Foto cortesía de: Matthew Scott Luskin.
Los tigres de Sumatra pueden oscilar ahora entre 400 y 500, frente a los 1,000 que había en 1978. Su hábitat de bosque lluvioso en la isla de Sumatra está siendo reemplazado por plantaciones de caucho y aceite de palma.
Una expedición de investigación rastreó durante un año a tigres en peligro de extinción a través de las selvas de Sumatra y descubrió que estos felinos se aferran a la supervivencia en poblaciones de baja densidad. Sus hallazgos han renovado los temores sobre la posible extinción de estos escurridizos depredadores.
«Nuestros resultados son variados», comentó el autor principal Matthew Luskin, que dirigió la investigación para sus estudios de posgrado en la Universidad de California, Berkeley, y ahora es investigador de la red ForestGEO del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales, con sede en la Universidad Tecnológica Nanyang en Singapur. «La pérdida del hábitat clave está causando importantes desafíos de conservación para Sumatra, y en particular para esta especie en peligro crítico».
El estudio, publicado en diciembre pasado en la revista Nature Communications, fue financiado por la National Geographic Society y apareció en el New York Times.
Los tigres en las islas vecinas de Java, Bali y Singapur se extinguieron en el siglo 20, lo que provocó nuevos esfuerzos contra la caza furtiva para evitar el mismo destino para la subespecie de Sumatra. Esos esfuerzos han tenido mucho éxito.
Pérdida de bosques
La densidad de tigres ha aumentado en las últimas dos décadas y su número es dos veces mayor en bosques no talados, según el estudio. Pero allí también se encontró que los bosques bien protegidos están desapareciendo y están cada vez más fragmentados: del hábitat que dependen de los tigres en Sumatra, el 17% fue deforestado solo entre 2000 y 2012, borrando cualquier ganancia de las posibilidades de supervivencia de los tigres, escribieron los autores del estudio.
La destrucción del hábitat para las plantaciones de palma aceitera fue uno de los principales culpables de la deforestación.
«Este estudio ilustra que las observaciones a largo plazo basadas en el campo son esenciales para apoyar la conservación de nuestros animales y plantas más icónicos y amenazados», expresó Stuart Davies, Director de la Red de Observatorios Globales de Bosques Terrestres del Smithsonian (Forest-GEO).