Entre el primero de abril y el 31 de julio es el tiempo de reproducción de este crustáceo categorizado como especie ‘En Peligro’ por la UICN.
Cada año, en los primeros días de abril, miles y miles de pequeños cangrejos negros (Gecarcinus ruricola) comienzan a salir de sus madrigueras y a formar largos y congestionados caminos rumbo al mar. Una migración que comienza en la hojarasca del bosque seco y termina en las playas, hasta finales de julio.
Gracias a esta travesía, cada vez disminuida en el número de viajeras, las hembras de cangrejo negro pueden desovar es decir, dejar sus huevos en el agua marina. Luego, en pocas semanas, los pequeños crustáceos aparecen, emergen y retornan a tierra.
Este es un tiempo clave para la supervivencia de la especie porque es aquí cuando se regenera y garantiza la supervivencia de la especie.
CARACTERÍSTICAS DEL CANGREJO NEGRO
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Este crustáceo tiene hábitos nocturnos.
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Su color es negro con manchas amarillas o violáceas.
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Una sola hembra logra puede alcanzar los 70 mil huevos en el desove, pero no todos sobreviven.
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No es único de Colombia, también habita países del Caribe como Cuba o México.
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Está clasificado en la Lista Roja de especies amenazadas de la UUICN.
Cuatro meses para su protección
El cangrejo negro a lo largo de los años se ha convertido en base de la gastronomía y economía isleña, hasta ser considerado como «parte de la identidad raizal y símbolo cultural del patrimonio tradicional. A partir de este animal se elaboran 22 platos típicos entre estos la famosa ‘sopa de cangrejo’ o las ‘muelitas de cangrejo’ platos característicos de la zona insular. Actualmente son 160 las familias de Providencia y Santa Catalina que dependen exclusivamente de la comercialización del crustáceo en ese territorio.
Sin embargo, la especie se encuentra amenazada a nivel global y está categorizada como ‘en Peligro’, según los estándares de la Unión Internacional de la Naturaleza (UICN).
“La caza indiscriminada e ilegal, la reducción del bosque, los depredadores y dificultades para sobrevivir durante los períodos de reproducción y migración, entre otros factores la han afectado”, explica la Corporación para el Desarrollo Sostenible de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Para protegerlo durante este periodo: abril, mayo, junio y julio, la mencionada autoridad ambiental declaró la veda, según Resolución 11156 de 1993 y 1132 de 2006.
En estos cuatro meses los isleños no podrán hacer uso de este recurso en cuanto a caza, extracción, consumo y almacenaje, por lo que la entidad pide a la comunidad respetar el tiempo de veda y así permitir que la especie cumpla con su ciclo vital.
¿Qué pide Coralina a raizales y viajeros?
- Evitar el almacenaje, consumo y transporte de cangrejo negro entre islas, ya que puede causar un proceso sancionatorio.
- No utilizar las vías de migración entre 6pm y 6am. Habrá retenes en la medida de la migración.
- Dar paso a las hembras que pasan en calles y caminos improvisados hacia mar para desovar en el agua.
- Tener cuidado de no hacer daño a los cangrejos bebés que regresan al bosque.
- Evitar quemas o destrucción del bosque, su hogar.
- No capturar a las hembras con huevos o cangrejos pequeños antes de que se reproduzcan.
- No ofrecer y solicitar este animal en restaurantes durante el período de prohibición.
- Informar a las autoridades ambientales sobre comercio de cangrejo negro en el período de veda.
- No arrojar desechos al mar y mantener las playas limpias.
Efectos del Huracán Iota
En reciente publicación del Instituto Humboldt se indica que, desde hace varios años se realizan monitoreos de la especie en 81 puntos de Providencia y Santa Catalina. “Debido al huracán Iota, no tenemos acceso a algunas zonas. Sin embargo, hemos ido a varios puntos claves en el suroeste donde evidenciamos la presencia del cangrejo”.
Así lo relata Sheily Orozco Archbold, ecóloga vinculada al Instituto Humboldt quien también considera que el huracán Iota, que afectó gravemente al archipiélago y en especial a la isla de Providencia, en diciembre pasado, impactó considerablemente el hábitat del cangrejo, es decir el bosque seco, pero considera que su población no se vio tan afectada.
“A esta especie le gusta estar entre los troncos de los árboles caídos y raíces. La problemática en la isla es la presión de captura por parte de la población. Además, la migración de los juveniles no se ve cada año, y últimamente se registra en cantidades bajas”. Con la veda se aplican medidas de control, pero no son suficientes. La mayor parte de la producción, es decir la carne y muelas, es llevada a San Andrés para su comercialización. Por temporada se alcanzan a sacar hasta un millón de cangrejos, de los más de tres millones que llegan en la migración”.