Indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta se reunieron este 22 de abril en sitios ceremoniales como homenaje al planeta.
Recorrieron varios lugares sagrados que hacen parte de la Línea Negra y dejaron pagamentos, mensajes y reflexiones sobre la relación con los ecosistemas donde habitan.
Para las cuatro comunidades que habitan la sierra, Arhuacos, Wiwa, kankuamos y koguis, esta es concebida como el ‘corazón del mundo’ regido por una ley de origen o conjunto de normas que instituyen el orden social, cultural y territorial.
Esta ley se enmarca en la Línea Negra o zona teológica que como frontera invisible delimita el territorio ancestral y comprende 17 municipios y un Distrito en los departamentos de Magdalena, Cesar y La Guajira, con 3 millones de habitantes.
Dentro de la Línea Negra están los sitios ceremoniales o espacios sagrados donde los mamos, las autoridades y comunidades realizan los pagamentos u ofrendas en sitios específicos, dictados por la ley de origen para mantener la vida y el equilibrio.
Movilización por el equilibrio
Ati Quigua, integrante de la comunidad arhuaca y concejal por Bogotá, denunció cómo la Sierra Nevada, que abastece a un ‘Caribe sediento’, ha sufrido el extractivismo agrícola ya que en 25 municipios de los 23 que tiene el departamento del Cesar, están sembrados en palma africana.
«Allí prevalece una ‘geopolítica del hambre’, como es La Guajira que en nombre del progreso ve morir los niños de las mujeres wayuu».
En un mensaje audiovisual destacó: “Separarnos de la naturaleza ha sido la pero equivocación de la humanidad, hoy queremos corregirlo desde nuestros procesos, organizaciones y movilización cultural. Este es un paso para devolver la dignidad a la tierra. El pueblo arhuaco hace un pagamento, que es una relación consciente de reciprocidad con el agua, la tierra, el aire, el sol”.
Afirmó que esa movilización cultural se realiza para llevar alegría a una nación enferma y sumida en una profunda violencia.
“Hace falta amor, hace falta renovarse para vivir en paz con la tierra. Pido que la agenda pública pueda ayudar a restablecer la democracia agonizante a una democracia vital. donde haya el derecho natural al agua o a la tierra sin distingo de ideologías o estratos sociales”.
Invitó a la academia a un diálogo de saberes y criticó a los dirigentes políticos que se han entregado a las grandes corporaciones que lastiman a los ecosistemas como la Sierra Nevada de Santa Marta.
Foto exterior: Saday Rosado