No se sabe la fecha en que retomarán las negociaciones. Entre los logros de la COP16 están: creación del órgano subsidiario para la participación de pueblos indígenas y comunidades locales; reconocimiento de comunidades afrodescendientes y creación del Fondo de Cali por uso de secuenciación digital de recursos genéticos. Sin embargo, no es claro cómo operará todo esto.
CALI, COLOMBIA. Eran cerca de las 9 de la mañana del sábado 2 de noviembre de 2024. A esa hora la falta de quórum impidió la continuidad de la última plenaria de negociaciones de la COP16 y la conferencia fue suspendida hasta una de las próximas sesiones intersesionales del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), sin que aún exista una fecha clara.
La reunión terminó con algunos logros importantes como la aprobación del “Fondo de Cali” para la Información de Secuencias Digitales (DSI, por sus siglas en inglés) sobre recursos genéticos. Se trata de un mecanismo de financiación único orientado a distribuir equitativamente los beneficios económicos del uso de esos recursos, muchas veces descubiertos y aprovechados inicialmente por comunidades indígenas o locales, y sus secuencias digitales.
También se logró el reconocimiento de los afrodescendientes dentro del CDB y la creación de un órgano subsidiario para los pueblos indígenas y las comunidades locales dentro del convenio. Esto quiere decir que tendrán un puesto permanente en las negociaciones, el cual no dependerá de la voluntad de los gobiernos de turno. “Se reconoce el papel único de los pueblos indígenas y las comunidades locales, sus innovaciones, prácticas y conocimientos tradicionales en la implementación del Convenio sobre la Diversidad Biológica, en sus protocolos y en el Marco Mundial sobre la Biodiversidad de Kunming-Montreal”, indica el documento oficial donde se creó el órgano subsidiario.
Estas dos decisiones se tomaron en la madrugada del 2 de noviembre y se sumaron a la aprobación de un acuerdo sobre las áreas marinas de importancia ecológica o biológica (EBSA, por sus siglas en inglés) situadas en aguas internacionales, que establece un proceso científico y técnico para identificar esos espacios que están fuera de la jurisdicción marítima de cualquier país. Este tema se venía debatiendo desde la COP13 en 2016 y es esencial para implementar varios objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal, al tiempo que respalda el Tratado de Alta Mar, que aún espera por ratificación.
Tiburón zorro pelágico. Foto: Oceana
Sin embargo, varios temas vitales quedaron estancados hasta la COP17 que se realizará en 2026 en Armenia. No hubo ningún acuerdo acerca del financiamiento para cumplir con las 23 metas del Acuerdo Kunming Montreal —este era quizás el tema más urgente para muchas organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil—, tampoco se tomaron decisiones sobre el marco de monitoreo para determinar qué tan cerca o lejos del cumplimiento de esas metas están los países. Es más, al finalizar la reunión en Cali, sólo 44 países habían entregado sus Estrategias y Planes de Acción de Biodiversidad (NBSAP, por sus siglas en inglés), es decir, el 22 % de todos las naciones que forman parte del CDB.
“La COP16 terminó sin una resolución clara y con la sensación de que este proceso ya no debe tratarse sólo de la conservación de la biodiversidad, sino de incluir las voces de aquellos que saben cómo conservarla mejor y dirigir fondos hacia quienes ya están realizando el trabajo sobre el terreno [pueblos indígenas y comunidades locales]. La obsesión por el dinero y los beneficios está desplazando la diplomacia y la cooperación necesarias para sacarnos de las crisis de biodiversidad y clima. Al final, todos perderemos porque hemos agotado el tiempo para detener el cambio irreversible”, dice Edda Fernández, asesora principal de Políticas de Avaaz y ex negociadora de biodiversidad para México.
En tanto Bernadette Fischler, directora de Incidencia Internacional de WWF Reino Unido, no disimuló su descontento con el tema de los recursos y aseguró que “seguir las discusiones sobre el financiamiento de la biodiversidad aquí en Cali fue tan agradable como una cirugía dental”.
Trabajos en la sesión plenaria de la COP16. Foto: UN Biodiversity
La gran frustración vino por cuenta de la falta de consenso para la financiación de las 23 metas del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal y para la creación de mecanismos de monitoreo que permitan verificar que los países las están cumpliendo. Al Marco Kunming Montreal sólo le quedan cinco años.
El constante fracaso del financiamiento
El tema del financiamiento era crucial en esta COP16, porque sin recursos es imposible superar la crisis de pérdida de biodiversidad y quedan menos de seis años para cumplir con las metas planteadas en el Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal. Cada día que pasa sin que haya una ruta clara de financiamiento, disminuyen las probabilidades de alcanzar las metas.
En la meta 19 del Marco se propuso, para 2030, movilizar al menos 200 000 millones de dólares, con el compromiso de los países desarrollados de dar 20 000 millones anuales para 2025 y 30 000 millones anuales para 2030. Sin embargo, las naciones están rezagadas en sus compromisos.
Las propuestas sobre el mecanismo de financiamiento actual, el Fondo Marco Global para la Biodiversidad (GBFF), fueron escasas, y el fondo actualmente cuenta sólo con 407 millones de dólares. Además, las acciones para identificar y eliminar subsidios perjudiciales para la naturaleza han avanzado poco desde que se adoptó el Marco Kunming Montreal.
Todo esto es de preocupación ya que, aún si se cumpliera con la cifra de 200 000 millones de dólares, cifras del 2019 del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), muestran que el gasto en conservación de la biodiversidad oscila entre 124 000 millones y 143 000 millones de dólares por año, mientras que las necesidades totales estimadas para la protección de la biodiversidad se sitúan entre 722 000 millones y 967 000 millones de dólares anuales, muy por encima de lo que se plantea en el Marco Kunming Montreal. Esto deja una brecha actual de financiamiento para la biodiversidad que va desde los 598 000 millones hasta los 824 mil millones de dólares anuales.
Firma de un acuerdo entre el Banco Davivienda y la Corporación Financiera Internacional (IFC) para la emisión del primer bono de biodiversidad en Colombia. Foto: UN Biodiversity.
Maximiliano Bello, consultor en políticas oceánicas internacionales y quien durante más de dos décadas ha trabajado con diversas organizaciones ambientales, dice que muchas de las naciones en vía de desarrollo vienen a las COP con el discurso de cómo van a pagar por el funcionamiento de las nuevas áreas protegidas y proteger la biodiversidad. El experto asegura que los países tienen forma de pagarlo: “Hay dinero, porque esos subsidios que están puestos en actividades extractivas, en el fondo podríamos usarlos para proteger e, incluso, para generar recursos para comunidades locales” y añade que “tenemos que transformar esos dineros que hoy día están ayudando a destruir la biodiversidad, en dineros que van a apoyar a comunidades y a proyectos en áreas protegidas que nos dan oxígeno y alimento”.
Precisamente, la meta 18 que propone eliminar los subsidios e incentivos a las actividades que afectan a la biodiversidad, fue otro de los temas estancados en esta COP. “La COP16 en Cali debía ser un punto de inflexión para redefinir nuestra relación con la naturaleza. Sin embargo, la omisión de la salida necesaria y urgente de los fósiles en el texto final significa otra oportunidad perdida para enfrentar la causa común de la crisis climática y de biodiversidad. Esperamos que el liderazgo que Colombia ha demostrado con su compromiso con el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, que fue bloqueado en esta COP, logre ser respaldado por otras naciones en la COP 29 [de clima] que está por comenzar”, afirma Andrés Gómez, coordinador para América Latina de la iniciativa Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles.
Para Bernadette Fischler, de WWF, la discordia entre los países donantes y los países en desarrollo, poco antes de la suspensión de la reunión, lamentablemente no es sorprendente, pero sí decepcionante. “Los países llevan años divididos y no han logrado encontrar una solución que funcione para todos. Esperar más para tomar la tan necesaria decisión sobre el fondo dedicado al Convenio de Diversidad Biológica amenaza el cumplimiento de los objetivos de naturaleza para 2030”.
En la COP16 se realizó un foro sobre negocios y biodiversidad. Foto: UN Biodiversity
Sin marco de monitoreo para metas Kunming Montreal
Las negociaciones avanzaron a lo largo de las últimas dos semanas centrándose en llenar los vacíos en el marco de seguimiento y en las modalidades para un proceso de evaluación global en 2026 y 2030, que ayudaría a responsabilizar a los países por la implementación del Marco Mundial sobre la Biodiversidad Kunming Montreal. Sin embargo, las negociaciones no pudieron concluir antes de que se suspendiera la COP.
“No podemos permitirnos ser complacientes en la medición del progreso. Métricas claras y responsabilidad son esenciales para convertir las promesas de Montreal [COP15] en realidad. Sin un seguimiento sólido tanto de la cantidad como de la calidad de las acciones de conservación, no podemos asegurarnos de que estamos en el camino correcto para lograr el Marco Mundial sobre la Biodiversidad”, asegura Martin Harper, director ejecutivo de Birdlife Internacional.
Para Rebeca Hubbard, directora de la Alianza de Altamar, fue decepcionante que, a pesar de la urgencia de la crisis global de biodiversidad, los países “se quedaran sin tiempo y la reunión se suspendiera antes de alcanzar un acuerdo sobre cuestiones clave relacionadas con la movilización de recursos y el marco de monitoreo”. Hubbard asegura que apenas dos años después de comprometerse con este plan de acción global, los países están desviándose de alcanzar sus objetivos y muchos incumplieron con sus NBSAP antes de entrar a la COP16.
Mono cariblanco (Cebus versicolor). Foto: Felipe Villegas-Vélez.
En esto también coincide Kirsten Schuijt, directora general de WWF Internacional, quien asegura que “nadie debería estar de acuerdo con esto, porque nos afectará a todos. Cumplir la misión de detener y revertir la pérdida de naturaleza para 2030 nunca iba a ser fácil, pero ahora nos estamos desviando peligrosamente del camino”.
En el primer día de la COP, Karen Oliveira, directora de Políticas Públicas y Relaciones Internacionales de The Nature Conservancy (TNC) Brasil, le dijo a Mongabay Latam que era muy importante que los países llegaran con los NBSAP, “porque el Marco Mundial Kunming Montreal va hasta 2030. Sólo tenemos seis años para implementarlo”.
La construcción de planes lleva mucho tiempo, además que es necesario hacer un acuerdo con diversos actores, porque no se trata sólo de un instrumento de gobierno, “sino que debe contar con la participación de la sociedad civil, el sector privado, el sector financiero y la academia para que realmente se pueda implementar”, comenta Oliveira.
El paujil de pico azul se encuentra en peligro crítico de extinción. Foto: Fundación Botánica y Zoológica de Barranquilla.
Recursos genéticos y secuencias digitales, un espinoso tema
La meta 13 del Marco Mundial Kunming Montreal plantea la toma de medidas jurídicas, normativas y administrativas para lograr la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos y de la información digital sobre las secuencias de esos recursos, así como de los conocimientos tradicionales asociados a ellos, “y lograr que para 2030 se haya propiciado un aumento significativo de beneficios compartidos”.
Había mucha expectativa en este tema, pues los ojos estaban puestos sobre grandes industrias como la farmacéutica, la cosmética y la de alimentos, que obtienen cuantiosos ingresos gracias las secuencias digitales de información de fauna, flora y microorganismos. Diversos expertos consideraban que el lobby empresarial podría hundir cualquier tipo de avance sobre el reparto justo de beneficios.
Sin embargo, uno de los grandes logros de la COP16, que muchos también atribuyen a la gestión de Colombia, fue la aprobación del Fondo de Cali, un mecanismo mundial para recaudar recursos económicos provenientes del uso de la información de secuencias digitales de recursos genéticos (DSI, por sus siglas en inglés), es decir, el uso de los genomas digitalizados de las especies, que permite trabajar con información genética sin tener que ir a campo.
“Se logró el histórico Fondo de Cali para recoger las contribuciones de la empresa privada sobre el uso de recursos genéticos cuando están en bases de datos digitales. Esto es también un mecanismo innovador e importantísimo”, dijo la ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de la COP16, Susana Muhamad.
Una de las amenazas para la matabuey es la pérdida de hábitat. Esta especie es clave para la elaboración de suero antiofídico. Foto: Alonso Tenorio / Imágenes en Costa Rica.
El Fondo de Cali ha propuesto un objetivo donde la mitad de los recursos se destinen directamente a los pueblos indígenas y las comunidades locales, enfocándose en apoyar la creación de capacidades, la conservación de la biodiversidad y su uso sostenible. “Sin embargo, el pago de las empresas es voluntario, y está incentivado principalmente por la oportunidad de ganar prestigio reputacional al aparecer en la lista de contribuyentes del fondo”, indica Óscar Soria, director de The Common Initiative, un colectivo que agrupa organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil que trabajan en biodiversidad, desarrollo sostenible y derechos de pueblos indígenas y comunidades locales.
Soria agrega que, aunque el fondo marca un paso importante hacia la distribución inclusiva de beneficios, podría enfrentar desafíos para asegurar contribuciones significativas, dado que depende de la buena voluntad de las empresas. “La efectividad del mecanismo probablemente dependerá de la disposición de la comunidad global para apoyarlo y de que las empresas consideren que existe una ganancia reputacional al hacer aportes”, comenta.
Edda Fernández, asesora principal de Políticas de Avaaz y ex negociadora de biodiversidad para México, afirma que siguen quedando muchas preguntas en el aire, por ejemplo, ¿Cómo llegarán los recursos a las comunidades?, ¿quién manejará el otro 50 % de los recursos que ingresen al fondo? y ¿cuándo empezará a operar?
Decenas de comunidades indígenas habitan en el Parque Nacional Yasuní. Foto: Anka Maldonado / Campaña Sí al Yasuní.
Participación de comunidades
Muy entrada la madrugada del 2 de noviembre, la plenaria de la COP16 acordó la creación de un órgano subsidiario permanente que le permitirá a los pueblos indígenas y comunidades locales fortalecer el trabajo en la definición de criterios, acciones y programas asociados a los conocimientos, innovaciones y prácticas ancestrales asociadas a la biodiversidad.
Para Lakpa Nuri Sherpa, copresidenta del Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad (FIIB), el nuevo órgano subsidiario fortalecerá significativamente la implementación, presentación de informes y monitoreo del Marco Mundial Kunming-Montreal y los NBSAP.
“Con esta medida sin precedentes, el CDB se ha convertido en el primer proceso ambiental de la ONU que crea un órgano subsidiario dedicado al conocimiento tradicional de los pueblos indígenas y las comunidades locales. Este paso histórico sienta un poderoso ejemplo para los pueblos indígenas que participan en la Convención sobre el Cambio Climático y otros mecanismos, inspirando el establecimiento de espacios permanentes similares”, asegura Sherpa.
Aunque la creación del órgano subsidiario es un logro, aún no hay consenso sobre cómo se implementará. Se espera que el tema se aborde en la COP17 de Armenia.
La lideresa waorani Nemonte Nenquimo junto a un derrame de petróleo cerca de Shushufindi, en la provincia de Sucumbíos, Amazonía ecuatoriana, el 26 de junio del 2023. Foto: Sophie Pinchetti / Amazon Frontlines.
Los pueblos indígenas de la Amazonía aseguran que la COP16 les dejó un sabor agridulce. Juan Bay, presidente de la Nacionalidad Waorani del Ecuador (NAWE), manifiesta su preocupación porque los combustibles fósiles y otras actividades extractivas quedaron fuera de la agenda, debido a la presión de algunos países para eliminar las referencias a estos temas en los textos. “Intentan lavar el lenguaje de derechos humanos, pretendiendo discutir terminología ya consensuada y establecida, eso es vergonzoso”, y agregó que en la COP16 el mundo habló de la Amazonía, pero no dio soluciones concretas para la crisis que se vive en el territorio. “Las COP se transformaron en un Mundial de Fútbol, en un espectáculo al que los gobiernos llegan sin verdaderos compromisos ni respuestas. Ojalá la COP29 [de Clima en Bakú, Azerbaiyán, que se celebrará entre el 11 y el 22 de noviembre de 2024] nos permita ver algo distinto”, comenta Bay.
La Guardia Indígena del Cauca está conformada principalmente por indígenas Nasa. Foto: Front Line Defenders.
¿Qué pasó con los demás temas de negociación?
Durante la COP16 se desarrollaron las directrices para la gestión de especies exóticas invasoras. Las nuevas bases de datos, la mejora de las reglamentaciones sobre el comercio transfronterizo y la mejora de la coordinación con las plataformas de comercio electrónico fueron algunos de los temas clave en los que se pudo avanzar para contrarrestar las deficiencias en la gestión de los riesgos de las especies invasoras y alinearse así con los objetivos del Marco de Acción de Kioto para el Clima. Sin embargo, la aplicación de lo acordado es voluntaria, lo que puede restar eficiencia a la lucha contra una de las cinco principales causas de pérdida de biodiversidad mundial.
Otro de los puntos cruciales presentes en las discusiones fue la protección de las especies silvestres. Las negociaciones destacaron la necesidad de monitoreo, desarrollo de capacidades y la participación inclusiva de los pueblos indígenas, las comunidades locales y las mujeres para asegurar dicha protección. Además se pidió la cooperación de organismos internacionales como la CITES y la FAO para ayudar a cumplir la meta.
El hipopótamo es el tercer animal terrestre más grande. Es una especie invasora que no tiene depredadores en Colombia. Foto: Fundación Zoológico Santa Cruz.
Además, en la COP 16 se asumió el compromiso de alinear los esfuerzos de conservación de las plantas con el marco de monitoreo del Marco Kunming Montreal. Esto incluye la actualización de la Estrategia Global para la Conservación de las Plantas con indicadores específicos y una plantilla de informes estandarizada, asegurando que el progreso en la protección de las plantas sea medible y consistente con los objetivos globales de biodiversidad.
Finalmente, los países parte del CDB aprobaron un Plan de Acción Global sobre Biodiversidad y Saludpara ayudar a frenar la aparición de enfermedades zoonóticas, prevenir enfermedades no transmisibles y promover ecosistemas sostenibles.
En el centro del plan se encuentra un marco de colaboración que reúne a profesionales de la salud, conservacionistas y responsables de la formulación de políticas. Nuevamente, temas como este no pasan del plano de hacer sugerencias, pues el documento desarrollado para este tema simplemente “invita a las naciones a designar puntos focales nacionales para la biodiversidad y la salud, y a desarrollar políticas que reflejen estas interconexiones”.
Imagen superior: Sesión plenaria de la COP16. Foto: UN Biodiversity
Tras ocho años de negociaciones, se aprobó el acuerdo para identificar y conservar áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales.También se dio luz verde al programa de trabajo sobre el Artículo 8J del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), para la participación activa de los pueblos indígenas y comunidades locales. Los temas de financiamiento y de recursos genéticos y secuenciación digital continúan estancados. Expertos y organizaciones de la sociedad civil piden una mayor conexión entre las agendas de clima y biodiversidad.
CALI, COLOMBIA. En la recta final de la COP16 los temas de financiamiento, participación de pueblos indígenas y comunidades locales, así como el de recursos genéticos y secuenciaciones digitales siguen estancados en las negociaciones.
El tema de canje de deuda por naturaleza, propuesto por Colombia, salió del texto de discusión, al igual que la frase “financiamiento directo”, lo cual causó bastante molestía a los representantes de los pueblos indígenas que vienen abogando, desde hace ya varios años, para que los recursos lleguen directamente a ellos.
Otro tema que tampoco deja un balance positivo es la falta de cumplimiento de las naciones por entregar sus estrategias y planes de acción de biodiversidad (NBSAP, por su sigla en inglés). Antes de que iniciara la COP16, sólo 34 países presentaron sus NBSAP y después de casi dos semanas de la cumbre, sólo seis naciones más han cumplido con su tarea.
Ministros de ambiente que participaron en la COP16. Foto: UN Biodiversity
“Las posiciones (de los países) se están volviendo más duras, no más suaves”, dijo unos de los observadores que tiene acceso a las reuniones privadas. Eso augura que las conversaciones se extenderán en las noches del 31 de octubre y del 1 de noviembre.
Áreas protegidas en alta mar
En medio de la falta de consenso en los temas más sensibles (financiamiento y recursos genéticos), los países aprobaron un acuerdo sobre las áreas marinas de importancia ecológica o biológica (EBSA, por sus siglas en inglés), que establece un proceso científico y técnico para identificar estas áreas que se encuentran fuera de la jurisdicción marítima de cualquier país.
Se trata de un momento significativo, ya que este tema se viene debatiendo desde la COP13 en 2016, y enfrenta desafíos políticos, técnicos y legales. La decisión será esencial para implementar varios objetivos del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal, al tiempo que respalda el Tratado de Alta Mar.
En la COP16 se aprobó un acuerdo sobre las áreas marinas en alta mar. Foto: Greenpeace.
La presidenta de la COP16 y ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, celebró el acuerdo como un primer gran paso en los objetivos de la conferencia: “El compromiso que hoy hemos asumido representa el espíritu de cooperación y responsabilidad que impulsa la COP16. Este acuerdo nos permitirá proteger áreas clave para el planeta, asegurando que los océanos, nuestros grandes reguladores climáticos y fuente de vida, tengan una defensa sólida y global”.
El Grupo Asesor Internacional EBSA, creado con el acuerdo, deberá establecer directrices científicas de revisión voluntaria para garantizar transparencia en la identificación de áreas de interés ecológico.
Algunos de los puntos más importantes tienen que ver con el reconocimiento del carácter técnico del proceso. Esto quiere decir que la descripción de estas áreas marinas se realizará exclusivamente bajo criterios científicos y técnicos, sin implicaciones sobre soberanía territorial, manteniendo la neutralidad y respeto entre las naciones. También deberá promover la participación activa de pueblos indígenas, comunidades locales, mujeres y jóvenes en los análisis y la toma de decisiones, integrando conocimientos tradicionales fundamentales.
Para lograr estos objetivos, países como Alemania, Bélgica, Canadá, Noruega y Suecia, realizarán talleres científicos y técnicos que reunirán a científicos y representantes comunitarios para ajustar las descripciones de las EBSA.
Sesión plenaria de la COP16. Foto: UN Biodiversity
La participación indígena
Otro avance de las negociaciones en Cali ha sido la aprobación del programa de trabajo sobre el Artículo 8J del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), donde se establece que cada país respetará, preservará y mantendrá los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos tradicionales de vida pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica. Además de promover una aplicación más amplia de estos conocimientos y la distribución equitativa de sus beneficios derivados.
Sin embargo, Ramiro Batzín, indígena maya kaqchikel de Guatemala y coordinador del Foro Internacional Indígena sobre Biodiversidad (FIIB), asegura que es crucial que el nuevo programa de trabajo esté ligado fuertemente a un órgano subsidiario permanente que permita hacer recomendaciones al CDB, para garantizar la inclusión de las opiniones indígenas en todas las decisiones.
El problema es que, en el documento que desarrolla el artículo 8J y que se discutirá en plenaria para aprobación final, todo lo relacionado con el órgano subsidiario está en paréntesis. Es decir, tendrá que pasar a votación y ahí es donde hay altas probabilidades de que no haya consenso, por lo que existe el riesgo de que todas las referencias al órgano subsidiario terminen eliminándose.
“En los dos últimos días habitualmente hay crisis, porque es bien difícil lograr el consenso de casi 200 países. Ahí es donde veremos la mano de la Presidencia de la COP. Susana [Muhamad] tendrá el reto de liderar bien el proceso, conducirlo y generar el consenso”, asegura Manuel Pulgar Vidal, exministro de Ambiente de Perú y líder de la Práctica Global de Clima y Energía de WWF.
La colombiana María Yolanda Campo es una de las autoridades indígenas presentes en la COP16. Foto: UN Biodiversity
Conexión entre clima y biodiversidad
A lo largo de la Cumbre de Biodiversidad en Cali, científicos y organizaciones de la sociedad civil han manifestado la urgencia de crear una convergencia entre las agendas de clima y biodiversidad.
Manuel Pulgar recuerda que en 1992, en la Cumbre de Río, se suscribieron convenios fragmentados y hubo muchas críticas al respecto. “Es decir, cambio climático por un lado, diversidad biológica por otro y, el mismo año un poco más tarde, el convenio sobre desertificación. Estábamos hablando de temas que recién llegaban a la mesa, hay que recordar que para 1992 el Panel Intergubernamental de Cambio Climático recién tenía cuatro años de existencia”.
Sin embargo, Pulgar cree que teniendo en cuenta el contexto actual, es necesario que las agendas de clima y biodiversidad conversen entre sí. De hecho, cree que ya se han dado algunos pasos, pues la meta 8 del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming Montreal hace referencia al cambio climático.
“Cambio climático y biodiversidad deben conectarse pero no unirse, porque no estamos en un momento de maduración suficiente como para decir que podemos hacer una sola convención de las tres que existen [cambio climático, biodiversidad y desertificación]. Las convenciones todavía requieren seguir su camino independiente”, dice Pulgar.
En la COP16 también se discutió sobre la trazabilidad de la actividad minera. Foto: UN Biodiversity
Como un argumento para insistir en la independencia de las convenciones, Pulgar menciona un ejemplo: si América Latina no tiene suficientes recursos para ejecutar los planes de acción de las tres agendas de manera fragmentada, es mucho más difícil que tenga los recursos para abordar todo al tiempo en una sola agenda.
Por su parte, Paula Caballero, directora ejecutiva para América Latina de TNC y considerada la creadora de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), está convencida de que las tres agendas deben unirse.
“Los humanos tenemos una tendencia a poner todo en compartimientos, a encerrar todo, y esa no es la manera como funciona el mundo, la naturaleza y las economías”, comenta Caballero.
Para ella, la razón de que existan tres agendas distintas es que surgieron de procesos muy diferentes, “pero son la misma agenda y la realidad es que todo lo que hagamos para mejorar el tema de la catástrofe climática realmente va a redundar en beneficios para la biodiversidad y viceversa”.
Imagen superior: sesión plenaria de la COP16. Foto: UN Biodiversity
Organizaciones mundiales hacen un llamado desde la COP16, ante avance del cuarto evento masivo de blanqueamiento de coral, que los tiene al borde del colapso. Cerca del 80% de los arrecifes coralinos del planeta están afectados por el estrés térmico.
CALI, COLOMBIA*. Convocada por la ONU, se realizó en las últimas horas la Sesión Especial de Emergencia sobre el estado de los arrecifes de coral, a instancias de la Conferencia de Biodiversidad (COP 16), para discutir los últimas investigaciones científicas y llamar a acciones urgentes para financiar la lucha contra la extinción de los arrecifes de coral en ambos hemisferios.
La sesión, que usualmente es convocada por la ONU para abordar conflictos crecientes o desastres naturales, busca que los líderes mundiales intensifiquen los esfuerzos para proteger y mantener la existencia funcional de los arrecifes de coral, incluyendo acciones políticas contundentes y la capitalización del Fondo Global para los Arrecifes de Coral (GFCR por sus siglas en inglés).
El Fondo, reconocido por del Marco Global de Biodiversidad— acuerdo histórico que compromete a las naciones a detener y revertir la pérdida de la naturaleza para 2030—busca recaudar 150 millones de dólares adicionales para movilizar un capital de inversión significativo antes de la próxima Conferencia de los Océanos de la ONU en junio de 2025. Para 2030, busca apalancar hasta 3 mil millones de dólares en financiamiento público y privado destinados a la conservación de los arrecifes de coral más resilientes al cambio climático y para ayudar en la transición de las economías costeras hacia ’sistemas positivos para los arrecifes’.
El encuentro concertó ‘la necesidad crítica de tomar acciones inmediatas’, ya que el monitoreo científico más reciente reveló que los corales del Gran Caribe están experimentando un segundo año consecutivo de estrés térmico acumulado sin precedentes, alcanzando en varias zonas la alerta máxima de blanqueamiento. Es decir el ‘Nivel 5’, lo cual podría resultar en una mortalidad catastrófica, informó la ONU.
En este sentido la Sesión de Emergencia también convocó a actores públicos y privados que incrementen los compromisos para salvaguardar los arrecifes de coral de mira a la próxima Conferencia de los Océanos de la ONU en 2025, donde se llevará a un evento dedicado a iniciativas para los arrecifes de coral.
“Los arrecifes de coral son una parte integral de nuestra forma de vida e identidad cultural. Sin acciones urgentes, se encaminan rápidamente hacia la extinción”, comentó Surangel S. Whipps, Jr., presidente de la República de Palaos.
“El Fondo Global para los Arrecifes de Coral ha sido un socio invaluable en nuestros esfuerzos para proteger este recurso crucial y actuar como un escudo vital contra las marejadas, la erosión costera y otras amenazas relacionadas con el clima. Insto a los estados miembros, organizaciones filantrópicas e inversores de impacto a aumentar su apoyo para ayudar al GFCR a alcanzar sus urgentes objetivos para 2030 destinados a la protección de los corales y la resiliencia de nuestras comunidades”.
Foto: Francisco Úngaro/Pexels
Se comunicó que como respúesta a este llamado, los gobiernos de Nueva Zelanda, Reino Unido, Alemania y Francia, así como la Fundación UBS Optimus, anunciaron compromisos de financiamiento para catalizar recursos adicionales de otros gobiernos, filántropos e inversionistas privados.
“El Gobierno de Nueva Zelanda se compromete a aportar 10 millones de dólares al Fondo Global para los Arrecifes de Coral para apalancar financiamiento adicional y apoyar acciones urgentes. Animamos a otros a unirse a nosotros y ayudar a salvaguardar estos ecosistemas vitales para las generaciones futuras”, declaró E. Winston Peters, ministro de Relaciones Exteriores de Nueva Zelanda.
Más de mil millones de personas, entre comunidades costeras vulnerables, dependen de arrecifes de coral saludables para su seguridad alimentaria, protección costera y medios de subsistencia. Estos ecosistemas, aunque cubren menos del 1% del fondo marino, albergan aproximadamente el 25% de toda la vida en los océanos, sin embargo, se encuentran al borde del colapso.
Ante las sombrías proyecciones científicas para los arrecifes, en 2020, la ONU, la Iniciativa Internacional de Arrecifes de Coral (ICRI) y una coalición de socios públicos y privados establecieron el GFCR como la plataforma financiera global para los arrecifes de coral, con el objetivo de prevenir su extinción funcional y sus consecuencias devastadoras. El financiamiento sigue siendo una barrera crítica para proteger tanto los refugios de coral resilientes como para mitigar las amenazas locales.
Arrecife coralino
“La vitalidad del océano y las vidas de más de mil millones de personas están inextricablemente vinculadas a los arrecifes de coral”, comentó elEmbajador Peter Thomson, Enviado Especial de la ONU para el Océano. “En 2024, el cambio climático e impactos humanos desencadenaron el cuarto evento masivo de blanqueamiento de arrecifes de coral, el más extenso y devastador registrado. Con el tiempo para proteger estos ecosistemas agotándose rápidamente, los líderes mundiales deben actuar ahora. “Debemos asegurar un futuro sostenible para los arrecifes de coral y las innumerables vidas que dependen de ellos, antes de que sea demasiado tarde”.
La ONU indicó que el Fondo ayuda a más de 400 empresas positivas para los arrecifes y mecanismos financieros sostenibles. A 2030 tienen como meta incluyen facilitar al menos 30,000 empleos, mejorar la resiliencia de más de 20 millones de miembros de la comunidad y aumentar la resiliencia de más de 3 millones de hectáreas de arrecifes de coral, representando aproximadamente el 12.5 por ciento de los arrecifes que quedan en la Tierra.
Sin embargo, la ONU afirma que aún queda mucho por hacer para reforzar la resiliencia de los arrecifes de coral y evitar el colapso funcional, una amenaza inminente que sería devastadora para los países tanto del Norte como del Sur global.
El libro reúne a mujeres colombianas de diferentes orígenes y disciplinas que responden -con mirada femenina- al reto ambiental que propone el fenómeno global más relevante de la vida actual.
Mujeres ante el Cambio Climático: Futuro con Esperanza, recopila el trabajo de 43 coautoras que, a través de artículos ensayos y narrativas, presentan las diversas formas en que están liderando la lucha contra la crisis climática.
“Resaltan la necesidad de repensar nuestra relación con la naturaleza, enfatizando la importancia de la esperanza y la acción colectiva. Invitan a una transformación en múltiples frentes, incluyendo cambios tecnológicos, políticos y socioculturales, para enfrentar la crisis climática de manera efectiva”.
El libro fue dedicado a dos ambientalistas, Margarita Marino de Botero, ex directora del Inderena y creadora de los Colegios Verdes y Alegría Fonseca, ex representante a la Cámara y directora de la Fundación Alma. Para Elsa Matilde Escobar, editora y directiva del Foro Nacional Ambiental, las investigadoras, activistas, políticas, directoras de ONG, trabajadoras comunitarias y ambientalistas, se expresan desde una perspectiva ecofeminista, analizan y proponen visiones innovadoras para abordar los desafíos ambientales.
En este sentido, agrega que el libro reúne una multitud de voces de diferentes orígenes y disciplinas para brindar una visión holística de los desafíos ambientales que enfrentamos. Los artículos que lo componen muestran el debate contemporáneo, la investigación y la práctica en materia de género y cambio climático, constituyendo una nueva disciplina.
El libro está estructurado en cinco capítulos: Cambio climático. Re-historiar un mundo común; El ecofeminismo, una poderosa herramienta contra el cambio climático; Justicia climática, equidad y derechos humanos, debate inaplazable; Vivencias desde el territorio; Rediseñando paisajes resilientes; acciones de la sociedad civil y finaliza con un texto sobre transiciones climáticas, escrito por Brigitte Baptiste.
Otro de los enfoques es que el libro subraya la importancia de repensar la relación con el planeta; esta reconceptualización implica dejar de ver la naturaleza como un recurso inagotable para el uso humano y reconocerla como un socio y proveedor que requiere protección y respeto.
«También enfatiza la necesidad de mantener la esperanza y la motivación a pesar de los enormes desafíos que plantea la crisis, presentando ejemplos maravillosos de grupos de mujeres que defienden sus territorios y han adoptado medidas de adaptación. Llama a una transformación en múltiples frentes, que incluyen tecnología innovadora, cambios en políticas sistémicas, ruptura de paradigmas, ética y respeto por la naturaleza, así como cambios socioculturales profundos», expresa la Editora.
«Las mujeres tenemos que cambiar el camino. Es desde la gratitud, desde el amor, desde la pasión, desde la solidadaridad y la juntanza. No se puede seguir siendo dispersas y peleándose entre nosotras», Sandra Vilardy, coautora.
La publicación se presentó el martes 22 de octubre, en la Casa Humboldt, como parte de la programación de la COP16 sobre Biodiversidad que se desarrolla en Cali, Colombia, a instancias del Convenio de Diversidad Biológica (CDB) de las Nacioanes Unidas.
Elsa Matilde Escobar es química pura, especializada en matemática y administración. Estambién ambientalista y en 2017 recibió el Premio Nacional al Mérito Científico. Durante 22 años fue directora ejecutiva de la Fundación Natura. Actualmente es directiva del Foro Nacional Ambinetal donde trabaja en proyectos relacionados con el cambio climático y la sostenibilidad.
Revive el lanzamiento del libro el pasado 23 de octubre durante la COP16 en Cali, Valle del Cauca:
La COP16 comenzó sus actividades y tanto el gobierno colombiano como las directivas del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) esperan llegar al 1 de noviembre con cuatro resultados concretos. Hasta el comienzo de la COP16 solo tres países habían entregado com,pletos sus Planes Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAP), por su sigla en inglés). El Latinoamérica solo lo hicieron Colombia, México, Cuba y Surinam.
Antonio Paz Cardona /Mongabay Latam
Cali, Colombia. La ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad y la secretaria ejecutiva del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), Astrid Schomaker, dieron inicio oficial a todas las actividades de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad (COP16),que desde el 21 de octubre y hasta el 1 de noviembre se realizará en la ciudad de Cali, considerada la capital del Pacífico colombiano.
“La comunidad mundial debe aprovechar este momento para garantizar que la biodiversidad no sólo se preserve, sino que también se restaure y se valore por el papel crucial que desempeña en el sostenimiento de la vida en la Tierra. La COP16 es el momento de pasar de las palabras a los hechos. El futuro de la vida en nuestro planeta depende de ello”, dijo Schomaker.
Se estima que a Colombia llegaron cerca de 23 000 personas delegadas de 141 países que tienen participación presencial confirmada en esta cumbre. El segmento de alto nivel, donde se darán las negociaciones de los países parte del CDB, contará con la presencia de los presidentes de Brasil, Guinea Bisáu, Guatemala, Mozambique, Perú, Surinam y Haití; los vicepresidentes y viceprimeros ministros de Bolivia, Gabón, Cuba y Kenia, así como decenas de cancilleres.
Cumbre global de jóvenes que se desarrolla en la Zona Verde. Foto: UN Biodiversity
La COP16 también tendrá cuatro foros temáticos a nivel ministerial: implementación del Marco Global de Biodiversidad Kunming Montreal; financiamiento; paz con la naturaleza, y biodiversidad y cambio climático. El evento finalizará el 1 de noviembre con la sesión plenaria donde se hará el reporte, tanto de las negociaciones del segmento de alto nivel como de las conclusiones de la Zona Verde, un espacio interactivo para la participación de la sociedad civil, que espera recibir un promedio de 13 000 visitantes diarios. Según la ministra Muhamad, la Zona Verde tendrá incidencia formal en el espacio de alto nivel.
Entre las principales metas que se persiguen en esta reunión mundial está la generación de una arquitectura institucional financiera transparente para la conservación de la biodiversidad. También se espera la creación del fondo para la repartición de beneficios de recursos genéticos que están en bases de datos. Además, se busca la aprobación del programa de trabajo para los pueblos indígenas y comunidades locales, así como un análisis de los planes de acción de los países.
La ministra de Ambiente de Colombia aseguró que “en esta COP tenemos que dar las herramientas multilaterales para facilitar que los países y toda la sociedad en el mundo puedan implementar las acciones que protejan de fondo la biodiversidad”.
Schomaker espera que el 1 de noviembre se tengan, por lo menos, cuatro resultados concretos. Considera que, la creación del fondo para la repartición de beneficios de recursos genéticos, que están en bases de datos digitales, sería el primer hito de la COP16, porque abre el camino a que el sector privado mundial contribuya económicamente a través de mecanismos multilaterales, cuando se beneficia de los recursos que tienen los países.
El segundo resultado sería la generación de una arquitectura institucional financiera transparente que realmente logre acumular recursos en forma efectiva para la implementación del Marco Global de Biodiversidad Kunming Montreal.
Se espera que ese mecanismo financiero vaya más allá de la meta 19 propuesta en el Marco Kunming Montreal, que plantea un financiamiento de por lo menos 200 000 millones de dólares.
El tercer logro sería la aprobación del programa de trabajo para los pueblos indígenas y comunidades locales. “Esto implica el empoderamiento político de lo que llamamos los guardianes de la naturaleza, aquellas comunidades en la primera línea de la crisis y el cuidado de la biodiversidad en el mundo que no pueden ser simples beneficiarios de programas, sino que deben ser protagonistas políticos del proceso de conservación, tener una silla en la mesa de decisiones y capacidad de manejar recursos”, dijo Muhamad.
Primer día de trabajos en la COP16. Foto: UN Biodiversity
El cuarto resultado esperado es lograr un análisis profundo de cómo van los compromisos nacionales para cumplir las 23 metas del Marco Global Kunming Montreal en el 2030, a través de mecanismos solidarios e internacionales. Hasta el 21 de octubre, 108 países habían entregado algunas metas nacionales encaminadas a cumplir con las metas del Marco Kunming Montreal, sin embargo, sólo 35 entregaron completos sus Planes Nacionales sobre Biodiversidad (NBSAP, por su sigla en inglés). En Latinoamérica, hasta el comienzo de la COP16, sólo lo hicieron Colombia, México, Cuba y Surinam.
“Si la COP16 logra estos cuatro resultados, habrá generado un aporte significativo para la implementación del Marco Global”, aseguró Muhamad.
El gobierno de Colombia también busca impulsar la coalición Paz con la Naturaleza, que propone proteger la biodiversidad con la movilización de todos los gobiernos y de toda la sociedad. Colombia ha generado una declaración, que hará pública hacia el final de la COP16, y que espera sea firmada por varios países y sectores sociales.
“Creemos firmemente que la movilización de la sociedad es la real catalizadora del cambio y que eso hace que los gobiernos también puedan tomar decisiones políticas que no son nada fáciles”, concluyó Muhamad.
La convocatoria mundial es acogida en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Tunja y Bucaramanga. Piden al gobierno declaratoria de emergencia climática.
Decenas de jóvenes colombianos participan en la primera huelga #FridaysforFuture para exigirle al gobierno nacional acciones urgentes que mitiguen los efectos del cambio climático.
Este movimiento desarrollará una serie de manifestaciones los días viernes, en Bogotá, Medellín, Cali, Cartagena, Bucaramanga y Tunja, primeras ciudades del país donde se realizarán actividades alternas a las marchas en 100 países del mundo.
Participan estudiantes organizaciones no gubernamentales, animalistas, la Red de Universidades Públicas, la Red de Colegios Distritales, las universidades privadas, grupos ecológicos, sociales y culturales.
En la capital colombiana los jóvenes le pedirán al Ministerio de Ambiente la «declaratoria de emergencia climática» y este lunes radicarán un documento con las peticiones.
“La ONU dio un plazo para tomar acciones contra el cambio climático hasta 2030, si estas no se cumplen, no habrá otra oportunidad. Tendremos 12 años para mitigarlo, reducir los gases efecto invernadero y tomar muchas acciones más que defiendan la vida en el planeta, manifestó Diego Leal García, uno de los líderes en Bogotá. En esta ciudad, el punto de encuentro será este viernes 15 de marzo (15M) en las afueras del planetario Distrital, a las 6 de la tarde, donde aspiran reunir unos 2.500 jóvenes, quienes firmarán lo que han denominado “el gran pacto de esta generación contra el cambio climático”.
“El llamado al ministro de Ambiente, Ricardo Lozano es que asuma políticas reales frente a este fenómeno porque la casa está en llamas y si no tomamos medidas ya, mañana será demasiado tarde”, comentó.
El origen
Todo comenzó en agosto de 2018, cuando la joven sueca Greta Tintin Eleonora Thunberg, la más joven en participar en el Foro de Davos (Suiza), se cansó la poca acción de los gobiernos y comenzó su propia huelga escolar en las puertas del Parlamento sueco pidiendo a los partidos políticos que actuarán con urgencia para frenar el cambio climático.
Después, en la 24ª conferencia sobre cambio climático organizada por la ONU en Katowice (Polonia), con sus contundentes palabras impactó en los adultos y propagó un movimiento que inspiró a jóvenes de muchas naciones que han multiplicado su iniciativa por todo el mundo.
El grupo de estudiantes que organiza el movimiento en Bogotá expidió un comunicado en el que explica que esta generación se ha contagiado de justicia climática: “Cada viernes, inspiradoras estudiantes se han ido sumando a lo que llaman las huelgas por el clima o los viernes por el futuro #FridaysForFuture. Y llevan tres meses con unas movilizaciones de estudiantes masivas por Europa que ponen los pelos de punta de emoción: 75.000 personas en Bruselas (Bélgica), más de 10.000 en La Haya (Holanda) y 30.000 en Berlín (Alemania), con ecos en otras partes del mundo como Estados Unidos y Australia”.
Hoy se realizan grandes movilizaciones en toda Europa. “Quieren pruebas reales de que los gobiernos y los poderes económicos por fin van a crear un plan de políticas ambiciosas para dar respuesta a la urgencia reclamada por los científicos. ¡Y las quieren ya! Su lema es: “cambiemos el sistema, no el clima”.