Las aves, el gran atractivo para la ciencia participativa
2.2 millones de datos abiertos han generado iniciativas para registrar la biodiversidad de manera colaborativa entre investigadores y ciudadanos.
En los últimos tiempos los colombianos volcaron su interés hacia las aves, las cuales representan el 99 % de los datos abiertos recolectados a través de mecanismos de ciencia participativa. De las 1925 especies que tiene el país, 1785 fueron rastreadas por este medio. Los insectos, peces, anfibios y reptiles, también despertaron interés en la sociedad.
Si las aves son las más buscadas, las plantas, no tanto. “Los registros son bastante bajos pues alcanzan solo 2253 especies de las 30.3768 conocidas, un número desalentador tratándose del segundo país con mayor abundancia a nivel global”, indicó el Instituto Humboldt al revelar el análisis de 130 iniciativas nacionales de construcción de saber científico de forma participativa.
Para esta entidad, durante los últimos años, la contribución de habitantes rurales y urbanos de Colombia para registrar y comprender las dinámicas de la naturaleza se ha hecho más evidente:
“Gracias a la tecnología, la colaboración entre investigadores y comunidades ha aumentado siendo hoy una realidad, inviable en otro momento de la historia. Son más de 2.2 millones de datos abiertos -que duplican los existentes en otras fuentes como colecciones biológicas o universidades- generados voluntariamente por colombianos que han registrado la naturaleza, demostrando así la contribución que la sociedad hace al conocimiento de la biodiversidad del país”.
¿Qué es la ciencia participativa?
Es una forma de hacer ciencia en la que se integra activamente la participación de la sociedad. Voluntarios e investigadores comparten su esfuerzo intelectual, el conocimiento del entorno, las herramientas o los recursos, cocreando así una nueva cultura científica. Como resultado de este escenario abierto, trabajado en red y transdisciplinario, las interacciones ciencia-sociedad-política son mejoradas hacia una investigación más democrática basada en la evidencia informada para la toma de decisiones. Fuente: SIB-Socientize Consortium.
¿Cómo se hace?
La captura masiva de datos es una de las formas en que las ciencias, especialmente las ambientales, han puesto en marcha iniciativas participativas o ciudadanas, un concepto que parece reciente pero que en la práctica existe desde hace algunas décadas, explica el Humboldt.
Los proyectos son de tipo contributivo (50 % de participación) es decir los que buscan apoyo en la recolección de datos, algunos con más de 25 años de implementación en Colombia como los censos de aves.
También hay modelos colaborativos (31 %) de inventario o monitoreo que involucran participación en el análisis de la información. Y existen propuestas de cocreación (19 %) que plantean y responden la pregunta de investigación de la mano con las comunidades.
Estas iniciativas están disponibles en el Reporte de Estado y Tendencias de la Biodiversidad Continental de Colombia.
Los datos
Aunque documentar las propuestas todavía tiene sus limitaciones, incluso en aquellas que llevan décadas, es posible identificar algunos avances, principalmente, a nivel de registros, para los cuales existen plataformas, estándares y protocolos que permiten integrar y curar la información. La clave está en la participación de especialistas que contribuyen a la planeación y calidad en la obtención y depuración de los datos reunidos.
En las más de 130 iniciativas de construcción de conocimiento científico de forma participativa, analizadas en una encuesta realizada por el Instituto Humboldt, uno de los puntos clave a identificar fueron las actividades en las cuales se involucró de manera directa a la sociedad.
La tendencia global en el área de ecología y conservación evidencia que el 100 % de los proyectos analizados involucraron la participación ciudadana en la etapa de recolección de datos, sin embargo, cabe resaltar que para el diseño de metodologías, análisis e interpretación de la información los ciudadanos también intervinieron, pero esta vez en más del 50 % de los casos.
Si se habla de financiación, las organizaciones no gubernamentales y universidades, que ejecutan la mayoría de iniciativas de ciencia participativa, obtienen recursos principalmente de fuentes públicas (37,1 %) y privadas (31,9 %), asimismo de personas naturales (9 %) o contribuciones internacionales (7,8%).
Frente al acceso a los datos reunidos por medio de la ciencia participativa en el país, si bien gran parte de estos (76 %) se encuentran digitalizados o en formatos análogos, no son de libre consulta. En contraste, solo el 24 % de la información producida por los colombianos está disponible en portales de datos abiertos.
En esta vía, aparecen las plataformas móviles y web como:
- Naturalista con 24.212 registros de ciencia participativa.
- eBird, con 1.802.684 registros de especies de aves.
- XC con 19.460 sonidos de aves del mundo.
- AntWeb base de datos mundial con 5752 registros, imágenes e información sobre hormigas
- Infraestructura Mundial de Información sobre Biodiversidad (GBIF), con 5752 datos publicados en línea.
- Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SiB), que reúne más de 427.433 datos, que vienen posicionándose dentro de los medios más eficientes para compartir datos y crear comunidades virtuales alrededor de la naturaleza.
Entre los retos que la ciencia participativa tiene por superar -dice el Instituto- está la gestión integral de la información y el conocimiento; la liberación y acceso a los datos recolectados, muchos de ellos asentados en libretas de campo y computadores de investigadores y comunidades; la generación de productos informativos pensados para diversas escalas y públicos; el reconocimiento e integración de diversos sistemas de saberes y actores; y la trazabilidad del impacto de estas iniciativas en la ciencia, las personas y los sistemas socioecológicos.
“La clave para continuar la expansión de modelos de ciencia participativa en biodiversidad, y alcanzar avances de forma conjunta, es migrar los proyectos de corto a largo plazo anclados a recursos económicos capaces de fortalecer, en el tiempo, las relaciones entre los diversos actores, construir a partir de intereses comunes y aportar de forma significativa en la respuesta a preguntas claves sobre la diversidad biológica colombiana”.
Fotos: ©Felipe Villegas.