Incendios arrasaron 18 mil hectáreas en Paz de Ariporo
Entre el 17 y 23 de febrero se registraron cuatro conflagraciones que generaron pérdidas en fincas y áreas naturales.
El primero de los incendios inició el domingo 17 de febrero en la vereda Puerto Brasilia, a siete horas del casco urbano de Paz de Ariporo, Casanare. El segundo, el martes 19 en la vereda El Desierto; le siguió otro en Camorucos-El Desierto y uno más ocurrió el jueves 21, a media hora del centro.
Arles Benítez, secretario de Gobierno y coordinador de la Unidad Municipal para la Gestión del Riesgo, explicó que el origen de las llamas obedece a la irresponsabilidad de algunos miembros de la comunidad. «Desde antes de empezar el tiempo de verano veníamos haciendo reuniones para pedir que no hicieran quemas porque el calor estaba recio, pero la gente es terca y siguió con esas prácticas; entonces cuando las llamas se salen de control ahí si nos toca acudir a nosotros».
Para atender la situación, desde el miércoles 20 comenzaron a llegar los cuerpos de socorro (Defensa Civil, Cruz Roja y Bomberos de Yopal), quienes se dirigieron a Puerto Brasilia. En total acudieron 40 voluntarios quienes montaron un centro de operaciones en la finca La Caimana. Sus acciones se desarrollaron en la noche ante el excesivo calor y los vientos diurnos que aumentaban la intensidad de las llamas.
En este sector, según la Unidad de Riesgo, se quemaron unas 3.000 hectáreas, de las cuales el 80% corresponde a morichales y pastos, que no habían recibido agua desde noviembre pasado, cuando empezó la temporada seca.
Benítez dijo que opacar los incendios se complicó por las largas distancias a las veredas impactadas, ya que se localizan a más de seis horas del pueblo. En efecto, el casco urbano de Paz de Ariporo tiene un área de 6.5 km2 y la zona rural 13.793 km2. Se trata del segundo municipio más grande de Colombia después de Cumaribo (Vichada), con 13.800 km2. Esta cifra equivale al 27% del territorio casanareño y un área mayor que el departamento del Quindío. Es un municipio ganadero y petrolero, que limita con los departamentos de Arauca y Vichada.
Como consecuencia de los cuatro incendios, la Alcaldía reportó una afectación de 18.000 hectáreas y dijo que incluso podrían llegar a las 20.000. Los costos de esta operación ascendieron a 15 millones de pesos por compra de combustible, alimentación, refrigerios y contratación de transporte.
Para solventar la emergencia, tanto de sequía como de incendios, la administración solicitó la colaboración de las petroleras que operan en la zona, de las cuales solo algunas cooperaron, se informó. Por ejemplo, New Granada, la más antigua y con varios bloques en ese territorio, no respondió al llamado lo que causó descontento, afirmó Arles Benítez.
“Tiene muchos bloques en la zona, solo les pedimos un aporte en combustible, pero no nos facilitaron nada. Ellos aquí no se han ganado unos millones de pesos con todo el crudo que han sacado desde hace 15 años, se han ganado miles de millones. Son pozos que están a cinco kilómetros de donde habitan los chigüiros”.
Se quejó de la falta de recursos ante la disminución de regalías para el municipio. «Ahora trabajamos con las uñas. Hace 4 años teníamos 7.000 millones de pesos y este año 1.500 porque las compañías y contratistas se han ido. Por eso esperamos que no se presenten más incendios, nos queda un mes y medio de contingencia hasta que llegue la temporada de lluvias”.
Ardió El Desierto
El miércoles 20 de febrero, tan pronto se intensificaron las llamas frente a su predio, en la vereda El Desierto (de la cual es presidente), Willington Curumuro, pidió ayuda a los organismos de socorro y a la Alcaldía. Esta última, les dio la esperanza de enviar ayuda pero indicó que tenía inconvenientes con los vehículos y recursos, dados los demás incendios.
El Desierto es la vereda más grande del municipio con 32.000 hectáreas y una distancia de 6 horas por trocha desde la zona urbana (156 kilómetros). Allí habitan unas 200 personas en 45 fincas.
De esta forma, Willington, los dueños de otras fincas y algunos de sus trabajadores, decidieron conformar un improvisado ‘cuerpo de bomberos’ para tratar de ahogar las llamas porque la extrema temperatura de la zona y el viento -característicos de la temporada seca- habían extendido la llamarada a gran velocidad.
En su camioneta de platón, él y los ocho voluntarios cargaron agua en canecas hasta el borde del incendio y con bombas de espalda de cuatro galones, comenzaron a atacar al enorme foco.
Salían después de las 6 de la mañana para la sabana, en el día vigilaban el rumbo del fuego y de noche lo apagaban hasta las 3 de la madrugada. “Las llamas estaban muy altas, la temperatura insoportable y el viento fuerte. Era muy difícil combatir el incendio”, comentó el presidente de la vereda.
Con el paso de las horas los llaneros ingeniaron una forma para disminuir el alcance de las llamas: hicieron una fila sobre la línea de fuego para evacuar el agua sobre la candela mientras iban rotando uno a uno. Así combatieron el incendio el miércoles 20 y jueves 21. Con un tractor hicieron un barrido en el suelo y lograron que el fuego perdiera impulso.
El viernes 22, esperaron el foco del incendio al borde de un caño. Entre los nueve mojaron el piso antes de que las llamas alcanzaran ese punto y ahí lo controlaron. Al día siguiente apagaron focos pequeños en el pasto y en las raíces de algunos morichales. La ayuda del municipio y de los organismos de socorro no llegó. “Fue enviada a la finca La Caimana, porque el dueño es amigo del Alcalde”, informó Curumuro.
Consultado Arles Benítez, coordinador de la Unidad de Riesgo local, explicó que «la administración -amiga de todos los ciudadanos, aportó combustible para el tractor y realizó la gestión para que la Fuerza Aérea interviniera con un helicóptero que tiene el dispositivo bamby bucket. Se había acordado que tan pronto se apagara el incendio en Puerto Brasilia y Camorucos, los bomberos saldrían a apoyar al personal de El Desierto, pero ellos terminaron primero y no fue necesario».
Los daños
Willington Curumuro indicó que en esta zona se impactaron 12.000 hectáreas, es decir, el 50 por ciento de la vereda. Las fincas Israel, Planeta, Mata de Caña, El Cordel, Guaratá y Bella vista, se quemaron en su totalidad y perdieron los pastos de corte y mejoramiento de praderas.
“Los predios más pequeños sufrieron más. Los vecinos con lo poquito que tenemos nos hemos ayudado para buscar alimento y melaza para los animales. El ganado que estaba en la sabana fue repartido en varios lugares, aunque la mayoría, 1.500 cabezas, está en la finca de un vecino solidario”.
En los cuatro días que ardió la sabana el daño ecológico también fue grande, relató: “Yo había visto incendios pequeños, que se controlaban en dos o tres horas, pero nunca uno así. La pérdida de fauna es irreparable, esta es la temporada de reproducción de los loros, las guacamayas y los pericos de los cuales había una cantidad de pichones en los nidos. También vimos muchas tortugas, babillas, anacondas, cerdos de monte y venados muertos”.
Explicó que hasta un 30 por ciento de los morichales de la vereda se perdieron por completo porque el fuego dañó los brotes nacientes de palma que solo habían crecido unos tres o cuatro centímetros. “Las matas adultas de moriche así no estén quemadas totalmente, se terminan muriendo porque la candela se profundiza y les quema la raíz. Ahí nos toca esperar a que las palmas adultas que quedaron puedan echar semilla otra vez, el año entrante”.
Esperan apoyo del gobierno
Al momento de ser contactado por este medio, el líder de la vereda El Desierto se encontraba en la Gobernación del Casanare, en Yopal, a 90 kilómetros de Paz de Ariporo, para explicar lo ocurrido y solicitar ayuda para los afectados.
Lo intentó por dos días, pero tuvo que regresar a su pueblo porque no fue atendido por ningún funcionario de la Gobernación. Por eso a través de este medio envía un mensaje a las autoridades de su municipio, el departamento y Corporinoquia:
Audio:
MORTANDAD DE PECES
El incendio no fue el único hecho negativo para El Desierto en estos meses de sequía. El pasado 28 de enero la vereda sufrió una fuerte mortandad de peces en el caño la Fortuna, que atraviesa unas cuatro veredas antes de dejar sus aguas en el río Pica Pica que a su vez desemboca en el Meta.
Cuenta Willington que se perdieron unos 50 mil individuos de bagre, bocachico, caribe, guabina chancleto, purito, tierra, cuchillo, icoporo, cubano y rambo.
“Desde hace unos cinco o seis años se viene presentando esto, no sabemos por qué. La verdad es que en ese momento el caño no estaba tan bajo, esperamos conocer cuál fue la causa con los resultados de laboratorio que tomó Corporinoquia. Este caño es cuidado por la comunidad que se alimenta de peces una o dos veces por semana, no dejamos utilizar atarraya ni malla para conservarlo, por eso nos duele semejante mortandad”.
Existen diferentes versiones sobre el hecho. Voceros de la comunidad indicaron que una de ellas podría ser el efecto de la sequía, el envenenamiento del agua deliberado porque las aguas que son de un tono amarillo se tornaron negras o la contaminación de las aguas por fluidos de una petrolera a la que la autoridad dio permiso para instalar su plataforma sobre una fuente hídrica que desemboca en ese caño.
Ahora, mientras llega el invierno los campesinos de El Desierto también esperan que se les tenga en cuenta y les aporten las ayudas solicitadas.
Video tomado el 29 de enero de 2019 / ©Willington Curumuru
¿ Y LOS CHIGÜIROS?
A unos 150 kilómetros del pueblo, ya en la sabana, se encuentra el hábitat de unos 500 mil chigüiros silvestres. Para evitar una mortandad como la ocurrida en año 2014, cuando unos 25.000 individuos murieron por falta de agua, la Alcaldía dispuso el pasado 10 de enero de cuatro carrotanques para mantener el nivel de los estanques y préstamos donde estos permanecen. Hasta la fecha han depositado más de 600 mil galones de agua.
A su vez, Corporinoquia activó varios molinos de viento para sacar agua de los pozos y abastecer las máquinas que permanecen en el área.