Las soluciones basadas en la naturaleza deberán triplicarse para 2030 y multiplicarse por cuatro para 2050, recomienda nuevo estudio internacional.
La necesidad de acelerar los flujos de capital hacia soluciones basadas en la naturaleza y hacer de esta un elemento central en el sector público y privado frente a desafíos sociales como la lucha contra las crisis climática y de biodiversidad, urge el nuevo estudio dado a conocer esta semana en Ginebra, Suiza.
La Iniciativa Económica de Degradación de la Tierra (ELD) de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) en colaboración con Vivid Economics, instaron a gobiernos, instituciones financieras y empresas a superar esta brecha de inversión poniendo a la naturaleza en el centro de la toma de decisiones económicas en el futuro.
Encuentran que las inversiones anuales en soluciones basadas en la naturaleza deberán triplicarse para 2030 y multiplicarse por cuatro para 2050, a partir de la inversión en soluciones basadas en la naturaleza de US$ 133.000 millones de 2018.
Para Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el informe es un llamado de atención para que gobiernos, instituciones financieras y empresas inviertan en la naturaleza, incluida la reforestación, la agricultura regenerativa y la restauración de nuestros océanos: Los países y líderes de la industria tendrán la oportunidad de hacerlo en las próximas cumbres relacionadas con el clima, la biodiversidad, la degradación de la tierra y los sistemas alimentarios, y en el contexto del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030.
Cerrar la brecha financiera a 2050
El estudio reporta que para poder cerrar esa brecha financiera de 4,1 billones de dólares a 2050 se necesitan transformaciones estructurales: Esto puede lograrse reconstruyendo de manera más sostenible después de la pandemia COVID-19, pero también desviando los subsidios dañinos a la agricultura y los combustibles fósiles y creando otros incentivos económicos y regulatorios.
Los investigadores recomiendan que invertir en la naturaleza apoya la salud humana, animal y planetaria, mejora la calidad de vida y crea empleos. La naturaleza actualmente solo representa 2,5% del gasto en estímulos económicos proyectado a raíz del COVID-19. Por tanto, el capital privado también tendrá que ampliarse drásticamente para cerrar la brecha de inversión, explican: El desarrollo y la ampliación de los flujos de ingresos de los servicios de los ecosistemas y el uso de modelos financieros combinados como medio para atraer capital privado se encuentran entre el conjunto de soluciones necesarias para que esto suceda, lo que también requiere que las entidades del sector privado compartan los riesgos.
Por sí solas, las soluciones basadas en los bosques, incluidas la gestión, la conservación y la restauración, requerirán US$ 203.000 millones en gastos anuales a nivel mundial, según el informe. Eso equivale a poco más de US$ 25 por año por cada ciudadano en 2021, por eso el llamado a unir las inversiones en acciones de restauración con el financiamiento de las medidas de conservación. Esto podría resultar, dicen, en aumentos del área forestal y agroforestal que sería la combinación de producción de alimentos y cultivo de árboles, aproximadamente 300 millones de hectáreas para 2050, en relación con 2020.
«La pérdida de biodiversidad ya le está costando a la economía global 10% de su producción cada año. Si no financiamos suficientemente las soluciones basadas en la naturaleza, se afectará la capacidad de los países para avanzar en otras áreas vitales como la educación, la salud y el empleo. Si no salvamos a la naturaleza ahora, no podremos lograr el desarrollo sostenible», Inger Andersen, directora ejecutiva PNUMA.
La publicación advierte que en las próximas cumbres sobre clima, la biodiversidad, la degradación de la tierra y los sistemas alimentarios, así como el lanzamiento del Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas el 5 de junio de 2021, brindan la oportunidad de aprovechar el impulso político y empresarial para alinear la recuperación económica con el Acuerdo de París y el Marco Mundial para la Diversidad Biológica posterior a 2020 y, por lo tanto, ser coherentes con los objetivos de limitar el calentamiento a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales y de detener y revertir la pérdida de biodiversidad.
Naturaleza, negocios e inversión
Los autores del informe afirman que en 2018 la inversión anual del sector privado en soluciones basadas en la naturaleza fue de US$ 18.000 millones. La financiación privada solo representa 14%, incluido el capital movilizado mediante cadenas de suministro agrícolas y forestales sostenibles, inversiones de capital privado, compensaciones por biodiversidad financiadas por el sector privado, capital filantrópico, financiación privada respaldada por organizaciones multilaterales y mercados de carbono relacionados con los bosques y otros usos de la tierra.
En el financiamiento climático, la inversión del sector privado representa la mayoría de los flujos de capital (56% según la Iniciativa de Política Climática). La ampliación del capital privado para soluciones basadas en la naturaleza es uno de los desafíos centrales de los próximos años, con un enfoque específico en invertir en la naturaleza para apoyar el crecimiento económico sostenible en el siglo XXI.
Resaltan que los inversionistas, desarrolladores, creadores de infraestructura de mercado, clientes y beneficiarios pueden desempeñar un papel en la creación de un mercado en el que las soluciones basadas en la naturaleza accedan a nuevas fuentes de ingresos, aumenten la resiliencia de las actividades comerciales, reduzcan los costos o contribuyan a la reputación y el propósito.
Si bien ya han surgido varias iniciativas impulsadas por el sector privado, el informe destaca la necesidad de que las empresas y las instituciones financieras sean cada vez más parte de la solución compartiendo el riesgo y comprometiéndose a impulsar las finanzas y la inversión en soluciones basadas en la naturaleza de una manera ambiciosa y con metas claras y plazos determinados.
Finalmente el informe aclara que las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza no pueden sustituir a la descarbonización de todos los sectores de la economía, pero sí tienen la capacidad de contribuir al ritmo y la escala requeridos en la mitigación y adaptación al cambio climático.