La Fundación Yubarta investiga a los cetáceos y trabaja con comunidades costeras para la protección de esta especie en el país.
Samuel López /Red Prensa Verde
Se calcula que cada año llegan a las costas del Pacífico entre 3.000 y 4000 ballenas yubarta o jorobada (Megaptera novaeangliae).
Cuando comienza el invierno polar, estos mamíferos inician un recorrido de 8.000 kilómetros desde sus zonas de alimentación en la Antártida y los canales patagónicos chilenos, hasta el trópico.
Es allí, cuando sus grandes giros, su canto mágico y profundo, las convierte en protagonistas desde julio a noviembre. Es tiempo de reproducción, por eso cuando nacen sus crías, estas aprenden a nadar, respirar y a dar los saltos más grandes de sus vidas.
Las yubartas y el ecosistema
“Son animales que mantienen el control de otras poblaciones de especies, son depredadores y se encuentran en la cima de la cadena trófica, así que regulan o modifican el ecosistema. Por ser animales grandes alteran la columna de agua lo que permite expandir nutrientes y microorganismos como el plancton, sabemos que el plancton es uno de los principales generadores del oxígeno en la tierra. Esta es la importancia de las ballenas desde el punto de vista biológico”, explica Laura Benítez, investigadora de la Fundación Yubarta.
Señala que desde el punto de vista ecológico, “son especies carismáticas y son catalogadas como especies sombrilla. Es decir que al proteger esta especie, se protegen otras, porque ocupan grandes espacios de territorio. Por ejemplo, en determinada zona donde las ballenas se concentran, también hay arrecifes coralinos u otras especies de importancia biológica, al proteger las ballenas también estaríamos conservando otras formas de vida”.
En Colombia, desde hace 27 años, la Fundación Yubarta trabaja en la protección de esta especie.
Nació en 1991 con el objetivo de garantizar la continuidad a largo plazo de los estudios de ballenas jorobadas que inició Lilian Flórez González, su directora, en 1986, en la isla Gorgona.
Durante casi 30 años, los miembros de esta organización, se han dedicado al estudio de su biología, ecología, distribución, comportamiento y tamaño poblacional.
Ecoturismo y ballenas
El arribo de los cetáceos se ha convertido en una oportunidad económica por medio del avistamiento de estas especies.
Yubarta y la Dirección General Marítima (DIMAR) crearon la Directiva Permanente N° 001-2001 que regula el turismo de observación y el comportamiento de las embarcaciones, buscando limitar el impacto sobre las ballenas, saber cómo acercarse y hacer avistamientos turísticos responsables. Sin embargo, para Benítez “esto es complejo y hace falta mucha sensibilización acerca del tema”.
En Colombia el principal punto de avistamiento es el Parque Nacional Natural Uramba Bahía Málaga, “reconocido mundialmente por ser uno de los sitios de destino de la migración estacional de poblaciones de la ballena jorobada, que arriba a sus aguas cálidas y calmadas para criar a sus ballenatos y con fines reproductivos”, informa Parques Nacionales. Sin embargo, las ballenas se distribuyen a lo largo de toda la costa pacífica, principalmente en Bahía Solano, Cupica, Golfo de Tribugá, Tumaco y los parques nacionales naturales Utría, Uramba Bahía Málaga y Gorgona.
“Hace 10 años se estimó que en Colombia llegan aproximadamente 3.000 a 4000 ballenas. Sin embargo, este es un dato que estamos actualizando”, dice la investigadora.
Principales amenazas en Colombia
A pesar de contar con la presencia de estos mamíferos en Colombia y de que la organización indica que es una población que se está recuperando, existen situaciones que las ponen en riesgo.
El ruido de las embarcaciones altera la comunicación entre madre e hijo. “Los cetáceos son animales que se orientan y se comunican por medio de sonidos. Las ballenas jorobadas en particular, tienen un canto muy especial considerado uno de los más complejos de la naturaleza, por este motivo pueden tener perturbaciones acústicas” expresa Benítez.
La contaminación de las costas, el derrame de petróleo, e incluso el incremento del turismo también se suman a la lista de riesgos que corren. Al incrementarse el turismo están expuestas a colisiones “se deben tener estrategias para disminuir el tráfico de las embarcaciones y sus velocidades”.
Las mallas y el tipo de pesca, también son una amenaza para las ballenas, de hecho en Colombia esta es la principal amenaza, se ha encontrado que representa el 35% de los casos de muerte o lesión inmediata no letal. Por otro lado, cerca del 29% de los registros de mortalidad y lesiones no letales en Colombia se deben a colisión con embarcaciones, reporta la Fundación.
Acciones con la comunidad
Para proteger a esta especie es necesario desarrollar acciones con las comunidades de los territorios donde llegan las ballenas, como talleres y capacitaciones: “Creamos sensibilidad en las comunidades diciendo por qué es importante conservar esta especie, por qué es una fuente de ingresos en la costa pacífica colombiana. Hay que hacerlo sostenible porque en algún momento se puede afectar e irse”, asegura Benítez.
De igual forma, en alianza con el Parque Nacional Natural Gorgona realizan monitoreos anuales de mamíferos marinos con especial énfasis en ballenas jorobadas, toman datos de comportamiento, de distribución, de la geoposición de los animales, grabaciones de canto y muestras de piel para estudios genéticos.
Un documental sobre ballenas
La comunidad científica se encarga de realizar grandes investigaciones que en algún momento urge contarle a las personas. Es ahí donde los elementos de la comunicación se convierten en un buen aliado.
Edwin Laverde, fotógrafo documental desde hace 20 años, prepara la serie Colombia Megadiversa, el primer capítulo será Yubarta, la ballena jorobada un proyecto en el que la Fundación Yubarta dará el aval científico junto con otras organizaciones como la Fundación Omacha y Conservación Internacional Colombia.
Esta producción, que será de libre acceso, busca que las personas se conecten con la yubarta, conozcan de manera cercana la especie, su entorno natural y fomenten su conservación.
Parte de los recursos serán destinados a los niños que viven cerca de las zonas donde llegan las ballenas porque según indica la bióloga, es irónico que muchas personas de la comunidad sepan que existen las especies pero no las conocen bien. “De hecho, mucha gente que vive en las costas les tiene miedo, por falta de conocimiento, entonces es un medio de sensibilización para que entiendan que son un recurso valioso”.
“La importancia de conservar estas y todas las especies es que finalmente reconozcamos que nosotros necesitamos de la biodiversidad, que nuestra supervivencia depende de ella. Entonces, en este caso, si las ballenas son las que aportan nutrientes que favorecen el crecimiento del plancton, que genera el 50% de oxígeno de la tierra, ¿Qué pasaría si estas especies se extinguen? Cada especie cumple una función específica en el ecosistema y eso es lo que los humanos no han podido entender”.
Fotos: ©Fundación Yubarta