La planeación del viaje duró un año, en este participan 162 personas de 30 instituciones.
La Tercera Expedición Seaflower que se desarrolla en el Caribe colombiano desde el 4 de septiembre pasado no tiene otro fin que encontrar el tesoro natural que guarda la Isla Cayo Serranilla, un lugar que no había sido estudiado científicamente.
Allí, en la arena, sobre la superficie marina, en las profundidades, dentro del laboratorio o en los alojamientos; hay 51 investigadores de 30 instituciones nacionales relacionadas con el mar, escudriñando los secretos hasta ahora no develados de este remoto ecosistema.
El esfuerzo por encontrar los secretos del cayo fue catalogado por sus organizadores como la más grande operación en investigación marina que se haya realizado en la historia de Colombia.
En la expedición participan 162 personas: 51 investigadores de diferentes áreas de la ciencia, 87 tripulantes, 12 habitantes locales, 11 miembros de logística en los campamentos y un equipo de 9 comunicadores.
A la misión fueron asignados dos buques, el ARC Roncador una nave multipropósito de la Dirección Marítima (Dimar) y el ARC 20 de Julio, buque patrullero de la Armada Nacional de Colombia, que trabaja en la zona económica exclusiva. También, un helicóptero naval, dos lanchas y un zodiac.
Serranilla es un antiguo atolón —isla oceánica de origen coralino que se constituye con más islas alrededor de un área lagunar marina— de 40 km de longitud, 32 en amplitud y 1200 km de área total.
Está ubicada en el área más septentrional del país, a 325 kilómetros de la isla de Providencia y a 422 km de San Andrés. Tan lejos está que limita con Jamaica y hace parte del área en litigio limítrofe con Nicaragua.
23 proyectos científicos
Los investigadores trabajan en dos turnos que incluyen salidas diurnas y nocturnas en el área sumergida y terrestre. El primero, integrado 31 profesionales, realizó su labor entre el 4 y el 15 de septiembre. El segundo, conformado por 26, realiza sus actividades desde el 16 y finalizará el 30 de septiembre. El primero de octubre la expedición regresará al continente.
El contralmirante Juan Manuel Soltau Ospina, secretario general de la Comisión Colombiana del Océano (CCO) reportó que hay estudios sobre temperatura en el área, densidades de corrientes, mareas, señales del cambio climático, y cómo este se relaciona con la elevación del nivel del mar y la barrera coralina.
También, desde la biodiversidad, hay indagaciones sobre especies de algas, algunas de las cuales serían nuevos registros para la ciencia.
El Servicio Geológico Colombiano y la Dirección Marítima instalan mareógrafos que buscan hacer la medición del movimiento de las placas tectónicas. Su objetivo es comparar el movimiento de la placa continental y la placa oceánica en el área de Serranilla. A la vez investigan la geomorfología submarina del cayo, es decir, los accidentes geográficos bajo el agua.
La Universidad Nacional realiza estudios sobre plancton, zooplancton y especies de peces hasta profundidades de 700 metros.
Otros grupos de universidades, institutos de investigación y organizaciones van tras las tortugas marinas, las aves y la vegetación terrestre y marina, recursos pesqueros, valoración de los servicios ecosistémicos en el arrecife de coral, entre otros.
«La novedad de este viaje respecto a las expediciones anteriores a Serrana y Roncador, es el despliegue en tripulación, apoyo logístico, transporte y el aporte de 26 entidades en diferentes en montos para conseguir los 1.300 millones para financiarla. Entre todos se logró un modelo de integración de recursos para desarrollar el conocimiento, la ciencia y la soberanía», comentó a la Red Prensa Verde, el contralmirante Soltau Ospina.
Informó que aspiran terminar la operación -que es compleja- con éxito, y luego esperan publicar sus resultados en dos eventos en los que cada investigador contará los hallazgos.
La travesía hace parte de un plan nacional de expediciones científicas, a seis años, con una proyección anual enfocada a cada una de las islas cayo, las islas mayores y los montes submarinos de esta Reserva de la Biósfera.
Es una estrategia interinstitucional que busca plantear a futuro un modelo de desarrollo sostenible para la reserva.
Foto superior principal: Cayo del Este es un área emergida de Cayo Serranilla. ©Santiago Estrada