El murciélago pardo fue ascendido de categoría, ahora es una especie
Investigadores llaman la atención de la ciudadanía para que no agreda a estos mamíferos, son polinizadores y controladores de plagas, además de cumplir otras funciones en los ecosistemas.
Eptesicus miradorensis es su nombre científico, una subespecie de murciélago que fue ascendido de categoría porque un grupo de investigadores encontró que sus características morfológicas y morfométricas son distintas a otros de su género.
Este animal es vital para los ecosistemas donde habita porque consume insectos, algunos de los cuales son considerados como plagas, es decir, es un controlador natural en zonas naturales y áreas de producción agrícola.
Su presencia se asocia a zonas de alta montaña, más de mil metros de altura, y de bosque seco, se puede hallar en el Valle del Cauca, el macizo colombiano y en general el suroccidente del país.
Además de Colombia, se distribuye en México y Venezuela; pero también tiene poblaciones intermitentes en otros países de la región.
¿Qué encontraron?
Todo comenzó hace nueve años cuando ocho biólogos emprendieron el estudio del género Eptesicus con materiales de la Colección de Mamíferos del Instituto Humboldt, Museo de Historia Natural de América, Museo Británico, Universidad del Tolima, Colección Entomológica de la Universidad de Antioquia, Colección Nacional de Mamíferos de México y Colección de Mamíferos de la Universidad Nacional; entre otros.
Para este género estaban descritas 11 especies en Sudamérica; poniendo especial énfasis en la especie Eptesicus fuscus o murciélago pardo, especie que, a su vez, estaba dividida en 10 subespecies.
Poco a poco los investigadores fueron evidenciando que entre las subespecies de este murciélago existían varias diferencias.
“Empezamos a notar que entre las 10 subespecies del Eptesicus fuscus existía una alta variabilidad morfológica (estructura) y morfométrica (forma), es decir, que de unos individuos a otros se presentaban diferencias importantes en características como el tamaño y el color; lo que nos llevó a considerar que alguna subespecie podría tratarse de una especie”, explica Elkin Noguera Urbano, investigador de la Gerencia de Información Científica del Instituto Humboldt, uno de los autores de la investigación.
A partir de estas observaciones, revisaron muestras genéticas, tomaron medidas morfológicas y evaluaron partes como el cráneo y la piel, comparándolas hasta con 14 medidas externas y craneales de ejemplares distribuidos a lo largo de América.
“Luego de sumar toda la evidencia, obtener la secuencia genética de la subespecie analizada y compararla con otras secuencias, comprobamos que era un taxón diferente, es decir, que sí se trataba de una especie y no de una subespecie”, explica el investigador.
La especie resultó ser la más grande de todos los Eptesicus, mide entre 48 a 51 milímetros en su antebrazo y presenta un cráneo entre 19 a 20 milímetros.
También presenta una cresta sagital muy desarrollada en la parte posterior del cráneo y otra lambdoidea, es decir, en la cresta extendida en la parte posterior del cráneo, aspectos que no son tan destacados en otras especies.
Con lo anterior, la subespecie Eptesicus fuscus miradorensis pasó a convertirse en la especie Eptesicus miradorensis, la número 12 del género Eptesicus en Sudamérica y una nueva especie para Colombia.
Este hallazgo quedó descrito en el estudio: “Sistemática, morfometría y distribución de Eptesicus fuscus miradorensis, con notas sobre morfología e historia natural”.
El artículo fue publicado en la revista Therya, de la Asociación Mexicana de Mastología A.C., que difunde conocimiento sobre mamíferos, especialmente en Latinoamérica.
El investigador Elkin Noguera Urbano revela que, “Uno de los aspectos para tener en cuenta es que, al pasar de ser una subespecie a especie, se aumenta la riqueza de este grupo y también se constituye en un llamado de atención sobre el cuidado y preservación de estos animales”.