Desde julio de 2018, cuando se amplió el Parque Nacional, reportan pérdidas de 1.650 hectáreas en su zona norte y 555 en el área occidental.
ANTONIO PAZ CARDONA / MONGABAY LATAM
La deforestación en la Amazonía norte de Colombia no deja de ser una preocupación. El último boletín de alertas tempranas de deforestación del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) dejó claro que el principal núcleo se encuentra en el occidente del departamento de Caquetá, en inmediaciones de los ríos Yarí, Caguán y Quemaní afectando, incluso, al Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete.
La preocupación es tal que en abril de este año el Gobierno adelantó un operativo donde se recuperaron 120 hectáreas de esta área protegida y se capturaron a 10 personas —aunque posteriormente fueron dejadas en libertad—. Días después, el presidente Iván Duque anunció el lanzamiento de la Operación Artemisa para frenar lo que definió como “la hemorragia deforestadora de los últimos años”, recuperar la selva húmeda tropical y judicializar a quienes están detrás de la cultura deforestadora. Artemisa se concentraría inicialmente en el Parque Chiribiquete y el Área de Manejo Especial de la Macarena (AMEM), donde se encuentran otros tres parques afectados por la deforestación: Picachos, Macarena y Tinigua.
A esta gran preocupación se suma el último reporte del Monitoring of the Andean Amazon Project (MAAP), una iniciativa de la organización Conservación Amazónica (ACCA), que acaba de publicar el análisis La deforestación continúa en la Amazonía Colombiana (2019). En este nuevo reporte se indica una pérdida de bosque en la región amazónica colombiana de 56 300 hectáreas en los primeros cinco meses de este año y, además, se revela una pérdida de 2200 hectáreas al interior del Chiribiquete desde su ampliación en julio de 2018.
Poco a poco van entrando al Chiribiquete
Una de las cifras más alarmantes del reporte es que el parque Chiribiquete ha perdido más de 2000 hectáreas en menos de un año, desde que el expresidente Juan Manuel Santos anunciara su ampliación en 1,4 millones de hectáreas. Para hacer este cálculo MAAP utilizó las alertas tempranas GLAD, basadas en imágenes Landsat de 30 m de resolución, que son producidas por la Universidad de Maryland y presentadas por Global Forest Watch.
El reporte muestra que los puntos calientes de deforestación están concentrados en el noroeste de la Amazonía colombiana, alrededor de los Parques Nacionales Chiribiquete, Tinigua y Macarena, y la Reserva Nacional Nukak. Las principales causas de esta pérdida de bosque son “la conversión a pastos para el acaparamiento de tierras y la ganadería”, según indica el informe.
La situación es más preocupante para el país cuando se comparan los datos de deforestación de Colombia con los de otros países que también comparten el bioma amazónico. “La mayor concentración de pérdida de bosque del 2018 de toda la región amazónica occidental se encuentra ubicada en el noroeste de la Amazonía colombiana”, le dice Matt Finer, director de MAAP, a Mongabay Latam. Su afirmación se sustenta en otro reporte previo donde muestran el panorama de deforestación de la Amazonía occidental desde una perspectiva regional.
Los análisis del nuevo reporte para Colombia se concentran en dos puntos críticos. El primero se ubica en los llanos del Yarí, en el Chiribiquete occidental. Imágenes satelitales que comparan la zona en febrero de 2018 con mayo de 2019 muestran cómo han aumentado los parches de selva talada. Solo en esta zona se estima una pérdida de bosque de 555 hectáreas, entre julio del año pasado y mayo de este año.
El IDEAM en su reporte 17 de alertas de deforestación asegura que “en esta zona, el proceso de colonización es acelerado, ocasionando una demanda creciente de recursos y nuevas tierras que es incentivada por la reconfiguración de grupos armados organizados y por la ausencia de control estatal a escala local”.
El instituto de investigación ambiental asegura que los pastizales constituyen la principal cobertura a la cual se transforma el bosque, destinados a la actividad ganadera o a la usurpación de tierras, y añade que “esta transformación se ve potenciada a través de la red vial terciaria de la zona, que permite el acceso a nuevas áreas de bosque y a las quemas como método de remoción rápida de la cobertura. El núcleo cuenta también con cultivos de uso ilícito”.
La segunda zona sobre la que MAAP hace énfasis es la parte norte del parque Chiribiquete, en el área de su más reciente ampliación. Esta vez la comparación satelital muestra dos imágenes, una de febrero de 2018 y otra de abril de 2019, las cuales se acompañan por fotografías de sobrevuelos realizadas por la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS). En este punto crítico se habrían perdido 1650 hectáreas desde que el Parque se amplió en julio del año pasado.
Al igual que en la región de los Llanos del Yarí, la principal estrategia aquí, según el IDEAM, es crear pastizales con fines de usurpación de tierras o para actividades ganaderas.
Como ha sido reconocido por diferentes autoridades colombianas y por el mismo presidente Iván Duque, esta transformación generalmente es financiada por actores externos, cuya principal motivación es la expectativa de valorización de tierras para generar ganancias futuras. Además, los actores armados presentes en la zona promueven el desarrollo de actividades agrícolas de uso ilícito, así como la expansión de infraestructura vial informal que afecta a los bosques al facilitar el acceso para su intervención.
Una deforestación que no parece detenerse
La tecnología satelital ha permitido a diversas instituciones conocer con precisión las zonas de la Amazonía más afectadas por la deforestación. “Muchos hablan en términos generales de la grave situación en Chiribiquete, pero gracias a los satélites ya sabemos con más exactitud lo que está pasando y dónde. Las fotos de sobrevuelo de la FCDS también nos dan hoy un contexto importante”, afirma Matt Finer, director de MAAP.
Finer comenta que el avance acelerado de la deforestación no solo se da en este Parque —el más grande de la zona continental colombiana—, sino que pronto publicarán un nuevo reporte sobre las presiones que enfrentan los Parques Nacionales Tinigua y Macarena, y la Reserva Nacional Nukak.
La salida de la guerrilla de las Farc de estas áreas, que antes eran sus resguardos de guerra, significó un vacío de poder que poco a poco fueron llenando otros grupos ilegales que se han aprovechado de la acción tardía del Estado. El aumento de la deforestación en Colombia es una tendencia evidente desde 2016, cuando la pérdida de bosque fue de 178 597 hectáreas, pasando a 219 973 hectáreas en 2017. Las proyecciones del IDEAM podrían ubicar la de 2018 entre 280 000 y 300 000 hectáreas y solo la región amazónica concentra más del 60 % de la deforestación.
Rodrigo Botero, director de la FCDS, destaca el aumento de cultivos de coca en Parques como Macarena y Tinigua, y cómo esto también es visible en Chiribiquete y Nukak. Por ejemplo, la tendencia histórica que tenía Tinigua, de más ganadería que coca, parece estar invirtiéndose.
Al director de la FCDS le preocupa, al igual que a MAAP, lo que sucede en Chiribiquete. “Hay un proceso bien importante de deforestación a gran escala de la región entre Meta y Caquetá, y las cabeceras del río Yarí. Esto es tremendamente delicado porque además de estar entrando en Chiribiquete, se está entrando en territorio donde se tienen los registros de movilidad de pueblos indígenas en aislamiento voluntario. Coincide también con la presencia de grupos armados”.
Varios de los núcleos más grandes de deforestación están concentrados en el noroeste de la Amazonía colombiana, alrededor de los Parques Nacionales Chiribiquete, Tinigua y Macarena, y la Reserva Nacional Nukak.
Botero llama la atención sobre el tamaño y la dimensión de la inversión deforestadora que se está haciendo, la cual, dice, “no es de pequeños campesinos, es de grandes inversiones con casas enormes y corrales enormes. Una dimensión muy poderosa”.
La bióloga colombiana Dolors Armenteras, experta en transformaciones del paisaje, también le dijo recientemente a Mongabay Latam que a toda esta problemática se suma que “dentro de Parques como Macarena, Picachos y Tinigua hay propiedad privada a la que nunca se le solucionó su titulación. La gente no puede vender y se genera un mercado negro, que no se sabe cómo opera, pero donde existe la expectativa de que eso algún día valdrá mucho”.
Armenteras cree que durante 2019 la deforestación seguirá aumentando porque la frontera de colonización en la Amazonía no tiene límites y los especuladores van a seguir así, trabajando sobre los valores de la tierra en el futuro y con proyectos agropecuarios de gran escala.
*Sobrevuelo en el Parque Nacional Chiribiquete. Foto: Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS).
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