Según el Libro Rojo de Aves, hay escasos registros en la Sabana de Bogotá. No se ha vuelto a ver en Medellín, Salento y el lago de Tota. La pérdida de hábitat es su principal amenaza.
El doradito lagunero fue observado cerca a al Centro de Estudios e Interpretación del Bosque Andino Surcolombiano, en la cuenca alta del río Las Ceibas, en Neiva, Huila, por miembros de la Asociación Ornitológica de ese departamento (Asorhui) y personal del proyecto Cuenca Río Las Ceibas que ejecuta la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM).
Está clasificado bajo la categoría de amenaza En Peligro Crítico (CR), es decir, es una especie que enfrenta un riesgo de extinción extremadamente alto en estado de vida silvestre.
Se distribuye por los Andes a lo largo de la franja subtropical, desde Colombia hasta Argentina, entre los 1.500 y 3.500 m.s.n.m..
¿CÓMO ES?
- El Catálogo de Biodiversidad de Colombia indica que el doradito lagunero o doradito oliváceo (Pseudocolopteryx acutipennis) mide 11 centímetros aproximadamente.
- Es el único atrapamosca colombiano pequeño en tierras altas, con partes superiores esencialmente uniformes y amarillo brillante por debajo. El macho ocasionalmente canta desde la punta de un junco o en vuelo.
- Describe que es común verlo solo o en parejas en áreas como humedales, especialmente en los bordes de parches de juncos o enea. Se posa cerca de la superficie del agua y sale para cazar insectos en vuelo a poca altura o entre los juncos, es muy conspicuo, dice al citar como fuente a la Asociación Bogotana de Ornitología (ABO).
¿Por qué ha desaparecido?
“La principal amenaza de esta ave es la pérdida de hábitat que corresponde a ecosistemas como humedales y pantanos, sumado al desconocimiento sobre el comportamiento, distribución y estado de las poblaciones”, explicó Fredy Alberto Anturi, coordinador de Cuencas Hidrográficas de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena, CAM.
Según datos del Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SIB) para el Huila, existe un reporte de la especie en la Reserva Natural Meremberg, del municipio de La Plata, sobre la Cordillera Central, en el año 2014. Este sería el segundo avistamiento de la especie en el departamento y el primero sobre la cordillera Oriental.
“De ahí el interés en profundizar la investigación sobre esta especie en la cuenca del río Las Ceibas, con el objetivo de fortalecer líneas base de información y de esta manera establecer lineamientos claros de conservación para esta especie amenazada”, comentó Anturi.
En Colombia, la especie habita cerca de humedales andinos y ha sido vista principalmente sobre las cordilleras Central y Occidental, existiendo algunos registros sobre la Cordillera Oriental en los departamentos de Nariño, Putumayo, Tolima, Quindío, Risaralda, Caldas, Cauca, Antioquia, Cundinamarca y Boyacá.
Restauración en Las Ceibas
La cuenca hidrográfica del río las Ceibas presenta bosque húmedo montano y bosque seco tropical, y es la que abastece de agua a Neiva, capital del Huila.
Durante la jornada de avistamiento, además de tres individuos de doradito lagunero, se reportaron 61 aves más.
La CAM asegura que gracias al proceso de restauración ecosistémica que se presenta en la parte alta de la cuenca del río Las Ceibas, se han encontrado especies en peligro crítico y de las cuales no se tenía registro.
En los últimos meses también se ha logrado registrar oso andino y pato de torrente, que dan cuenta del estado de conservación del lugar.
«Actualmente se realizan procesos de restauración y cuidado de la cuenca con particular interés en la biodiversidad, en coordinación con la Gobernación del Huila, la Alcaldía y las Empresas Públicas de Neiva, así como diferentes grupos comunitarios», informó la entidad.
¿Qué dice el Libro Rojo de Aves?
Para los humedales de la Sabana de Bogotá los registros de doradito verdeolívaceo son escasos y han sido únicamente para el humedal Juan Amarillo, Jaboque y La Florida. También en Fúquene y uno en el lago de Tota, Boyacá (2010), indica el Libro Rojo de Aves de Colombia, Vol. II, editado por la Universidad Javeriana y el Instituto Humboldt.
“En la última década del siglo pasado, la especie fue registrada en pequeños números en la Sabana de Bogotá, localidad de La Florida, y una pareja fue observada en el humedal La Conejera entre 1996 y el 2000. En septiembre de 2015 se observaron tres individuos de la especie y en noviembre de 2015, uno en los meandros aledaños al río Bogotá, cerca de la vía Indumil (Soacha). En cercanías de Medellín (Antioquia), la especie no ha vuelto a ser observada, como tampoco en la región de Salento (Quindío)”.
Consigna, que más recientemente solo se avistó un individuo en el humedal Juan Amarillo y que en salidas efectuadas en marzo y septiembre de 2015, no se vio nuevamente la especie, posiblemente debido a la alteración que ha sufrido el humedal en el sector cercano al río Bogotá, por las construcciones aledañas.
«Los humedales de las Sabana de Bogotá y el lago de Tota han sido sometidos a presiones antrópicas que han afectado las poblaciones. Situación similar ocurre en el humedal de la Florida. Las actividades de recreación activa, viveros y fábricas que generan un alto impacto en el ecosistema, afectan a la avifauna residente”, indica el Libro Rojo de Aves al atribuir lo anterior a las investigaciones (2003) del profesor Thomas Van Der Hammen y el biólogo experto en humedales Byron Calvachi.
Estas actividades han reducido la cobertura y tamaño del junco (Scirpus californicus) que al parecer favorece la presencia y abundancia de la especie, dado que los registros con mayor abundancia han sido en el humedal la Florida, donde la cobertura de junco es mayor a dos hectáreas respecto a otros humedales de la sabana de Bogotá, relata el texto.
En el item sobre la historia de vida, indica: “No hay información para la especie en el país”.
Recientemente los 11 humedales de Bogotá fueron designados como sitios Ramsar para enfatizar en la necesidad de conservarlos.
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