hay que trabajar en este tema de la mano con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo para mejorar la calidad de las visitas y del servicio.
La concesión de servicios ecoturísticos en Tayrona, Salamanca, Gorgona y Utría van a ser muy importantes; es algo que ya llevábamos muy adelantado y seguramente hay un gran potencial de mejora y ampliación pero se necesitan recursos. Nosotros conseguimos muchísimos recursos de la cooperación y la empresa privada, yo espero que el doctor Molano consiga lo que falta para cumplir con la meta del gobierno del presidente Duque de aumentar el número de visitantes y mejorar las condiciones de las visitas, mejorando senderos y señalización.
Es importante que se haga ecoturismo en los parques donde se puede hacer. Hay 36 parques donde es posible y nos han cuestionado que haya parques cerrados pero eso se debe a que en ellos hay una situación de orden público que no permite que la gente vaya. La primera condición para la visita es que haya seguridad y eso no depende de Parques Nacionales, depende del Ministerio de Defensa. En otros casos son parques inaccesibles. ¿Quién puede ir a Paramillo o Catatumbo, donde hay minas antipersonal, o a Nukak, lleno de coca y guerrilla? Así, podría enumerar varios parques que están cerrados y no podemos recibir visitantes hasta que la situación no cambie. No entiendo el argumento de que Parques Nacionales se ha opuesto a que se visiten los parques.
Otro asunto muy delicado es el de las amenazas a guardaparques y funcionarios de la entidad, incluso, muchos han tenido que abandonar los parques. ¿Hoy la situación está mejor o peor?
Hubo un avance muy importante porque el presidente dio la orden al ministro de Defensa y a la Fuerza Pública de tener un contacto directo con nosotros para conocer la situación de seguridad en los parques y que los comandantes de las divisiones y brigadas pudieran hacer labores de inteligencia para indicarnos si podíamos volver a las áreas. En algunas se ha podido regresar y en otras no y, por supuesto, esa investigación la hace la Fuerza Pública para garantizar la gobernabilidad en el territorio. Parques es solo una más de las entidades que está atenta a esa labor de inteligencia y control territorial de ellos.
¿A cuáles áreas no se ha podido regresar?
No hemos podido regresar a los parques del sur del Amazonía: Puré, Yaigojé Apaporis, La Paya, Cahuinarí. Allí nos han dicho que todavía no es seguro retornar a las cabañas y estar en el territorio.
¿A cuáles han podido retornar?
A Macarena, Tinigua, Picachos, Paramillo y Catatumbo, aunque la realidad ahí sigue siendo muy difícil. La situación es muy cambiante y no es como que ya puedan regresar y quedarse ahí de forma definitiva, las autoridades van haciendo su trabajo en el territorio y nos van alertando.
¿Cuáles son las áreas que presentan las mayores presiones?
Hay áreas donde la situación es crítica. Por ejemplo Nukak, Catatumbo y Paramillo. Hemos oído mucho el clamor del gobernador del Meta para que el sur del departamento tenga control y vigilancia y ahí hay parques muy importantes como Macarena, Tinigua y Picachos. Hace poco el asesinato del director regional de Cormacarena nos dejó a todos muy angustiados y toda la deforestación y ganadería ilegal en el sur del Meta es un tema de orden público que compete a muchas autoridades como gobernación, alcaldías, Fuerza Pública y Fiscalía. Se necesita el trabajo conjunto de todas ellas para garantizar la conservación.
¿La ganadería sigue siendo uno de los principales problemas en los parques nacionales?
Tenemos 300 000 hectáreas de pastos para ganado y unas 140 000 cabezas de ganado. La ganadería es el principal problema en los parques nacionales. Los censos se han hecho, se ha pedido el apoyo de los sectores agricultura y ganadería, se ha pedido un compromiso de ellos para que la industria colombiana de la carne, la leche y el queso garanticen que no haya ganadería en los parques nacionales. Se necesita un compromiso por la legalidad porque solo Parques Nacionales Naturales de Colombia o solo la Fuerza Pública no van a poder solucionar esto. Que haya cero vacas en los parques nacionales tiene que ser un compromiso de legalidad del país.
Uno de los temas más complejos para Parques Nacionales ha sido lograr acuerdos de conservación con las personas que viven dentro de las áreas protegidas, ¿cuál es el balance de ese tema?
Esa es una tarea trascendental de Parques hoy en día. Vale la pena mencionar que, durante el Acuerdo de Paz, se dialogó con los campesinos que han estado en los parques desde hace más de 40 años. Se estableció que debíamos trabajar con ellos y ofrecerles alternativas para que desarrollen actividades permitidas por la ley dentro de los parques, en caso que quisieran quedarse, u ofrecerles alternativas de tierras fuera de ellos.
Eso todavía está en pañales, tomará mucho tiempo pero hemos tratado de ayudar en el cumplimiento de esa labor. Sin embargo, a esas comunidades también les quedó muy claro que la fecha de la firma del Acuerdo de Paz ponía una restricción a los campesinos que lleguen después. Estos últimos no tienen ningún derecho, saben que están llegando a un área protegida a desarrollar actividades no permitidas y con ellos no se hará ningún acuerdo ni ningún compromiso para darles tierra.
Usted ha mencionado que el presupuesto de Parques Nacionales ha venido mejorando pero que los retos que enfrenta la entidad exigen más recursos, ¿en qué campos se necesita un mayor presupuesto?
Indudablemente ha mejorado y cada año hemos logrado un aumento del presupuesto. En este momento tenemos el mayor y más importante programa de cooperación internacional en la historia de Parques Nacionales Naturales de Colombia. Se trata de la donación alemana a través del KFW que ha dejado recursos para lanchas, motores, sedes, vehículos, para mejorar el trabajo en tecnología, el trabajo con comunidades locales, senderos y ecoturismo. También está el apoyo de Estados Unidos a través del proyecto Riqueza Natural. La Unión Europea nos ha dado una oportunidad extraordinaria durante varios años de trabajar con las comunidades en un programa de desarrollo local sostenible para generar alternativas productivas y de bienestar, lo que redunda en conservación de las áreas protegidas.
El año 2021 será muy bueno para Parques porque va a tener un presupuesto histórico con herramientas financieras nuevas como las regalías, las transferencias del sector eléctrico, las tasas de uso de agua y el programa Herencia Colombia que es una alianza público-privada en la cual el gobierno pone la plata del impuesto al carbono, que al parecer por fin desembolsaron, y con la que va a contar Parques Nacionales el año entrante y espero que de aquí en adelante. El sector privado nacional e internacional va a poner recursos para que el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) avance, progrese y tenga lo necesario para tres metas principales: declarar nuevas áreas, mejorar la efectividad del manejo y trabajar en nueve mosaicos de conservación.
Se aspira que, para los próximos 20 años, sean unos 200 millones de dólares para todo lo que hay que hacer. Ahora, en el corto y mediano plazo, Parques necesita aumentar su planta de personal, sus recursos de funcionamiento y de inversión en infraestructura y mejorar la situación de los guardaparques en sus cabañas de control y vigilancia.
¿Cuáles son los principales retos que enfrentan las áreas protegidas en el país?
Colombia tiene que avanzar en la declaratoria de nuevas áreas porque, siendo un país megadiverso, el tiempo corre en contra de la conservación de áreas estratégicas y únicas que deben ser protegidas.
Es un reto grande del Estado, no es solo de Parques o del Ministerio de Ambiente. Cada declaratoria es una decisión de Estado porque involucra todo el trabajo técnico que aporta Parques y los diferentes científicos, pero también tiene un componente social y económico en el cual se vinculan otros sectores como Transporte, Minas y Agricultura.
También hay que ver lo que ocurrirá con la negociación del Convenio de Diversidad Biológica. Pasaron los 10 años de las metas de Aichi y la negociación, que por motivos de pandemia no tuvo lugar este año, se hará el año entrante y establecerá las metas para la siguiente década. Y todos ya sabemos, porque el Ipbes nos dio recientemente un informe gravísimo sobre la pérdida de biodiversidad, que las áreas protegidas son de las herramientas más estratégicas para combatir esa pérdida. La meta anterior pedía la conservación del 17 % del área terrestre y el 10 % del área marina y Colombia lo cumplió. Ahora, según dicen los científicos, lo ideal es que cada país tenga al menos el 50 % de su territorio con alguna figura de conservación. Si no se logra ese 50 % yo creo que en las negociaciones irán por el 30 %. Si se llega a establecer esa meta, Colombia tiene que apurar la tarea pero estoy convencida de que será posible porque hay muchas alternativas y figuras, no solo serán las áreas protegidas.
¿En qué quedó la creación de nuevos Parques como San Lucas y Manacacías y la ampliación de otras áreas protegidas como el Santuario de Fauna Acandí, Playón y Playona?
Lo que nosotros presentamos para el cumplimiento del Plan de Desarrollo [hoja de ruta del gobierno durante sus cuatro años de mandato] del presidente Duque fueron seis áreas nuevas y cinco ampliaciones. Todos estos procesos ya iniciaron y algunos podrán lograrse en el cortísimo plazo como Manacacías, Tochecito y áreas como San Lucas, los bosques secos del Patía y Cumaribo. Por otro lado están las ampliaciones del parque Sierra Nevada de Santa Marta, del Santuario de Fauna de Acandí y de Tatamá. Chingaza está también en proceso de ampliación.
Esas tareas ya están bien avanzadas y creo que, con la decisión que trae el gobierno, van a cumplirse antes de que acabe el presente mandato.
Usted ha dicho que no quería dejar su cargo y, en general, su trabajo de casi 17 años ha recibido muy buenos comentarios dentro del sector ambiental, ¿a qué se va a dedicar Julia Miranda ahora?
No tengo planes todavía. Sé lo que me gusta hacer en la vida, el desarrollo profesional lo tengo orientado hacia el tema ambiental y la conservación de la naturaleza. Estaré donde pueda desarrollarme en ese sentido, haciendo restauración o voluntariado o trabajando por esa causa, así sea en el jardín de mi casa. Aspiro a tomarme unos días de descanso y en enero veremos qué sigue.
Imagen superior: Julia Miranda Londoño en Foro Mundial sobre Áreas Protegidas / UICN / Archivo RedPrensaVerde
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