Antonio Guterres, secretario general de ONU pide una ‘reestructuración mundial de la adaptación al clima que deje las excusas y solucione los problemas’.
Al menos el 84% de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), han establecido planes, estrategias, leyes y políticas de adaptación. Esto equivale a un 5% más que en 2021.
Lo revela el Informe sobre la Brecha de Adaptación 2022, publicado por la ONU, Progresos insuficientes y excesivamente lentos, la incapacidad de adaptarse al cambio climático pone al mundo en peligro.
En este sentido, ocho de cada diez países cuentan con al menos un instrumento nacional de planificación para la adaptación al cambio climático. Y un tercio de los 197 países Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), es decir 65, ha incorporado objetivos cuantificados y sujetos a plazos en adaptación.
Sin embargo, concluye que los esfuerzos globales en la planificación, financiación e implementación de las medidas de adaptación al cambio climático no están a la par con los riesgos cada vez mayores.
“El cambio climático está azotando golpe tras golpe a la humanidad, y fuimos testigos de ello a lo largo de 2022: de manera particularmente despiadada en las inundaciones que sumergieron a gran parte de Pakistán. El mundo debe reducir urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar las repercusiones del cambio climático. Pero al mismo tiempo debemos multiplicar con urgencia los esfuerzos para adaptarnos a los fenómenos climáticos extremos que ya están aquí y a los que vendrán”, destacó Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
Llamó la atención respecto a que “Las naciones deben respaldar las importantes promesas del Pacto Climático de Glasgow actuando con medidas firmes para aumentar las inversiones y los resultados de adaptación a partir de la COP27”.
El informe indica que las corrientes internacionales de financiación para la adaptación en los países en desarrollo alcanzaron los US$ 29.000 millones en 2020, según lo informaron los países donantes, lo que supone un aumento del 4% con respecto a 2019.
El estudio informa que alrededor el 90% de los instrumentos de planificación analizados en las investigaciones tienen en cuenta el género y los grupos desfavorecidos, como los pueblos indígenas.
Aumentan riesgos climáticos
La entidad póne como ejemplo a la sequía de varios años en el Cuerno de África, inundaciones sin precedentes en el sur de Asia y un intenso calor estival en todo el hemisferio norte evidencian una tendencia en el aumento de los riesgos climáticos.
Estas serias repercusiones están ocurriendo a tan solo 1,1 °C de incremento del calentamiento global por encima de los niveles preindustriales.
La situación preocupa, dice el informe, porque el calentamiento global tiende a aumentar un 2,4 a 2,6 °C para finales de siglo si se mantienen las actuales Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (CDN) establecidas en el marco del Acuerdo de París, como se señala en la reciente publicación hermana de la Brecha de Adaptación titulada Informe sobre la Brecha de Emisiones. Las investigaciones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluyen que cada décima de grado de calentamiento global intensificará los riesgos climáticos.
Dichas tendencias implican que las medidas de adaptación deben ocupar un lugar central junto con las medidas de mitigación en la respuesta mundial al cambio climático, señala el informe. “Es esencial tener en cuenta que incluso las inversiones ambiciosas en adaptación no podrán prevenir plenamente las repercusiones de los fenómenos climáticos, por tanto, se deben abordar igualmente las pérdidas y los daños”.
¿Qué hacer?
La ONU explica que si se vinculan las medidas tanto de adaptación como de mitigación desde su inicio en sus etapas de planificación, financiación e implementación, se pueden mejorar sus beneficios colaterales.
- Se requerirán más medidas de adaptación, pero si las medidas de mitigación resultan insuficientes, se producirán más pérdidas y daños. Esto hace que la mitigación y la adaptación estén intrínsecamente vinculadas.
- Tener en cuenta la adaptación y la mitigación en conjunto durante la planificación, la financiación y la implementación aumenta las probabilidades de obtener beneficios colaterales y limita las posibles compensaciones, como la energía hidroeléctrica que reduce la seguridad alimentaria o el riego de cultivos que aumenta el consumo de energía.
- Algunas soluciones climáticas reducen eficazmente el riesgo climático y contribuyen a la mitigación: en particular las soluciones basadas en la naturaleza (SBN) como plantar y conservar manglares, restaurar las marismas saladas y proteger las turberas. Se precisa una firme voluntad política para incrementar las inversiones y los resultados en materia de adaptación.
Finalmente el estudio explica que la guerra en Ucrania, la escasez mundial de suministros y la pandemia de COVID-19 han contribuido a una crisis energética y de seguridad alimentaria que crece cada vez más junto con los costos de vida y la inflación en muchos países de todo el mundo.
No obstante, es inconcebible permitir que esto descarrile los esfuerzos internacionales dirigidos a incrementar la adaptación al cambio climático. Se requieren con urgencia una voluntad política sin precedentes y muchas más inversiones a largo plazo en proyectos de adaptación al cambio climático para evitar que la brecha de adaptación se amplíe.
Las naciones deben respaldar las promesas del Pacto Climático de Glasgow con medidas firmes en adaptación, mitigación y pérdidas y daños a partir de la COP27.