Biólogos declaran su angustia por impactos en el Arco Minero
«Los venezolanos no pueden beneficiarse de su riqueza natural, por tanto sufren de ‘la maldición de los recursos’ o ‘la paradoja de la abundancia'».
Es una de las frases finales de la declaración emitida por la sección para Latinoamérica y el Caribe de la Sociedad para la Biología de la Conservación (SCB siglas en inglés), sobre la crítica situación socioambiental en el llamado Arco Minero del Orinoco.
Una franja de 111.843 kilómetros cuadrados, creada mediante decreto por el gobierno venezolano, para la extracción de minerales como oro, coltán, diamantes, hierro, bauxita, dolomita, entre otros. El Arco está dividido en cuatro áreas, donde avanza la exploración y explotación ante la apertura inversionista a unas 150 empresas internacionales.
«La prisa por extraer los minerales de Venezuela ha provocado asesinatos, masacres, explotación y esclavitud, desplazamiento forzado, abuso sexual, enriquecimiento de grupos armados ilegales y financiamiento de actores internacionalmente reconocidos como grupos terroristas», consigna el mensaje al mundo.
Los académicos advirtieron tener “evidencia reciente del uso sin control de químicos y metales nocivos, como el cianuro y mercurio, encontrándose elevados niveles de mercurio en la sangre de personas de al menos dos comunidades indígenas«. Indican que existe bioacumulación de estas toxinas en pescados y moluscos muestreados a kilómetros de distancia de la mina más cercana, en el área de influencia del río Orinoco.
También se refirieron a la aparición de enfermedades como el sarampión y la malaria y a «la grave violación a los derechos humanos, ausencia de control y falta de planes de manejo ambiental en el proyecto minero».
La declaración surgió al finalizar el simposio Una mirada al Arco minero del Orinoco y sus implicaciones para Venezuela y el Caribe Oriental, organizado por la Sociedad Venezolana de Ecología en el Primer Congreso sobre Biología de la Conservación de la sección (LACCA 2018) del 25 al 27 de julio, en Trinidad y Tobago. Fue preparada por los asistentes al evento y aprobada por votación durante la reunión de los miembros de la Sociedad, sección Latinoamérica y Caribe (LACA).
Con la declaración esta organización científica busca llamar la atención de la comunidad académica internacional, los países de la región y las organizaciones internacionales para los derechos humanos y el ambiente.
RPV publica el texto completo:
Declaración sobre el Arco Minero del Orinoco
Hay innumerables ejemplos de actividades mineras informales y a diferentes escalas de mecanización e industrialización que han tenido significativas consecuencias socioambientales cuando no son manejadas apropiadamente.
Alguna de estas son la deforestación, degradación y erosión del suelo, así como la contaminación las cuales impactan directa e indirectamente la biodiversidad y los servicios ecosistémicos asociados.
Dichos efectos afectan la seguridad alimentaria, salud y bienestar de las poblaciones humanas actuales y las generaciones futuras. En el Escudo Guayanés y Amazonía Venezolana, al sur del río Orinoco y en su delta existen áreas críticas para la conservación de la diversidad biocultural a escala regional.
En esta área la deforestación se ha incrementado exponencialmente en el periodo 2000-2015, en parte por la intensificación de las actividades humanas al norte del estado Bolívar, un foco de minería de oro, diamantes, hierro y coltán, entre otros metales y minerales. Una gran parte de estas actividades están relacionadas de forma directa o indirecta con el aumento de las prácticas de minería de oro informal, las cuales afectan áreas protegidas y territorios indígenas.
La magnitud del impacto de la minería es difícil de evaluar sin un minucioso y adecuado monitoreo. Cerca de las minas al sur del Orinoco hay evidencia reciente del uso sin control de químicos y metales nocivos, como el cianuro y mercurio, encontrándose elevados niveles de mercurio en la sangre de personas de al menos dos comunidades indígenas. Incluso, hay evidencia de bioacumulación de estas toxinas en pescados y moluscos muestreados a kilómetros de distancia de la mina más cercana, en el área de influencia de la pluma del río Orinoco. Adicionalmente, se han identificados varias áreas de concentración de casos de enfermedades transmitidas por vectores y enfermedades infecciosas como malaria y sarampión dentro de áreas mineras, las cuales han contribuido a incrementar la incidencia y prevalencia de dichas enfermedades en el país, e incluso en los países vecinos.
La mayoría de los minerales explotados en Venezuela deben considerarse minerales de conflicto pues su explotación está directa o indirectamente relacionada con graves violaciones de los derechos humanos. La premura en la extracción de los minerales contribuye a todos estos hechos. En 2016, el Gobierno Venezolano declaró una zona de desarrollo económica especial denominada Arco Minero del Orinoco (ZDEN-AMO), facilitando un marco legal para el incremento de la minería (artesanal o industrial) a pequeña, mediana y gran escala y exponiendo aún más a las áreas protegidas a estas actividades.
Hay suficiente evidencia para asumir que los problemas previamente mencionados se magnificarán si el decreto sigue siendo implementado sin un riguroso control y manejo. Además, estos impactos pueden trascender las fronteras de Venezuela mucho más allá del área de influencia del río Orinoco, afectando al suroeste caribeño, convirtiéndose así en una amenaza de alcance regional.
Planes de desarrollo de esta magnitud necesitan ser compartidos y discutidos públicamente con todos los actores relevantes en función de mejorar su planificación y en caso de acordarse su ejecución, mejorar las prácticas en su implementación.
Los estudios de impacto ambiental y social deben ser realizados y estar disponibles al público general. Las decisiones deben ser tomadas con base a la mejor información científica disponible haciendo énfasis en la inclusión de alternativas con base al desarrollo sostenible y las mejores prácticas.
Los miembros de LACA creemos que los biólogos de la conservación juegan un papel fundamental en este tipo de procesos al proveer la mejor evidencia científica y capacidad para monitorear los cambios en las variables biológicas de mayor importancia.
La sociedad civil venezolana, representada por la Academia Nacional de Ciencias Matemáticas, Físicas y Naturales; la Universidad de Los Andes; y la Sociedad Venezolana de Ecología, entre muchas otras organizaciones, han publicado sus preocupaciones relacionadas al proyecto, especialmente en lo referente a la falta de transparencia, ausencia de control y falta de planes de manejo que han caracterizado el proyecto del Arco Minero del Orinoco.
Nosotros creemos que cualquier planificador, desarrollador o actor nacional o internacional, relacionado directa o indirectamente con el Arco Minero del Orinoco, actúe para reducir de forma efectiva los impactos nocivos de las actividades mineras, por ello proponemos:
• Reconocer e integrar apropiadamente las consideraciones de los descubrimientos académicos y científicos con respecto a los impactos ambientales de las actividades mineras en Venezuela.
• Implementar los reglamentos de ley reconocidos por los diferentes países para proteger el ambiente, a través de la mitigación y remediación de los impactos
• Fortalecimiento de las políticas públicas y requerimientos legales para proteger el ambiente y asegurar el respeto a los derechos humanos a nivel nacional e internacional.
• Desarrollar y mejorar la implementación de los requerimientos no legales para proteger el ambiente.
Hacemos un llamado de atención a la comunidad global con respecto a la urgente necesidad de reconocer los paralelismos observados entre el caso de Venezuela y otras comunidades mineras a lo largo del mundo, para actuar de forma inmediata y apropiada a las consideraciones del caso.
Nota adicional sobre derechos humanos:
El área de desarrollo minero decretada en 2016 y titulada como «Arco Minero del Orinoco», no ha generado las oportunidades económicas que podrían surgir a partir de una variedad de inversiones mineras extranjeras, pero, si creó un «marco legal» alrededor de los proyectos
mineros que en la práctica son manejados por grupos armados y las fuerzas militares corruptas del Estado.
La zona al sur del río Orinoco no solo es biodiversa sino también, rica en oro, diamantes y coltán. La mayoría de los minerales extraídos se abren camino hacia los mercados internacionales a través de rutas de contrabando.
Los venezolanos quienes enfrentan una grave crisis ven una mayor profundización del modelo rentista en el país mientras no pueden beneficiarse de su riqueza natural. Por lo tanto, sufren de lo que a menudo se llama «la maldición de los recursos» o «la paradoja de la
abundancia».
La prisa por extraer los minerales de Venezuela ha provocado asesinatos, masacres, explotación y esclavitud, desplazamiento forzado, abuso sexual, enriquecimiento de grupos armados ilegales y financiamiento de actores internacionalmente reconocidos como grupos
terroristas.
Fuente mapa:
Foto superior: Prensa Indígena