De los ocho millones de toneladas de basura plástica que hay en los mares, un 10% por ciento proviene del sector pesquero.
Cada año se pierden o abandonan 640 mil toneladas de artes de pesca en los océanos del mundo.
Aún siendo desechos, estos aparejos, como lo son las enormes redes plásticas y líneas de pesca, siguen atrapando peces u otras formas de vida marina y matando indiscriminadamente todo lo que capturan. A esto le han llamado «pesca fantasma».
Es tal el volumen de escombros de este tipo, que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera que el 10% de todos los desechos de los océanos corresponde a estos aparejos.
Esta problemática se originan por:
– Arrastre a causa de tormentas o meteorología adversa, desde los barcos al agua.
– El entorno marino hace que se rompan o enreden en otros objetos, impidiendo su recuperación.
– Abandono de redes por los pescadores.
– Instalaciones no adecuadas en los puertos para que los barcos descarten los aparejos al final de su vida útil.
– Son desechados deliberadamente por la pesca ilegal
– Por pérdida como resultado de accidentes y errores humanos.
¿Qué daños causan?
Ballenas, delfines, focas y tortugas (algunas de las cuales están en peligro de extinción) son atrapadas hasta morir.
Los ‘aparejos fantasma’ también llegan a las playas como basura. Se convierten en un peligro para aves, en un riesgo para la salud y la seguridad de los bañistas, dice la FAO.
Igualmente, con el tiempo, las redes de pesca abandonadas en el océano pueden descomponerse en partículas más pequeños (<1 mm), que son difíciles de detectar a simple vista. Estos microplásticos pueden afectar a una amplia gama de organismos -incluidos peces pequeños y el plancton-, y causar graves daños toxicológicos no solo a la fauna marina sino también a las personas, si logran finalmente introducirse en la cadena alimentaria humana, indica la entidad.
“Los aparejos de pesca abandonados, perdidos o descartados (ALDFG por sus siglas en inglés) están siendo reconocidos como un reto que debemos abordar ahora por el bien de nuestro medio ambiente marino y de las personas cuyas vidas y medios de subsistencia dependen de él”, dice la FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)”.
¿Cómo controlarlos?
Para contrarrestarlos, acaba de ser elaborado un borrador con las Directrices voluntarias sobre el marcado de artes de pesca con el fin de que sea adoptado por el Comité de Pesca de la FAO (COFI), en su reunión de julio próximo.
El COFI es el único foro mundial intergubernamental en el que se examinan las principales cuestiones y problemas internacionales de la pesca y la acuicultura, y se formulan recomendaciones para los gobiernos, las organizaciones regionales de pesca, las ONG, los pescadores, la FAO y la comunidad internacional, en forma periódica y mundial.
La propuesta consiste en que los países puedan desarrollar sistemas efectivos para marcar los aparejos de pesca, de modo que sean rastreados hasta su propietario original.
Para la FAO este sistema apoyará los esfuerzos para reducir los detritos marinos y sus efectos nocivos sobre el medio ambiente, las poblaciones de peces y la seguridad de la navegación.
También permitirá a las autoridades locales vigilar cómo se utilizan las artes de pesca en sus aguas y quién las está usando, convirtiéndose en una eficaz herramienta en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR).
“El marcado adecuado de las artes de pesca es una herramienta eficaz para mejorar su gestión en conjunto, evitando que este material sea abandonado, perdido o descartado, facilitando su recuperación y detectando potenciales operaciones de pesca ilegal”, explicó Árni M. Mathiesen, Subdirector General de Pesca de la FAO.
Además de lo anterior, este organismo mundial propone mejorar la información y la recuperación de los artes de pesca, acabar con la pesca ilegal, generar incentivos económicos para la prevención, invertir en nuevas tecnologías y mejorar los programas de recolección, eliminación y reciclaje.
Fotografías: ©World Animal Protection