«No es largar el agua y ya, así no funciona ningún río»: Isabel C. Zuleta
El Movimiento Ríos Vivos, integrado por 1.200 familias del área de influencia de #Hidroituango, pide el desembalse y una rigurosa revisión de las obras. «Las compensaciones no nos va a devolver la vida que teníamos, ni los peces muertos».
OLGA CECILIA GUERRERO / RED PRENSA VERDE
Isabel Cristina Zuleta, nacida en Ituango (Antioquia), asumió hace 10 años el liderazgo del Movimiento Ríos Vivos, defensor de los derechos de 1.200 familias afectadas por el proyecto Hidroeléctrico de Hidroituango. Esta megaobra, desarrollada por Empresas Públicas de Medellín (EPM), ha generado impactos sociales y ambientales denunciados por la comunidad desde el inicio de la construcción, agudizados hoy por las emergencias presentadas en los últimos diez meses, aguas abajo del proyecto.
El trabajo de esta socióloga, defensora y doliente del cañón del río Cauca, comenzó con un grupo de mujeres víctimas de la violencia con quienes se reunía para buscar mecanismos que desdibujaran el machismo y hallaran la salida a la reparación de las víctimas del conflicto armado, que de manera aguda vivía el territorio.
En ese camino conoció a muchas mujeres afectadas por el proyecto hidroeléctrico sobre el cañón del río Cauca, y entonce se dio cuenta que todas las decisiones para esa zona se tomaban desde la capital antioqueña y no en el corazón de la comunidad. Le pareció injusto y empezó a gestionar actividades y eventos en su pueblo.
«De tinto en tinto», como explica con su calmado acento paisa, fueron conformando pequeños grupos de gente en distintos municipios, que al principio tomó el nombre de Articulación de comunidades afectadas por Hidroituango, pero que en 2011 se empezó a llamar Ríos Vivos de Antioquia. Hoy, integrado por 1.200 familias de 14 organizaciones sociales de pescadores, barequeros, asociaciones de mujeres defensoras del agua y de la vida, grupos de jóvenes, adultos mayores, campesinos, algunas de solo hombres y otras de solo mujeres. Comprende las subregiones del occidente, norte y bajo Cauca antioqueño, y su fin es promover la garantía, defensa y protección de los Derechos Humanos, el Derecho Internacional Humanitario y contrarrestar las afectaciones por la megaobra. También, busca «la construcción de una política minero energética que respete la soberanía y autodeterminación de los pueblos que habitan dichos territorios».
Isabel Cristina Zuleta —quien obtuvo el pasado 5 de septiembre de 2018, el Premio Nacional a la Defensa de los Derechos Humanos como proceso colectivo del año— le contó a Red Prensa Verde cómo ha sido la evolución de las obras de Hidroituango, el impacto de estas hacia el territorio y el sentido social de su lucha.
¿Qué significa el río Cauca para las comunidades?
Es la vida. Es un espíritu que tiene su propio comportamiento, una propia forma de ser. Ha guiado por años a los cañoneros, como nos llamamos. Nos dice lo que debemos y lo que no podemos hacer, orienta las acciones cotidianas, da vida, da trabajo.
También es refugio: durante la guerra, en el cañón se alojaron muchas mujeres viudas que pudieron criar allá a sus hijos. Ellas huyeron de las masacres y en el cañón encontraron un medio de subsistencia en libertad, sin dominación.
Es un lugar, un espacio, un bosque, la vida para la mayoría de cañoneros y cañoneras. El espíritu del río es también la fuerza, porque es un río agreste, una fuerza que se ha representado como libertad. Era furioso, no apacible, tranquilo o sereno donde la gente se bañara. Era un río que chocaba con las piedras. Solo después de Tarazá es más amplio, en la llanura, aunque siempre conserva mucha velocidad, una velocidad que hoy no tiene.
¿Cómo fue la irrupción de Hidrotuango en el cañón del Cauca?
Comenzó en 2009 con la llegada de un momento a otro, de mucha maquinaria, un despliegue no consultado, ni informado. Dijeron que había llegado el desarrollo, que iba a traer muchos beneficios para la gente.
Esa fue la primera muestra de desarrollo junto con los bombardeos con dinamita para apertura de vías y túneles. Nuestras primeras solicitudes básicas era que le dijeran a las comunidades cuándo iban a realizar esas explosiones porque no sabíamos qué era, había angustia como cuando estábamos en la misma guerra.
Luego, en 2010, siguieron los desalojos forzados. Nunca habíamos visto el Esmad o la Policía en zonas rurales, que llegaron a desalojar a la gente por la fuerza, quemaron viviendas, arrojaron las atarrayas, bateas y herramientas de los pescadores al río. Hubo mucha humillación y maltrato.
Los trabajadores que llegaron contaminaron las fuentes hídricas, acorralaron a la gente que habitaba las playas y pusieron los baños al lado de los ríos. Los desalojos aun los estamos viviendo, esa estrategia de despojo legal sigue, hay varias órdenes de desalojo vigentes.
Hablemos de la última emergencia
Ha sido lo peor que hemos vivido y hemos vivido unas situaciones aterradoras. Hay documentadas 134 masacres en la región, miles de desaparecidos, fosas comunes, tierras llenas de minas antipersonales, el desplazamiento forzado de la mayor parte de la población. Situaciones que nadie quisiera que se presentaran, casos de tortura, asesinatos de líderes, persecución, pero nunca habíamos vivido lo que estamos viviendo hoy.
Es como si la muerte se hubiera apoderado no solo de nosotros sino de todo lo que nos rodea: los árboles, los peces, las piedras, las montañas.
Como si la muerte hubiera llegado no solo al cuerpo sino al hábitat, a los animales que huyeron, que no encontraron agua, igual que la gente. Hay desespero, hambre, al ver como todo muere, la comida no puede ser consumida. Aguas arriba dicen que los peces también están contaminados, que no se pueden comer.
Hay tristeza, desesperanza, rabia y angustia porque no se sabe que va a pasar.
Lo ocurrido despertó la solidaridad nacional, ¿cómo vivió esas manifestaciones?
Por aquí nos enteramos poco, pero afortunadamente salí por estos días y vi toda esa solidaridad, pero qué tristeza que se haya dado tan tarde. Tantas veces que nosotros rogamos que no hicieran esa obra…
Hoy si nos sentimos muy acompañados y mucho más al ver gente bonita que entiende de agua, mandando sus videos, sus expresiones de dolor y comprensión. Los sinuanos nos mandaron una canción bellísima sobre lo que ellos vivieron con Urrá.
Pero también es triste todo lo que tiene que pasar para que la ciudadanía entienda el impacto de los megaproyectos. Hasta donde se tiene que llegar: a perder un ecosistema tan maravilloso como era el río Cauca, nos va a faltar vida para ver que se recupere del todo, si es que se toman las medidas necesarias.
Pero lo menos ya no nos sentimos tan solos como en estos diez años. Hemos estado muy acorralados, solos, abandonados por gente que dice ser ambientalista, a quienes buscamos en muchos espacios pero que a la hora de la verdad decían que les daba miedo ir por allá porque era peligroso.
El movimiento denunció oficialmente las amenazas, ¿cómo está la seguridad de la comunidad?
Nosotros seguimos siendo amenazados. El año pasado recibimos 108 ataques en contra del movimiento. La Fiscalía no ha avanzado en las investigaciones.
¿Pero qué les reporta el gobierno frente a todo lo que está pasando?
Nada. EPM hace lo que le da la gana, ellos son los que mandan, lo mismo que los grupos armados. Cuando ha venido la ANLA les mostramos todo, les explicamos y saben lo que pasa, ellos sacan y sacan procesos sancionatorios, pero no pasa nada, son unas instituciones de adorno.
Lanzaron una campaña para pedir el desmonte de Hidroituango. ¿Es realmente factible que esto pase?
Lo que vemos es que el desmantelamiento ya se está dando. Inició en el mismo momento en que ellos taponaron con cemento ese túnel antes de terminar el muro y nos pusieron en riesgo a todos y a su propio proyecto. Esa acción la tomaron para evitar que se suspendiera o aplazara la fecha del llenado del embalse por nuestras denuncias internacionales, por los muertos que hay ahí enterrados, ahí debajo, que están inundados. Ellos han desmantelado la verdad y hace mucho empezó el desmantelamiento del proyecto, es un proceso difícil, muy complejo.
Pero no solo es absolutamente posible el desmonte sino absolutamente necesario, es la única forma que esta amenaza no se configure en una tragedia.
Aunque está lleno embalse y supuestamente terminado el muro, sigue siendo inviable, es perfectamente factible que lo desmantelen. Se suponía que al terminar el muro pasaba la amenaza, pero no. La misma naturaleza se ha encargado de mostrarlo.
¿Aparte del conocimiento local que acertó en muchas de las advertencias frente a la montaña, la comunidad está siendo asesorada por la Academia?
La Universidad de Antioquia como institución no nos apoya porque han tenido múltiples contratos con EPM. Pero algunos profesores de manera independiente si nos han ayudado. Antropólogos, arqueólogas o geólogos con sus investigaciones han avanzado para que esta área se declare como patrimonio nacional por sus hallazgos y cultura. Respecto a las fallas geológicas, han estado atentos a si tiembla y nos han capacitado.
Otros investigadores de Bogotá han recorrido el cañón con nosotros para tomar muestras y trabajar en diferentes áreas. Todo ha sido de manera aislada, gracias a su ética y su responsabilidad. La academia nos dejó solos… por los contratos.
¿Cómo queda la región respecto al daño ambiental, teniendo en cuenta que el secamiento del río ocurrió en plena subienda?
La vida aquí es de hambre. Los pescadores salieron a buscar la vida que quedaba. No hay esperanza porque se han muerto los alevinos que son la pesca de mañana. Los pescadores siempre cuidan las ciénagas porque saben que ahí está la comida, pero murieron los peces más pequeños.
Lo paradójico es ver que a los pescadores los sancionaban por tener una atarraya, por talar un árbol. El Ejército les decomisaba sus materiales y bateas. Pero ahora vimos que a una empresa grande le permiten matar a más de cien mil peces de todas las especies, sin que pase nada. Esto además de triste es injusto porque no hay comida.
Ya con la compuerta abierta, Ud. que conoce la dinámica del Cauca ¿qué viene?
El río ha perdido mucho de lo que ha sido, al subir el nivel habrá más erosión. El río no puede estar para abajo y para arriba. Así no son los ciclos del río, es un proceso lento. Ellos abren y cierran compuertas y creen que el río también está en un sube y baja.
Nos preocupa muchísimo porque la calidad de agua del embalse es pésima. No confiamos en lo que dice EPM. No sabemos el manejo que se le está dando a la ciénaga. Hemos preguntado, nos dicen que la taponaron para evitar que se secara. No entendemos ese manejo absurdo, sabiendo que hay aguas subterráneas. Nunca nos han dado mediciones de caudal, no creemos que sea un manejo ecológico. Necesitamos los sedimentos, la dilatación de la ribera, la velocidad del río depende de los sedimentos que se acumulan allá y que no van a pasar por el vertedero.
Los microorganismos están muriendo porque ha aumentado la temperatura, la flora del río está muy afectada y eso no es que se pueda ir a sembrar afuera, son procesos milenarios que van a tardar mucho tiempo en restaurarse.
No es largar el agua y ya, así no funciona ningún río.
¿Cómo es la relación de Ríos Vivos con EPM?
No han querido conversar con el movimiento por ser opositores. No hay ningún tipo de diálogo abierto para buscar soluciones.
Muchas voces refieren la urgente compensación a las comunidades afectadas por la reciente emergencia ¿qué opina?
No creo en la compensación, no hay manera. La muerte no es irreversible para ninguna especie. ¿Que nos pueden ofrecer para devolvernos la vida que teníamos antes o devolverle la vida a los miles de peces que mataron? La reparación es plata, ni con toda la plata del mundo pueden revivir las especies que se perdieron.
Que quisiera decirle al presidente Duque de parte de su Movimiento y de la gente que sufre a raíz de esta tragedia
Que todavía hay mucho por hacer. Si realmente entiende la importancia del río Cauca, el segundo más importante de Colombia, debe saber que este problema no es político, no es técnico, que deje creer en la falacia de que van a sacar el proyecto adelante. Este es un problema ético que ya tocó fondo, que ha hecho mucho daño. Por eso hay que abordarlo éticamente y hay empezar por el principio, por las obras necesarias para desembalsar y verificar en qué condiciones está la obra, después se puede decidir cualquier cosa.
Que le haga caso a los expertos independientes a quienes no han recibido dinero por su concepto, que desembalse y nos deje sacar los muertos.
Es la única salida, si siguen creyendo que ya el problema de la casa de máquinas está bien, tendremos una duda y una bomba de tiempo eterna.
Necesitamos que desembalsen, que verifiquen todo, que no nos vaya a matar Hidroituango de un día a otro. Y si van a seguir con el proyecto necesitan demostrar primero que todo está bien.
Todas estas playas eran #RioCauca hoy están secas por #HidroituangoRiesgoEterno y ninguna institución se pronuncia Nos han robado una fuente de vida #HidroituangoEstaMatandoElRío pic.twitter.com/BnohHsohCm
— Movimiento Ríos Vivos (@RiosVivosColom) January 28, 2019
Foto superior: EPM