Según el seguimiento realizado por la comunidad y autoridades locales, el primate se encuentra en buen estado biológico pero tiene pocas áreas de bosque para movilizarse.
El mono aullador (Alouatta seniculus) llegó el pasado 18 de julio al corregimiento de Guacacayo en el municipio de Pitalito, Huila, y sorprendió a los propietarios de una finca.
La presencia del primate causó gran impacto en la localidad porque se trata de una zona fragmentada a orillas de un afluente del río Magdalena, donde predominan potreros, ganado, cultivos de café, guanábana y cacao.
Los finqueros avisaron a la Oficina de Ambiente y Gestión del Riesgo del municipio y entonces comenzó un proceso conjunto de monitoreo.
Por un lado, los biólogos dieron instrucciones a la comunidad para evitar el contacto y por otro comenzaron un proceso de investigación con el fin de obtener más información y determinar si antiguamente existió allí un corredor para esta especie.
“Se hará todo un trabajo de caracterización predial en la zona para tratar de restaurar los predios que hacen parte del corredor, garantizar la comida, supervivencia del animal y analizar las amenazas que pueda tener el primate en la zona. El mono está utilizando los pocos árboles que hay en el área y también el suelo para desplazarse, por lo que también se toman medidas con la presencia y manejo de perros en el territorio”, explica Dianny Marcela Albornoz, directiva de la Asociación Alto Yuma y de la oficina de Medio Ambiente de Pitalito.
También trabajarán con la Corporación Autónoma Regional (CAM) para definir primero ese corredor que utiliza el individuo y aplicar una serie de encuestas, ya que lograron confirmar que hace siete años también hubo presencia de un mono aullador solitario. Quieren recoger la memoria de la especie con la gente más antigua de la región.
Al otro extremo del municipio, en el Distrito Regional de Manejo Integrado (DRMI) Serranía de Peñas Blancas, sí se tiene registro no solo de mono aullador sino de mono churuco, maicero y saimiri, pero este es un entorno de robledales muy diferente a los relictos de ecosistema de bosque seco de la vereda Guacacayo.
No es el único animal de estas características que ha aparecido por este tiempo en la región, el 18 de junio se reportó otro mono aullador en el corregimiento de Palmarito, pero en esta zona se cuenta con poca información del animal.
Comunidad protege al mono
Entre tanto, los finqueros se convirtieron en parte fundamental de la investigación al proteger y realizar un proceso de observación, seguimiento y descripción de las actividades del primate; bajo la coordinación del equipo que atiende el caso.
El fin es resolver preguntas como: ¿Por qué está solo el mono? ¿Cómo ha logrado sobrevivir o adaptarse a un lugar que no tiene bosque? ¿Hay una manada de aulladores dispersa en la región? ¿Qué tanto tiempo hace que ronda por estas veredas escasas de vegetación y con muchas amenazas?
“Desde que apareció el mono aullador, en Guacacayo se han realizado nueve avistamientos directos en el proceso de monitoreo, se ha venido analizado el estado biológico, comportamiento, recorridos y alimento. Se sabe que es un mono adulto macho, que se encuentra en buen estado de salud, presenta un comportamiento adecuado para la especie, tiene alguna disponibilidad de comida, pero poca protección, solamente la vegetación en las orillas del río”, reveló la ambientalista Albornoz.
Los finqueros llevan una bitácora del mono y se dedican ahora a tomar evidencias. Ya conocen sus horarios de salida, prácticas, de que árboles come, qué hojas, qué frutos. Cuentan, por ejemplo, que se alimenta de higuerón, yarumo y guayaba. “Para ellos ha sido importante su presencia, saben de la necesidad de la conservación. Estar a diario en la zona con el mono, se ha convertido en algo más que una distracción para la comunidad, tanto que ya le pusieron nombre: le dicen ‘Poseidón’ porque cuando aparece quedan como poseídos y dejan inmediatamente de realizar sus labores”, cuenta Dianny Albornoz.
Saben también que el mono hace movimientos de 100 a 200 metros en el predio y tiene los comportamientos propios de un individuo en su hábitat natural.
Por ahora, se informó, no han pensado llevarlo al área protegida de Peñas Blancas, entre tanto buscan los antecedentes de algún grupo en la zona y este individuo pudiera hacer parte del mismo. De esta manera, seguirá siendo vigilado por los habitantes que en próximos días iniciarán una serie de talleres dictados por la Oficina de Ambiente de Pitalito, sobre el cuidado de la especie.
La Oficina busca también el acercamiento con la Asociación Colombiana de Primatología, para recibir más apoyo en cuanto el manejo científico de mono y la intervención en la zona.