A medida que el sistema observa más animales, mejora su precisión gracias a algoritmos de autoaprendizaje. Cuando se detecta una hiena, el sistema emite un breve sonido de alta frecuencia, inaudible para la mayoría de los animales y los seres humanos, pero desagradable para las hienas.
ABERDARE, Kenia – Los conservacionistas del Parque Nacional de Aberdare, en el centroccidental de Kenia, han puesto a prueba un sistema de inteligencia artificial (IA) diseñado para detectar y ahuyentar a las hienas, como parte de un esfuerzo por proteger a las crías de rinoceronte negro antes de su reintroducción en la zona.
La iniciativa, liderada por Rhino Ark Kenya Charitable Trust (Rhino Ark) en colaboración con el Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS, en inglés), tiene como objetivo restablecer una población viable de rinocerontes negros orientales en la cordillera de Aberdares, unas montañas boscosas y biodiversas situadas a casi 200 kilómetros al norte de Nairobi.
«Los rinocerontes negros prosperaron en su día en Aberdares, pero la intensa caza furtiva de la década de los 80 provocó un fuerte descenso de su población», explica Christian Lambrechts, director ejecutivo de Rhino Ark.
Añade que «aunque hemos conseguido salvar a una parte de la población, esta está superando la capacidad de los santuarios disponibles, por lo que necesitamos identificar nuevas zonas para su expansión».
Alrededor de 1000 rinocerontes negros habitan actualmente en los santuarios de Kenia, muchos de los cuales están llegando a su capacidad máxima. Por ello, los conservacionistas están poniendo sus ojos en el saliente de Aberdare, una zona rica en biodiversidad, agua y vegetación, como lugar clave para la reintroducción de los rinocerontes negros orientales.
Pero, explica Lambrechts, «antes de traer a los animales, tenemos que asegurarnos de que la zona es segura».
«Hemos tenido un caso en el que una cría de rinoceronte fue asesinada por hienas en los Aberdares. Por lo tanto, mientras nos preparamos para la reintroducción, debemos asegurarnos de que los depredadores como las hienas no pongan en peligro el éxito del proyecto», detalla.
Lambrechts, que lidera la iniciativa para reintroducir rinocerontes negros en los Aberdares, cree que, dada la gran población de hienas manchadas en el saliente, abordar la depredación de las hienas es clave para mitigar el riesgo de muerte de las crías del rinoceronte negro, que especialmente las menores de dos años son particularmente vulnerables. Las pruebas obtenidas en otros ecosistemas de África Oriental refuerzan esta preocupación.
Contra las hienas
En el Área de Conservación de Ngorongoro, en la vecina Tanzania, las entrevistas con guardas forestales y aldeanos revelaron que 87,5 % de los guardas habían presenciado ataques de hienas a crías de rinoceronte.
Para hacer frente a este reto, los conservacionistas están recurriendo a la IA desarrollada por la empresa austriaca IT-Revolutions, un sistema de disuasión automatizado que utiliza el aprendizaje automático y la tecnología de ultrasonidos para detectar y repeler a los depredadores.

Hiena manchada. Imagen: Pixabay
El sistema de IA utiliza el aprendizaje automático para distinguir entre especies, con cámaras instaladas a lo largo de los corredores de vida silvestre que vigilan a los animales que pasan.
A medida que el sistema observa más animales, mejora su precisión gracias a algoritmos de autoaprendizaje. Cuando se detecta una hiena, el sistema emite un breve sonido de alta frecuencia, inaudible para la mayoría de los animales y los seres humanos, pero desagradable para las hienas.
Actualmente en fase piloto, el sistema se supervisa las 24 horas del día. Los investigadores están evaluando tanto su precisión como su eficacia como elemento disuasorio.
«Cuanto más ve una especie, mejor funciona, incluso desde diferentes ángulos», afirma Lambrechts, quien precisa que «todavía estamos en las primeras fases. Es muy experimental».
Según el especialista, están supervisando las imágenes las 24 horas del día para verificar dos cosas: en primer lugar, si el sistema detecta con precisión a las hienas y, en segundo lugar, si el haz de sonido las ahuyenta con éxito.
Ahora que Kenia alberga la población de rinocerontes negros orientales que se recupera más rápidamente, hay mucho en juego y los conservacionistas independientes afirman que, aunque los mecanismos disuasivos basados en la IA son prometedores, es necesario actuar con cautela desde el punto de vista ecológico.
Paul Gacheru, ecólogo especializado en fauna silvestre de The Nature Conservancy, afirmó que la inteligencia artificial podría ayudar a reducir el impacto en ecosistemas frágiles, pero que debe supervisarse de cerca.
«La fauna silvestre es dinámica. Los sistemas de IA como el que se está probando en Aberdare podrían ofrecer una solución escalable, adaptándose al comportamiento de los animales en diferentes regiones y ayudando a mejorar la eficacia y la precisión de la vigilancia y la gestión de la fauna silvestre en diversos entornos», añadió.
Sin embargo, Gacheru señaló que la tecnología también podría tener consecuencias no deseadas.
«Debemos supervisar sus efectos en otras especies, especialmente en aquellas que puedan verse afectadas por los disuasivos ultrasónicos», añadió.
Gacheru considera que la prueba piloto de IA en el próximo santuario es una herramienta valiosa para la observación y la recopilación de datos. «Una herramienta que debe analizarse cuidadosamente para comprender cómo afecta al comportamiento de los depredadores y al ecosistema en general», dijo.
Steve Itela, director ejecutivo de Conservation Alliance of Kenya, se hace eco de esta cautela y afirma que interferir en la dinámica depredador-presa podría provocar cambios ecológicos no deseados.
«Para especies esquivas como los rinocerontes negros, los sistemas de IA ofrecen la oportunidad de pasar de una conservación reactiva a una proactiva», afirma. «Pero ahuyentar a depredadores como las hienas podría empujarlos hacia otros objetivos o alterar sus estructuras sociales», añade.
A su juicio, los esfuerzos de conservación deben tener en cuenta el panorama ecológico completo, incluso mientras se recopilan datos valiosos.
Los santuarios de conservación de Kenia han adoptado un conjunto de herramientas digitales, como sensores IoT, drones y cartografía GIS, para supervisar y proteger la fauna silvestre de forma más eficaz. Estas tecnologías complementan iniciativas como los proyectos contra la caza furtiva y el seguimiento preciso de la fauna silvestre.
Aunque la conservación impulsada por la tecnología está ganando impulso, el éxito de Kenia sigue dependiendo en gran medida de las personas que viven más cerca de la fauna silvestre.
En zonas como los Aberdares, donde la deforestación ha provocado históricamente una importante pérdida de hábitats, la participación de la comunidad es una fuerza poderosa para restaurar los ecosistemas y salvaguardar las especies en peligro de extinción.
«Nuestros padres no sabían nada mejor; crecimos dependiendo del bosque para obtener leña y madera, era nuestra forma de vida», afirma Daniel Kiarie Mwaura, presidente de la Asociación Forestal Comunitaria (CFA) de la estación forestal de Geta.
Mwaura asegura que los años de degradación forestal han pasado factura a la región: han secado los arroyos, intensificado los incendios estacionales, exacerbado los conflictos entre los seres humanos y la fauna silvestre y hecho que los patrones climáticos sean cada vez más erráticos.
«Pero con el esfuerzo que hemos realizado y el número de personas involucradas, estamos empezando a ver cambios prometedores en el medio ambiente».
En colaboración con conservacionistas, la comunidad ha reactivado su grupo CFA para apoyar activamente los esfuerzos de conservación, en particular para mitigar los conflictos entre los seres humanos y la fauna silvestre en las zonas donde las rutas del ganado se cruzan con las áreas protegidas.
Colaboran con Rhino Ark y el KFS para reforzar la protección de los bosques y la restauración de la biodiversidad mediante actividades de conservación prácticas, como la plantación de árboles autóctonos, la gestión de viveros, el mantenimiento de la infraestructura de cercas eléctricas y la aportación de sus conocimientos indígenas sobre el comportamiento animal a los esfuerzos de conservación en curso.
También se recluta a jóvenes de la zona para que actúen como guardabosques comunitarios del Servicio de Vida Silvestre de Kenia (KWS), realizando patrullas forestales, vigilando los movimientos de la fauna silvestre y denunciando las incursiones.

Rinocerontes. Pixabay / @Jacksonmau_
«Las personas que viven en los límites del bosque son las que están restaurando ese equilibrio», subraya Mwaura.
Aunque muchos proyectos de conservación en Kenia están dirigidos por organizaciones no gubernamentales, el gobierno desempeña un papel crucial en la elaboración de políticas, la regulación y la aprobación de proyectos.
John Chumo, secretario de Conservación del Departamento de Vida Silvestre del Ministerio de Turismo y Vida Silvestre, afirma que Kenia está adoptando un modelo de conservación holístico, que aúna a las comunidades, los grupos conservacionistas y la tecnología para proteger la vida silvestre como patrimonio nacional y motor del desarrollo económico.
«La tecnología es un complemento fundamental para nuestras herramientas de conservación. No estamos digitalizando la conservación de forma aislada, sino de manera que complemente nuestros marcos existentes y refuerce la sostenibilidad sobre el terreno», detalló Chumo.
Según el alto funcionario, la colaboración del gobierno con Rhino Ark en el Parque Nacional de Aberdare, donde se están probando barreras virtuales con sensores y GPS, forma parte de una estrategia nacional más amplia.
Esa estrategía tiene como objetivo recuperar las poblaciones de fauna silvestre y la biodiversidad, en consonancia con el objetivo mundial de las Naciones Unidas de proteger 30 % de la superficie terrestre y marina del planeta para 2030.
«A medida que se intensifican los conflictos por el uso de la tierra, la tecnología puede guiarnos hacia decisiones más precisas y basadas en datos, tanto en lo que respecta a la fauna silvestre como al bienestar humano», dijo Chumo.
Añadió que bien es cierto que las soluciones digitales ofrecen enormes posibilidades, pero que el gobierno también es consciente de los retos que plantean, como el acceso equitativo, la gobernanza de los datos y la adopción a nivel local.
«Con la rápida evolución de la tecnología, nuestro trabajo ahora consiste en evaluar constantemente los riesgos sociales y medioambientales», dijo, «para garantizar que la tecnología esté al servicio de las personas, apoye la biodiversidad y funcione en consonancia con los sistemas de conocimientos indígenas».
Los preparativos en el santuario de rinocerontes de Aberdare están en marcha, aunque aún no se ha confirmado el calendario exacto para la reintroducción de los rinocerontes negros.
Según Lambrechts, cada rinoceronte llevará un collar con GPS a su llegada para controlar sus movimientos y su bienestar:Esa será la siguiente fase, por ahora, nos centramos en garantizar que el hábitat esté listo: comida, agua y, lo más importante, protección contra los depredadores.
El conservacionista cree que se está produciendo un cambio de estrategia, pasando de reaccionar ante los riesgos a anticiparlos y prevenirlos, impulsado por un modelo de disuasión no letal.
«Ya no se trata solo de vallas y patrullas, se trata de integrar la conservación tradicional con nuevas herramientas para dar a los rinocerontes una oportunidad real, incluso en lugares donde los depredadores forman parte del paisaje».
Imagen superior: Técnicos instalan el sistema de detección de IA dentro del Parque Nacional Aberdare, en Kenia, mientras guardabosques del servicio de la vida silvestre observan. La iniciativa, aún en fase piloto, está destinada a apoyar la protección de las crías de rinocerontes negros de los ataques de las hienas. Imagen: Chemtal Kirui / IPS.
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