Tras el fracaso de las ‘Metas Aichi’, la Conferencia de las partes del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), realizada en Montreal, acaba de adoptar un nuevo mecanismo que apunta a disminuir la pérdida de biodiversidad a 2030.
Las decisiones tomadas en Montereal, Canadá, entre estas, el llamado 30×30 comprome al mundo a enfocar su esfuerzo en los siguientes ocho años: a 2030 el 30% de ecosistemas degradados en tierra y mar deberán ser restaurados y el 30% de áreas terrestres y marinas tendrán que ser conservadas y administradas.
Lo consigna el Acuerdo Kunming-Montreal, logrado el pasado 19 de diciembre en #Canadá, tras 10 días de deliberaciones, en la decimoquinta reunión de la Conferencia de las Partes (COP-15) del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB), realizada entre el 9 y 19 de diciembre en Montreal, Canadá, con presencia de representantes de 196 países.
Colombia tuvo participación a través de los delegados y negociadores del Ministerio de Ambiente y sus institutos de investigación, también con asistencia de organizaciones conservacionistas y empresariales.
Presidente de la COP15 Huang Rinqiu cierra la Conferencia con nuevo acuerdo. Imagen: UN
Esta Conferencia de las Naciones Unidas se caracteriza por ser un encuentro de carácter mundial, equivalente a las COP de cambio climático, solo que de biodiversidad.
Al tiempo convocó la Décima reunión de la Conferencia de las Partes que actúa como reunión de los miembros del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad (COP-MOP 10), y la Cuarta reunión de la Conferencia de las Partes que actúa como reunión de las Partes en el Protocolo de Nagoya sobre Acceso a los Recursos Genéticos y Participación Justa y Equitativa en los Beneficios que se Deriven de su Utilización (NP-MOP 4 ) en Kunming, China pues efectuó en dos partes.
Para realizar un evento de esta magnitud, antes de la Conferencia se efectuaron una serie de encuentros previos en los que los países iban señalando el camino. Fueron cuatro los años de preparación, incluidos dos de pandemia. El primer borrador del marco fue publicado en julio de 2021 y según el Convenio de Diversidad Biológica se basó en las lecciones aprendidas del Plan Estratégico para la Biodiversidad 2011-2020 y sus Metas de Aichi para la Biodiversidad.
La COP15 buscaba la adopción de un nuevo marco global de biodiversidad posterior a 2020. ¿Para qué? Para que el mundo tenga una visión estratégica y una hoja de ruta global para la conservación, protección, restauración y gestión sostenible de la biodiversidad y los ecosistemas para la próxima década, indica el CDB.
“También porque, tal y como lo explica WWF, “los objetivos y metas negociados en 2010 en Aichi, Japón, vencieron en 2020 por lo que es necesario renovarlas para avanzar la agenda de biodiversidad y atender las causas de su pérdida”. (Ver infografía)
“Diez años después de este plan hacemos una reflexión y vemos que es mínimo el cumplimento de las metas porque fueron establecidas con instrumentos de falencias, muy endógenas, nunca incluyó a los sectores, no tuvieron compromisos, no miraban el desarrollo sectorial, no había indicadores, financiación, recursos e implementación”, expresó Rodrigo Moreno de la Oficina de Asuntos Internacionales, Política y Cooperación del Instituto Humboldt.
El nuevo marco global
La Unión Internacional para la Naturaleza (UICN) expresó que el Acuerdo marca un paso importante, en la dirección correcta, ‘aunque no vaya tan lejos como nos hubiese gustado’ y aplaude el 30×30 y pide que las Áreas Clave área la Biodiversidad se incluyan en ese 30%.
“Resulta alentador que, a partir de ahora, el componente relativo a las especies obligue a actuar para detener la extinción de las especies amenazadas y a reducir diez veces el riesgo de extinción para el 2050. En cambio, el componente de los ecosistemas es decepcionantemente débil ya que no establece ningún mandato para detener la pérdida de la superficie cubierta por ecosistemas naturales, ni para reducir el riesgo de colapso de los ecosistemas”.
WWF afirma que ve con buenos ojos el objetivo del acuerdo de conservar al menos el 30% de la tierra, agua dulce y océanos del mundo, que respeta los derechos de los pueblos indígenas y comunidades locales y reconoce las contribuciones de los territorios indígenas y tradicionales en el objetivo de esta meta.
Sin embargo, alerta que el objetivo acordado de revertir la pérdida de la biodiversidad en 2030 podría verse socavado si no se tratan adecuadamente a nivel nacional cuestiones tan importantes como la protección de ecosistemas intactos y la lucha contra la producción y consumo insostenibles.
Marco Lambertini, director general de esta organización Internacional afirma que el acuerdo representa un hito importante para la conservación del mundo natural, y la biodiversidad nunca ha estado en un lugar tan alto en la agenda política y empresarial, pero puede verse socavado por una implementación lenta y falta de movilización de los recursos prometidos y carece de un mecanismo obligatorio para que los gobiernos adopten medidas más ambiciosas si no se logran los objetivos.
“Ahora tenemos que ver la implementación inmediata de este acuerdo, sin excusas ni retrasos: la naturaleza y todos los que dependemos de ella para nuestro sustento, economía y bienestar hemos estado esperando demasiado, ya es hora que la naturaleza prospere de nuevo. Los gobiernos han escogido el lado correcto de la historia en Montreal, pero la historia nos juzgará si no cumplimos la promesa que hicimos hoy”
¿Y el 70% restante?
Para Ecologistas en Acción, el Marco Global de Biodiversidad aprobado no aborda la raíz de las causas de la pérdida de biodiversidad. Considera que la causa de la crisis de la biodiversidad es un sistema que coloca las ganancias y el poder de las corporaciones sobre las personas y la naturaleza y permite que los intereses corporativos influyan en los resultados: Al no incluir suficientes mecanismos para atajar esas raíces el acuerdo no será capaz de frenar la pérdida de biodiversidad.
“La UE, otros países como Canadá, e incluso algunas organizaciones sociales y ambientales, pusieron siempre el foco del Marco Global en la protección del 30 % de las áreas marinos y terrestres antes de 2030, y esta Meta se ha aprobado. Sin embargo, para Ecologistas en Acción, más importante que el porcentaje del área a proteger era que los espacios protegidos tengan adecuados planes de gestión y que realmente se apliquen, algo que no se ha incluido suficientemente en el acuerdo. Si proteger el 30 % de los espacios naturales permite destruir el 70% es evidente que no es un buen acuerdo”.
Esta ONG, en colaboración con la CBD Alliance, ha defendido que la estrategia debía actuar sobre las causas subyacentes de la pérdida de biodiversidad, con compromisos contundentes para reducir la huella ecológica, y asumir medidas más ambiciosas como reducir el uso, no solo la peligrosidad, de los pesticidas o aplicar el principio de precaución a la biotecnología. “Medidas de gran calado que implican soluciones para la totalidad de la superficie planetaria y no solo una porción de la misma”.
SEO/Bird Life declara que el acuerdo no refleja la voluntad con la que los países habían llegado a la Cumbre, bajo presidencia de China. “Parecía haber un consenso generalizado sobre la necesidad de que el mundo se dotara de un marco de actuación global muy ambicioso, con objetivos claros y medibles. Sin embargo, en las negociaciones del acuerdo, quedó claro que esto no sería posible. El texto final propuesto por la presencia china y aprobado sin debate de cada una de sus partes, adolece de concreción y cuenta con demasiados claroscuros”.
Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife: “en primer lugar, hemos de valorar que, por fin y tras años de retraso, el mundo cuente con un marco de acción común para detener la pérdida de biodiversidad. Hay avances relevantes en materia de conservación como, por ejemplo, el objetivo 30×30: el compromiso de proteger y conservar el 30% de la tierra y los océanos para 2030. También se han puesto encima de la mesa soluciones sobre financiación, eliminación de subvenciones perjudiciales, respeto de derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales o igualdad de género”.
Considera que al Marco le faltan detalles y el lenguaje vago utilizado en algunas partes del texto no ayudan.
Juan Carlos Atienza, responsable de Gobernanza Ambiental de la misma organización, explica que tras dos años de retraso se ha alcanzado el mejor acuerdo posible, pero tal vez no el acuerdo que necesitaba el planeta: “El acuerdo mezcla metas altamente ambiciosas con otras demasiado suaves en aspectos clave para detener la pérdida de biodiversidad. En cualquier caso, las deficiencias del texto podrían solventarse si se aprobase de forma rápida una hoja de ruta detallada que especifique cómo se van a cumplir cada uno de los objetivos y metas. Además, sería beneficioso si la periodicidad de las COP de la CBD pasasen a ser anuales como en el caso del clima o como mucho bianuales lo que permitiría ir haciendo correcciones en el caso de que la Marco Global para la Biodiversidad se muestre insuficiente”.
Sobre la financiación
Respecto al paquete de financiación aprobado para la conservación mundial, en los países en desarrollo, WWF celebra el compromiso de los gobiernos de eliminar los subsidios perjudiciales para la naturaleza y el de aumentar, sustancial y progresivamente, el nivel de los recursos financieros de todas las fuentes en 2030, movilizando al menos 200 mil millones de dólares por año. Esto significaría duplicar la cantidad propuesta en 2020. Otro logro importante es el compromiso de 20 mil millones de dólares en los flujos financieros internacionales en 2025 y 30 mil millones para 2030.
Lin Li, directora senior de Política e Incidencia de WWF Internacional agregó: “La misión del acuerdo de detener y revertir la pérdida de biodiversidad en 2030 tiene el nivel de ambición adecuado, pero si sumamos los objetivos y metas, por sí solos no son suficientes para conseguirlo”
Cita como ejemplo que carece de un objetivo numérico para reducir la insostenible huella de carbono de la producción y el consumo. “Esto es decepcionante y requerirá que los gobiernos tomen medidas a nivel nacional. Sin embargo, estamos esperanzados, hace dos semanas teníamos una montaña de diferencias que resolver. Hoy nos vamos con un acuerdo que empieza, al menos, a sanar nuestra relación con la naturaleza”.
Ahora lo que sigue, advierte la organización, es que los países cumplan con el Acuerdo de Kunming-Montreal, lo que incluye traducirlo a ambiciosos planes nacionales y políticas proporcionales con la escala de la crisis de la naturaleza. Los países deben actualizar sus estrategias nacionales de biodiversidad y los planes de acción para alinearlos con el objetivo mundial de revertir la pérdida de biodiversidad para 2030.