Experiencias en Perú, Bolivia y Ecuador muestran la posibilidad de la recuperación de las poblaciones de especies en riesgo de extinción. Agricultura, ganadería, tala y construcción de carreteras, entre otros factores, están acabando con sus hábitats.
Yvette Sierra Praeli
Por lo menos 504 especies de primates —distribuidos en 79 géneros— están presentes en todo el planeta. Sin embargo, alrededor del 60% de estas especies están amenazadas y cerca del 75% tiene su población en declive.
Las cifras en Latinoamérica indican que son 217 especies y subespecies que viven en 20 países desde el sur de México hasta el norte de Argentina y que por lo menos el 40% de primates endémicos de la región están amenazados de extinción.
Estos números son una alerta sobre lo que sucede alrededor de estas especies emparentadas con los humanos. Actividades como la agricultura industrial, la ganadería a gran escala, la tala, la extracción de petróleo y gas, la minería, la construcción de represas y de carreteras, así como otros factores entre ellos la caza, están acabando con sus hábitats y con las poblaciones de estas especies.
Sin embargo, aún hay esperanza. En el Día Internacional de los Primates, nuestro medio aliado, Mongabay Latam presenta tres experiencias en Perú, Bolivia y Ecuador con especies de primates críticamente amenazadas que muestran una posibilidad de recuperación para sus poblaciones.
Perú: dos especies en riesgo de extinción
El mono choro de cola amarilla (Lagothrix flavicauda) y el mono nocturno andino (Aotus miconax) son primates endémicos de Perú. Estas dos especies en peligro de extinción habitan en la región Amazonas y desde febrero de 2020 cuentan con un Plan de Acción Regional (PAR) para su protección y conservación.
Se trata de un documento aprobado por el Gobierno Regional de Amazonas que nació de un trabajo conjunto entre representantes de comunidades campesinas, propietarios de áreas de conservación privadas y áreas de conservación comunales, así como con funcionarios de las municipalidades distritales y provinciales, y expertos de organizaciones ambientalistas.
«Son en total 34 actores, entre personas e instituciones, que están comprometidos con la protección de estas dos especies de primates en la región», señala Fanny Cornejo, directora de Yunkawasi, organización dedicada a la conservación de la diversidad biológica en Perú.
Cornejo también cuenta que varias de las acciones plasmadas en el PAR ya se han puesto en marcha. Una de estas acciones ha sido la creación de la Red de Conservación Voluntaria de Amazonas, grupo formado por varias áreas de conservación privadas que han asumido el compromiso de realizar monitoreo de estas especies dentro de sus territorios, así como organizar jornadas de educación ambiental para incentivar la protección de esta especie entre la población local.
Otra de las experiencias incluidas en el PAR tiene como centro el Santuario Nacional Cordillera de Colán, un área protegida donde habitan ambas especies. En este ecosistema, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp) ha implementado un proyecto para la conservación del paisaje que alberga a estas dos especies — entre muchas otras— como objetos de conservación. En Cordillera de Colán también se realizan proyectos de investigación sobre ambos primates.
Según la Lista Roja de especies amenazadas de la UICN, el mono choro de cola amarilla está categorizado en Peligro Crítico, con una población en declive. Mientras que el mono nocturno andino aparece como En Peligro, con una población fragmentada y en constante descenso.
«Muchas instituciones privadas y públicas están aportando su granito de arena para cumplir con la propuesta aprobada en el 2020», agrega Cornejo, quien también es Coordinadora Regional del Grupo de Especialistas en Primates para la sección del Neotrópico de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Los agricultores de café ubicados en la zona de influencia del Santuario Nacional Cordillera de Colán también aportan en la conservación de estas especies. En este caso, su trabajo es reducir la deforestación relacionada con este cultivo, con el fin de producir un café ‘cero deforestación’ que pueda ser comercializado bajo esa denominación.
A todas estas iniciativas en marcha se suma el trabajo de la comunidad campesina de Corosha —comenta Cornejo—, la que a través de la Asociación de Conservación Oso Dorado Hierba Buena Allpayacu lleva adelante un proyecto de turismo sostenible con el mono choro cola amarilla, considerado como uno de sus símbolos de conservación. La propuesta contempla un componente científico para lo cual se realiza un monitoreo de la población de estos primates, entre otras especies, con el fin de conocer si la población se encuentra estable y en buen estado.
Bolivia: el territorio del mono tití de Olalle
«El tamaño de la población de una especie es un conocimiento crucial para la conservación de la biodiversidad», dice Jesús Martínez, responsable de investigación de Vida Silvestre Amenazada de la Wildlife Conservation Society (WCS) de Bolivia, que ha investigado una de las especies de primate más amenazada en este país: el mono titi de Olalla (Plecturocebus olallae).
El mono titi de Olalla, también llamado mono lucachi rojizo, es una especie endémica de Bolivia en Peligro Crítico de extinción según la UICN, y considerado uno de los primates más amenazados del mundo.
Hasta ahora, su hábitat abarcaba un área de solo 267 400 hectáreas en una región de sabanas naturales y bosques fragmentados. Sin embargo, la última investigación de Martínez —realizada junto con Robert Wallace también de WCS— reveló que su ámbito de distribución era más extenso, extendiéndose a 383 400 hectáreas.
Esta mayor cantidad de territorio también ha significado mayor población del mono titi de Olalla, explica Martinez. «Antes de la investigación teníamos un estimado de 2000 individuos y ahora está cerca de los 3000», agrega el científico. «Es una esperanza para esta especie que enfrenta el riesgo de extinción».
En la publicación se explica que en los bosques de La Asunta y Palo Escrito, así como la comunidad Oriente de Yacuma, ubicados en el departamento del Beni, se logró determinar que la cifra actual de la población del mono lucachi rojizo alcanza los 2855 individuos, casi mil más que en las investigaciones.
Martínez también habla sobre las amenazas que rodean a esta especie emblemática de Bolivia. La pérdida de su hábitat es la principal amenaza para los primates y, en este caso, los investigadores encontraron que en uno de los sectores de la nueva área de distribución del mono tití de Olalla se habían registrado incendios forestales. «Aunque encontramos algunos grupos del mono tití de Olalle en estas zonas quemadas, no sabemos si estos grupos pueden sobrevivir a largo plazo en estas zonas».
Esto se debe —explica Martínez— a que el hábitat de esta especie corresponde a praderas naturales donde se ha establecido la industria ganadera, la misma que utiliza los pastos para la alimentación de los animales. En esas zonas, la quema de los pastizales es una forma tradicional de generar nuevos pastos para el ganado, sin embargo, estas quemas muchas veces se salen de control y ocasionan incendios de gran magnitu
«En los municipios de Santa Rosa y de Reyes, donde están estos monitos, se han establecido espacios de conservación que tienen a esta especie como un símbolo para la protección de otras especies endémicas», explica Martínez.
Ecuador: la supervivencia del mono aullador negro
Al sur de Ecuador, cerca del río Puyango, en la frontera con Perú, el mono aullador negro (Alouatta palliata) le hace frente a la extinción. El Bosque Petrificado de Puyango y la Reserva Binacional Bosques de Paz son el hábitat de esta especie y, aunque la fragmentación de estos bosques ha sido intensa, se las ha arreglado para sobrevivir en los parches que aún quedan.
Según un reciente monitoreo realizado, entre fines de 2020 e inicios de 2021, la población de aulladores en esta zona estaría recuperándose, explica Stella De la Torre, profesora e investigadora del Colegio de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de San Francisco de Quito y co-vicepresidenta para neotrópicos y países andinos del Grupo de Especialistas de Primates de la UICN.
De la Torre, que lidera el proyecto Primates del Sur para la conservación de los monos de la región Tumbesina, sostiene que, en el último recuento, hubo más registros de aulladores que hace cinco años, cuando comenzó el proyecto.
El monitoreo lo realizó la población de la zona —indica De la Torre—, quien además precisa que en el censo realizado el año 2016 encontraron alrededor de 60 individuos, mientras que en el último monitoreo se logró contabilizar 140 especímenes del mono aullador negro. Estos resultados sugieren que la población de aulladores ha crecido en los últimos cinco años.
El mono aullador tiene su rango de distribución en varios países de la región. Se encuentra desde México hasta Perú y a nivel regional está catalogado como Vulnerable según la UICN. Sin embargo, en Ecuador se trata de una especie con mayor riesgo debido a la gran fragmentación de su hábitat.
«El mono aullador negro habita en toda la costa de Ecuador, donde casi no quedan bosques. Cuando visité por primera vez la zona de nuestro estudio me quedé asombrada y triste de ver monos viviendo en un pequeño parche de bosque, rodeado de pastizales y maizales», comenta De la Torre.
Pero aún hay esperanza para esta especie. El Gobierno Autónomo Descentralizado Parroquial Rural La Libertad, en coordinación con la Universidad de San Francisco de Quito, está impulsando un proyecto de conservación para los primates de esta región.
La iniciativa busca que se establezca un programa de turismo de naturaleza, teniendo como centro la conservación de estos primates, y que considere un correcto avistamiento de especies silvestres incluyendo aves endémicas. «Acompañamos la propuesta con educación ambiental, para lo cual trabajamos con profesores, además de impulsar la reforestación de los bosques diseñando corredores para unir los parches de bosque», dice De la Torre.
Por ahora, varios de los propietarios de fincas de la zona se han interesado por participar de la propuesta de reforestación. En la zona se cultiva principalmente maíz, un insumo que reemplazó al café luego de que este último resultara afectado por la roya, un hongo que afecta a este grano. No obstante, varios agricultores quieren apostar nuevamente por el café, pero de manera sostenible.
Para lograr la recuperación de estos bosques, la comunidad está construyendo un vivero con árboles nativos, que son usados por los monos y otras especies de fauna, además está impulsando la crianza de abejas nativas, actividad que permitirá la regeneración del ecosistema. Con estos planes, persiste la posibilidad de que la población del mono aullador continúe en aumento.
Imagen superior: Mono aullador negro. Foto: I. Duch Latorre.
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